Según un estudio realizado por el INDEC acerca del impacto de la pandemia en la economía de las familias del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), los programas de asistencia social para trabajadores y empresas afectados por las restricciones a la circulación durante el año pasado fueron fundamentales para sostener el ingreso en los hogares y tuvieron una cobertura que ascendió al 82 % de los casos con jefes o jefas de hogar que trabajan en la informalidad.
Se trata de la segunda edición del estudio que realiza el organismo y abarca el período entre agosto y octubre de 2020 en el AMBA, cobertura geográfica establecida por la magnitud y el alcance de la pandemia en esa región, la más afectada del país.
Además de analizar el mercado del trabajo y el nivel de ingresos, la encuesta se centró en las posibilidades y los modos en que los niños y adolescentes de esos hogares pudieron continuar con sus estudios, la realización de actividad física y los hábitos de cuidado e higiene adoptados.
Según el informe, un 6,7 % de los jefes o jefas de hogar que tenían un empleo lo perdieron durante dicho período, un 4,4 % cambió su puesto de trabajo, y solo un pequeño porcentaje declaró no tener trabajo antes de la pandemia y haberlo conseguido mientras regían las medidas de aislamiento.
En términos de ingresos, según la encuesta el 81,1 % logró mantener sus ingresos laborales sin modificaciones, porcentaje que se eleva al 83,8 % en el caso de personas con trabajo formal y desciende al 67,2 % para los no registrados. «Por otro lado, los jefes y jefas que trabajaban de manera independiente sólo mantuvieron sus ingresos en el 36,4 por ciento de las consultas», señaló el órgano estadístico.
«Del total de jefes y jefas asalariados en el mismo puesto de trabajo se destacan los siguientes aspectos: el 81,1 por ciento mantuvo sus ingresos; el 59,6 por ciento pertenecen a hogares que mantuvieron su ingreso total; y en el 77,1 por ciento de los casos ningún miembro del hogar experimentó problemas laborales, es decir que no tuvieron un descenso en sus ingresos laborales ni fueron suspendidos o despedidos de sus empleos», agregó en ese aspecto.
En ese marco, las transferencias del Estado para paliar la situación producida por las medidas de aislamiento frente a la pandemia fueron clave, tanto en el sostenimiento del puesto de trabajo (con el ATP, por ejemplo) como en los ingresos (IFE, bonos, entre otros).
Según el estudio, el 72,6 % de los hogares consultados recibió aportes del Estado, y el 48 % declaró que al menos uno de sus miembros recibió alguna de las prestaciones nuevas que se implementaron en el marco de la emergencia sanitaria.
De los jefes y jefas de hogar que no tenían empleo durante el período estudiado, un 90 % tuvo cobertura por alguno de esos programas. «Por otro lado, en los hogares cuyos jefes y jefas tenían empleo, el 51,2 por ciento declaró que recibió transferencias nuevas: 23,1% ya estaba cubierto por otras prestaciones y otro 28,1% las recibió por primera vez», señala el informe.
Además, en la encuesta se consultó si las familias recurrieron a algún tipo de estrategia para cuidar la economía, tales como una baja en el consumo, endeudamiento, nuevos ingresos y adelantos (incluyendo horas extras y ayuda familiar) o la utilización de ahorro y venta de pertenencias. En ese marco, el 70,6 % declaró haber utilizado alguna de esas medidas para enfrentar la situación, de los cuales más de la mitad lo hizo aun recibiendo aportes del Estado.