Por Luis Rivera (enviado especial a Cuba)
Antonio Eduardo Becali Garrido es el presidente del Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación (INDER) de Cuba, una suerte de Ministerio de Deporte de la isla que coordina toda la actividad deportiva de un país que es potencia en la materia, tanto en la faz recreativa e inclusiva, como en el alto rendimiento.
En un alto de la convención de la VI Convención Internacional de Actividad Física y Deportes, AFIDE 2015, en la que la Facultad de Periodismo y Comunicación Social tuvo una fuerte representación con la presentación de cinco trabajos de investigación en el campo del periodismo deportivo, el funcionario cubano se explayó sobre el fenómeno del deporte en su país, del proceso histórico que vive desde la Revolución en 1959 y cómo ha asumido el desafío de mantener el deporte como una herramienta de desarrollo humano y de inclusión social.
– El deporte masivo es nuestra razón de ser y está en nuestro ADN de lo que entendemos como el deporte para todos. Nos importa que todos los cubanos puedan tener su actividad física, recreativa o deportiva, antes que cualquier otra cosa.
– Usted habla siempre de deporte masivo. ¿Cuál sería su definición?
– El deporte masivo es nuestra razón de ser y está en nuestro ADN de lo que entendemos como el deporte para todos. Nos importa que todos los cubanos puedan tener su actividad física, recreativa o deportiva, antes que cualquier otra cosa. Porque allí están las personas. Después, si hay talento y las condiciones se dan, están los deportistas. Pero antes están las personas. La base de nuestra tarea son los cubanos personas, no los cubanos deportistas. Estos llegan después. Y si no llegaran, cada cubano puede continuar su actividad física para sentirse una mejor persona.
– Se entiende, entonces, que debe haber una puja permanente entre el deporte masivo y la instancia del alto rendimiento.
– No pensaría que hay una puja o un enfrentamiento, sino más bien una actitud complementaria de uno con el otro. El alto rendimiento tiene una pirámide clara y comienza desde la misma familia de cada hogar cubano. Pero no como una búsqueda en sí misma, sino en la consecuencia de que millones de cubanos accedan a la actividad física y luego prueben sus capacidades en una disciplina de alto rendimiento. Después llega la planificación para que esos talentos se puedan expresar en la alta competencia. Pero la base de ello es el deporte masivo que es nuestra forma de ser. Es para todos. Lo asegura nuestro espíritu. Queremos formar buenas personas y luego buenos deportistas. Pero, antes que nada, buenas personas.
– ¿Cómo se instrumenta ese programa?
– Empezamos desde la institución familiar. Allí mismo. Cada cubano empieza a hacer su actividad física al año o a los dos años de vida. No esperamos a la educación primaria, sino que lo hacemos desde antes, apostando a una formación integral. Cada madre recibe una capacitación específica para que, cuando llegue a su casa, pueda interactuar con sus hijos en su casa. Después sí, cada niño se suma a la práctica deportiva en el espacio de la escuela hasta que egresa de la Universidad, sin importar si es recreativa o competitiva. Y otro tema importante es que sigue habiendo actividades físicas por fuera de la currícula, después de las diecisiete horas, en cada barrio, de manera que todos puedan estar abarcados por esta política social.
– ¿Quiénes están a cargo de este plan?
– Lo bueno de esto es que lo hacemos con los profesionales que el Estado cubano forma. Quienes están a cargo de la educación de nuestros chicos y jóvenes son todos licenciados en Deportes o en Educación Física. No hay ningún improvisado, porque entendemos que eso garantiza una formación eficiente del pueblo cubano. Lo mejor que tenemos es el recurso humano, y por eso podemos mantener este alto índice de participación deportiva.
Tenemos claro lo que queremos y lo que nos exige nuestro programa. Lo que nos inspira es el mandato que sale de la Revolución.
– ¿Y cómo sobrellevan esto con los graves problemas que derivan del bloqueo económico que sufren desde hace décadas?
– Es verdad que nos falta mucho en lo económico y eso nos genera graves problemas. Pero no podemos quedarnos en eso. Tenemos claro lo que queremos y lo que nos exige nuestro programa. Lo que nos inspira es el mandato que sale de la Revolución. Lo dijo Fidel: “Queremos llevar el deporte y la actividad física a cada barrio, a cada escuela, a cada pueblo. Y no vamos a parar hasta lograrlo”. En eso estamos. Buscamos que nuestros chicos y jóvenes jueguen beisbol, baloncesto, fútbol, hagan atletismo o practiquen judo. O que vayan a bailar, o a hacer circo, o que hagan recreación. Nadie se queda sin hacer actividad física y siempre con un profesional al lado que sale y fue formado por nuestras Universidades. Otra frase de Fidel que nos mueve es “Hasta que todos nuestros chicos, nuestros jóvenes, nuestros adultos mayores, tengan asegurada su práctica deportiva, la Revolución estará incompleta”.
– ¿Compensan las dificultades económicas con el aporte humano?
– Nuestro principal recurso es el humano. No debemos olvidar que aquí todo está bajo el control y la supervisión del Estado. Y eso nos permite centralizar todo en nuestro programa de educación. Entonces, no esperamos a la escolaridad primaria, sino que gracias a nuestros licenciados en Educación Física podemos darles las mismas herramientas a todos. Es verdad que tenemos problemas económicos, de presupuesto, pero el Estado garantiza y garantizará que cada cubano practique deporte, haga actividad física o tenga su momento de recreación cuando quiera, cuanto quiera y cerca de su casa.
– ¿Y cómo explica que, pese a esas dificultades económicas, el deporte cubano se haya mostrado como potencia en el mundo?
– Es verdad que el bloqueo nos ha complicado mucho. Tanto como esperábamos o quizás más. Y en el deporte de alto rendimiento esas dificultades se notan mucho más porque hay que salir a competir por el mundo y estar a la altura de las potencias que tienen recursos que nosotros no tenemos. Y tras la caída del Muro de Berlín y del bloque soviético, todo ha sido mucho más difícil. Por eso el Estado cubano se ha centrado en asegurarles y garantizarles a todos los cubanos el acceso al deporte. Entendemos el deporte como un derecho inalienable de todos nuestros habitantes. Y eso nos posibilita tener una enorme cantera para buscar a los deportistas que luego nos representarán a nivel nacional e internacional. Después, todo lo hacen la disciplina y el talento de nuestros deportistas.
– ¿En qué etapa se encuentran hoy?
– Con la Revolución, en 1959, la idea era llegar a cada rincón posible para que todos hicieran deporte. Entre 1960 y 1970, había que construir la base de deportistas que nos dieran luego calidad. Desde 1970 se hizo hincapié en la competencia internacional y en la especificación deportiva. Entre 1980 y 1992 se dio la etapa del liderazgo regional y la lucha a primer nivel mundial. Entre 1990 y 2002, las complicaciones económicas nos alejaron de la élite mundial. A partir de 2004 comenzó la lenta etapa del resurgimiento y la construcción de la nueva base para el desafío mundial. Todo esto a nivel del alto rendimiento. Pero lo importante es que nunca se descuidó el deporte masivo. El PBI cubano reconoce al practicante deportivo y no al atleta, porque, como dije, esa es nuestra filosofía. Igualmente, creemos que grandes resultados generan mayores desafíos y ganas de emular a nuestros grandes deportistas. Por eso nosotros llamamos “glorias” a nuestros campeones y tienen ese reconocimiento por parte del Estado.
Nosotros no tenemos, por la intervención del Estado, el problema que sí tienen otros países de nuestra América, de jóvenes o adultos que se quedan afuera de la práctica del deporte. Pero sí vemos, no sin preocupación, que la tecnología nos puede atacar en cualquier momento.
– Una cosa que se nota es la baja tasa de obesidad en los cubanos. ¿Es consecuencia de esa práctica?
– Nosotros no tenemos, por la intervención del Estado, el problema que sí tienen otros países de Nuestra América, de jóvenes o adultos que se quedan afuera de la práctica del deporte. Pero sí vemos, no sin preocupación, que la tecnología nos puede atacar en cualquier momento. Sería un grave retroceso que nuestros jóvenes se plegaran a una vida más sedentaria que vemos en otras sociedades. El desafío de nuestro programa es que eso no pase. Y nuestros profesionales formadores están capacitados para evitar eso. Cuba tiene el mejor promedio del mundo en profesionales de la Educación Física por habitante. Antes de la Revolución había uno cada diez mil y hoy hay uno cada 308 habitantes. Eso nos asegura que todos tengan su actividad física y de calidad.