Por Roberto Álvarez Mur
Luego de que el sistema de moratoria previsional –instaurado en 2005 por el gobierno de Néstor Kirchner– alcanzara casi un 97% de cobertura jubilatoria para los argentinos y argentinas en los últimos años, el actual titular de ANSES, Emilio Basavilbaso, anunció que este esquema verá su fin el próximo 18 de septiembre. Según un cálculo realizado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) en base a datos tomados del censo 2010 sobre quienes este año estén en edad de jubilarse, la pérdida del sistema de moratorias dejará afuera a unas 141.827 personas, que no podrán alcanzar los aportes requeridos para tramitar su jubilación.
“De los potenciales jubilados, quienes cumplen la edad jubilatoria este año –60 años las mujeres y 65 años los hombres–, y aparecen censados en 2010 como trabajadores no registrados, desocupados, o no han completado sus aportes, no se van a poder jubilar”, dijo a Contexto Julia Strada, politóloga y realizadora –junto a Hernán Letcher– del informe publicado por el CEPA.
“Hay que entender que la moratoria es el reconocimiento de un derecho de los trabajadores, más allá de su condición. Ocupados, asalariados, registrados o no. El fin de la moratoria va a significar que mucha gente va a quedar afuera”, dijo Strada, y agregó: “El cálculo es una estimación. Lo bueno sería que la ANSES haga su cálculo y lo publique. Hay datos que sólo maneja ese organismo, como es el caso de quienes sí tenían aportes, que sí trabajaron como asalariados formales, pero que aun así no llegarían a completar los aportes”.
En tanto, Basavilbaso argumentó la finalización del esquema de moratorias bajo la idea de que sería “injusto que la gente que contribuye reciba lo mismo que la gente que no contribuye”, y agregó: “Queremos que haya una jubilación universal y que tenga una parte contributiva que premie a la gente que puso dinero en el sistema”, en base al argumento de “poner incentivos para que la gente tenga trabajo en blanco, incentivos tanto para trabajadores como empleadores”.
Según explicó Strada, la nueva dirección de ANSES bajo el macrismo viene a sugerir la posibilidad de jubilarse a través del sistema público con haberes básicos a aquellos trabajadores de menores recursos o que no reúnan la cantidad de aportes necesarios, mientras que al mismo tiempo habilitaría un “sistema de capitalización paralelo para los estratos de mayores ingresos (en sistema público o tal vez privado)”.
“Para ellos, los que aportan treinta años y los que no lo hacen no pueden tener igual trato. Para ellos, la equiparación de condiciones jubilatorias es un objeto de crítica, y proponen que haya mayor proporcionalidad. Además, y esto es lo que más enciende las alarmas, proponen que se premie una parte contributiva”, aseveró la especialista del CEPA. Esto apunta a que quienes tienen mayor alcance adquisitivo puedan acumular intereses, como proponían en su momento las AFJP, donde cada uno tenía su propia caja de ahorro.
Este es el esquema básico que Basavilbaso puso de manifiesto con su plan de “pensión universal a la vejez”, visto con preocupación por el CEPA. “Esta nueva propuesta de ANSES parece querer compensar el fin de la moratoria. Es un proyecto que apunta a que los que no llegan a jubilarse no tengan un retiro jubilatorio normal, sino una pensión que está más cerca de ser un subsidio. No por ser un trabajador, sino por ser pobre. Nosotros sostenemos que esto se parece muchísimo a las políticas de los noventa del Banco Mundial”.
En 2005, en el país un había 65% de coberturas jubilatorias, y luego de la implementación de la moratoria previsional por parte del kirchnerismo se llegó al año 2014 con un total cercano al 97%, lo que significó casi la universalidad de la cobertura previsional. “En las moratorias, además, tuvieron mucho que ver el ingreso de mujeres que fueron amas de casa durante toda la vida, y en la primera moratoria fueron un 73% y en la segunda un 83%. Estamos hablando de 500.000 personas”, remarcó Strada.
Volver a los noventa: el fantasma de la privatización
El fin de la moratoria previsional y la universalidad jubilatoria se enmarcan en un contexto particular, donde la caja de seguridad social se ve afectada por la falta de aporte patronal y la caída de aportes ante la masiva ola de despidos producida en los últimos meses en el sector público y privado. En este escenario, el recorte y la erosión del sistema de seguridad social estatal representa una pieza clave en el horizonte del macrismo.
“Hay que recordar que durante los últimos doce años la discusión central fue sobre cómo hacer que todos los trabajadores pudieran aportar con el sistema para que la caja de seguridad social pueda aguantar el pago de todos los haberes. Y, ahora, lo que hacemos es retroceder casilleros”, señaló Julia Strada, quien mostró su perspectiva sobre cuál es el posible objetivo de fondo de la nueva gestión de la ANSES respecto del nuevo escenario jubilatorio.
“En realidad, y esto es una hipótesis, como ellos están previendo que van a tener menos recaudación en la caja de seguridad social, están pensando en una pensión universal que no se financie con la seguridad social, sino, en todo caso, con los impuestos. Que se financie con la caja de recaudación impositiva que no tiene que ver con las recaudaciones laborales”.
Strada agregó: “Haciendo una proyección a futuro de qué pasaría, no me extrañaría que, con un sistema de seguridad social más achicado y menos capacidades para cubrir, aparezcan las propuestas de privatización para tener un mejor gerenciamiento de la caja de seguridad social”.
Por lo pronto, la ANSES no brindó mayores detalles sobre su próximo plan de cobertura, y para el próximo 18 de septiembre más de 140 mil argentinos y argentinas –al menos– no podrán jubilarse.
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