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EL G20: militarización extrema y persecución política

Por Stella Calloni

Quince días antes de comenzar la Cumbre de los presidentes del G20, los habitantes de Buenos Aires y el país estamos viviendo bajo un verdadero estado de conmoción y no resulta casual que repentinamente se produzcan “atentados” como el que sucedió en el Cementerio de la Recoleta el pasado martes, supuestamente protagonizado por una mujer, quien resultó herida, y un hombre pertenecientes a grupos también supuestamente “anarquistas”; y luego en la casa del juez Claudio Bonadio, especialista en el armado de causas para utilizarlas como forma de persecución política contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, su familia y los exfuncionarios de su gobierno.

La causa de las fotocopias de unos cuadernos cuyos originales no aparecen es un escándalo jurídico. No existe en el mundo un juzgado que comience a actuar en base a fotocopias, resultando imposible dar veracidad a la fuente. A esto se agregan las decenas de los llamados a declarar: empresarios y otros supuestamente vinculados por un chofer de un exfuncionario, quien habría escrito un “diario de actividades” –en el estilo en que lo hacen los agentes de inteligencia– en varios cuadernos que –¡oh casualidad!– después quemó y donde figuran serias irregularidades de fechas y otras. Además, entre los indagados se selecciona quién va ilegalmente preso en forma preventiva, violando las normas jurídicas, si se niega a acusar a la expresidenta y al conjunto de personas acusadas sin pruebas en una persecución política, mediática y judicial que no tiene precedentes de esta magnitud en la historia nacional.

Ahora estamos asistiendo a una ficción de presunto terrorismo. Aparecen desde la nada los grupos anarquistas, que en Europa y otros países del mundo protagonizan hechos violentos en este tipo de cumbres, para desautorizar y desmovilizar a las grandes y pacíficas manifestaciones populares de protesta. Todos los pueblos del mundo saben que en estas aparatosas reuniones pierden irremediablemente los pueblos. Por lo tanto, especialistas en contrainsurgencia han denunciado que estos “grupos anarquistas” están infiltrados –si no creados– por las inteligencias de los diversos países, como hiciera en otro tiempo la Organización del Atlántico Norte (OTAN) creando “ejércitos secretos” para producir atentados de falsa bandera que luego acusaban a grupos de extrema izquierda, como denunció con documentos precisos el investigador suizo Daniel Ganser (Los ejércitos secretos de la OTAN, 2005). Estos atentados de falsa bandera son tan viejos que ya no deberían sorprender a nadie. En Argentina, en las operaciones comenzadas alrededor de la próxima Cumbre del G20 no solamente hay supuestos “anarquistas” detenidos, sino jóvenes con también supuestas “conexiones terroristas”. Bajo el control de los servicios de seguridad israelí, elegidos para “cuidar la cumbre” por el gobierno de Mauricio Macri, se ha colocado en la mira a la comunidad árabe local y los islamitas, después de que la derechista Delegación de Asociaciones Israelitas-Argentinas (DAIA) denunciara –por una llamada “anónima”– a dos jóvenes hermanos, a los que como los anarquistas no se les conocía ninguna actividad, como presuntos adherentes de Hezbollah, la organización libanesa que defiende al Líbano de los constantes ataques israelíes.

La institución argentina recibió un correo electrónico anónimo en el cual se informaba sobre las actividades y la “simpatía” de los hermanos Salomón hacia lo que llaman el grupo extremista libanés. La casa donde vivían los jóvenes hermanos Kevin Gamal y Axel Ezequiel Abraham Salomón, en el barrio de Floresta –datos proporcionados por la DAIA– fue allanada, destrozando todo en el interior, y encontrando dos antiquísimas carabinas. Con esto, el Ministerio de Seguridad que dirige Patricia Bullrich –y que, como se sabe, está bajo el comando de la seguridad israelí por esta Cumbre– armó ya un operativo cinematográfico.

La familia de los jóvenes entre llantos dijo a la prensa que nada tienen que ver sus hijos, pero siguen allanando casas de los parientes cercanos, ante lo cual la cComunidad árabe y los sectores islámicos, que conviven pacíficamente en este país, denunciaron hoy que nuevamente son víctimas de persecución y amenazas, además de que exigen que se le diga la verdad a la población.

“En medio de los atentados locales que hubo en Buenos Aires en los últimos días y la detención de personas vinculadas a grupos terroristas como Hezbollah, el Gobierno empezó a ‘intensificar las tareas’ de coordinación en seguridad con agencias de inteligencia y funcionarios del servicio secreto presidencial de, al menos, siete países”, señala el pro oficialista Infobae.

Según fuentes citadas por este medio, “tanto el Ministerio de Seguridad que dirige Patricia Bullrich como la Dirección de Migraciones que preside Horacio García, tomaron contacto permanente con referentes de la seguridad internacional de Alemania, Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel, Francia, Australia y China. En este sentido, señala que en la últimas horas “se reforzó el intercambio de información sensible y las tareas de control en todo el país, especialmente en Buenos Aires, donde se desarrollará entre el 30 de noviembre y el 2 de diciembre la reunión de jefes de Estado que convocará a más de 35 presidentes” y otros importantes invitados.

También este medio señala que está en vigencia el sistema «I 24-7», como “se le denomina al acuerdo de Interpol las 24 horas los 7 días de la semana”, lo que implica coordinación e intercambio de datos de las autoridades migratorias argentinas en línea directa con la oficina central de Interpol en Lyon para detectar el eventual ingreso de personas sospechosas a la Argentina.

«Ya hay un listado que envió Interpol y las agencias de inteligencia de varios países con información de gente relacionada con otros incidentes en cumbres del G20», dijo a Infobae un funcionario de la Dirección de Migraciones.

De la misma manera, el medio publica fotos del equipamiento de guerra de las lanchas israelíes de Prefectura argentina. Toda información es compartida con la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) “para llevar adelante un seguimiento de eventuales grupos terroristas”.

En este caso vale recordar que en los últimos tiempos en Argentina han sido acusados de “terroristas” las comunidades mapuches desarmadas y manifestantes de las constantes protestas a nivel nacional, lo cual agrava la situación.

“La Dirección de Migraciones potenció en estos días el acuerdo de información reservada con Estados Unidos y con Gran Bretaña para detectar grupos o personas relacionadas con sectores radicalizados. Así fue como se coordinaron las tareas para detener en las últimas horas a personas relacionadas con Hezbollah y otros grupos terroristas.” ¿Quiénes caerán en esta red? ¿También los grupos de solidaridad con los pueblos de los países invadidos, ocupados, bombardeados por la OTAN, es decir, por las grandes potencias?

Vuelve asimismo el ya envejecido esquema de la súper vigilancia en la llamada Triple Frontera que integran Argentina, Paraguay y Brasil. No se entiende por qué, ya que lo único que se registra en ese lugar es una feroz persecución contra comerciantes de origen árabe.

“En tanto, la colaboración de Israel es permanente. A pesar de que no forma parte del G20, la Argentina requirió de los servicios de inteligencia de Israel para mantener una permanente colaboración e intercambio de datos teniendo en cuenta la experiencia que tienen los israelíes en esta materia de lucha contra el terrorismo”, señala Infobae.

Con el arribo de servicios de inteligencia y miles de tropas extranjeras, nuestro país quedó atrapado en un escenario de guerra. También Uruguay, donde sectores sindicales, políticos y sociales rechazan la autorización para la llegada de tres buques de guerra a las costas de Montevideo y de tropas, bajo la excusa de la reunión del G20 en Argentina.

¿Debemos permitir que nos transformen en territorios de guerra, de operaciones peligrosas, de presuntos atentados, de ocupación de fuerzas extranjeras por este tipo de cumbres que nunca actúan para defender la justicia, la igualdad, la soberanía, la autodeterminación de los pueblos, el derecho a una vida digna? En estas cumbres sólo se discuten intereses de potencias donde nuestros pueblos son cada vez más condenados a la exclusión y la esclavitud.

En estos casos, el silencio es sólo complicidad ante millones que no tienen voz ni defensa, con pueblos cada vez más dominados, como el nuestro, sumergido en una profunda crisis social por los avances de proyectos neocoloniales o coloniales, que forman parte del acervo del poder hegemónico.

Debemos decir basta a estos circos de los más ricos del mundo, ricos por el saqueo contra nuestros pueblos, por controlar en este siglo XXI todas nuestras riquezas, por condenar a millones de habitantes a la más escandalosa pobreza, hambre y desolación en el mundo. Decir basta no está de más. Defendernos es también nuestro derecho a la vida.


 

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