Por Gabriela Calotti
En abril pasado, la prestigiosa revista American Journal of Public Health publicó un minucioso estudio efectuado por investigadores del CONICET sobre la mejora nutricional infantil en Argentina entre 2005 y 2013, como resultado, además de la mejora en los determinantes sociales de la salud, del Plan Nacer y su sucesor, el Programa SUMAR, impulsados por los Gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.
“En la década pasada, la mayoría de los países de América Latina implementaron innovadores programas para mejorar los resultados sanitarios de la población y para reducir las desigualdades en el acceso a la salud, enfocándose en la cobertura universal de salud destinada a las poblaciones más vulnerables”, afirman los autores del estudio publicado en la AJPH.
Sin embargo, ese estudio no fue difundido en nuestro país gracias al blindaje mediático que protege al Gobierno de Mauricio Macri para que pueda seguir arrasando con sus políticas de ajuste, que golpean a los sectores más vulnerables. En cambio, el diario estrella de la corporación mediática no dudó en los últimos días, escaso de escándalos que distraigan a la opinión pública, en afirmar en su tapa que “en pleno kirchnerismo hubo un 20% de chicos con problemas de nutrición”, según un informe del Observatorio de la Deuda Social perteneciente a la Universidad Católica Argentina (UCA).
En tan sólo nueve meses en el poder, el gobierno de Cambiemos, a nivel nacional y en la provincia de Buenos Aires, ya está mostrando “signos claros de deterioro de los indicadores sanitarios”, DANIEL GOLLAN, ex ministro de Salud de la Nación.
“El Gobierno de Cambiemos necesita negar cualquier éxito del Gobierno anterior para poder traspasarle falsamente la responsabilidad por los ajustes brutales que está realizando para transferir cuantiosos recursos de los bolsillos de la mayoría de la población a una minoría de sectores privilegiados”, sostuvo Gollan.
En una carta destinada a la ex mandataria, el ex ministro de Salud de la Nación y su viceministro Nicolás Kreplac aseguraron que el estudio efectuado por investigadores del CONICET “es una demostración inconstrastable de un hecho de máximo impacto para nuestra salud pública”, pues “muestra la mejora durante el periodo 2005-2013 en la salud y equidad en nuestros niños”.
“Lamentablemente (NdR: ese estudio, titulado “Impacto de la cobertura universal pública de salud en el crecimiento infantil y nutricional en la Argentina”) no fue comunicado por ningún medio masivo, que sí tergiversa informes de dudosa factura”, afirmaron Gollan y Kreplac.
El estudio en cuestión analizó los resultados y el impacto sobre el crecimiento y el desarrollo infantil del fortalecimiento de la atención primaria como estrategia de salud en el periodo citado. Entre los principales resultados se observó que la prevalencia del retraso en el crecimiento (baja talla) se redujo un 45% (de 20,6% a 11,3%). La prevalencia del retraso en el crecimiento disminuyó en casi cinco de cada diez niños. La prevalencia de bajo peso disminuyó un 38% (del 4% al 2,5%).
Tendencias similares decrecientes se observaron en las cinco regiones del país. “Esto, en términos absolutos, significa por ejemplo un aumento de un centímetro en la estatura de niños y niñas de tres años” de edad, afirmaron el ex ministro de Salud y su número dos en la misiva enviada a la ex Presidenta.
“Es un estudio metodológicamente impecable, con una muestra enorme de 1,4 millones de niños a lo largo de ocho años y 13 millones de mediciones, lo que le da una confiabilidad absoluta”, explicó Gollan a Contexto. “El aumento en la talla de la población es un indicador duro del impacto de políticas públicas que mejoraron la calidad de vida de modo estructural y, por ende, sostenido en el tiempo”, sostuvo el ex titular de la cartera sanitaria nacional.
El retraso en el crecimiento (baja talla) y el bajo peso (bajo peso para la edad) afectan el potencial de los niños para lograr un crecimiento y desarrollo completo, y son una de las principales formas en que la desigualdad y la inequidad se expresan. El retraso en el crecimiento es la forma más frecuente de desnutrición en el mundo y es el mejor indicador de desigualdad en salud infantil, expresaron Gollan y Kreplac en su carta a la ex Presidenta.
El retraso en el crecimiento durante la gestación y la infancia (primeros años) es considerado uno de los principales problemas de salud pública por afectar de forma penetrante y continua el potencial de desarrollo de los individuos y las sociedades, aseguraron los dos ex máximos responsables de la cartera sanitaria nacional hasta el 10 de diciembre pasado.
A partir de 2005, el Gobierno del entonces presidente Néstor Kirchner impulsó una serie de programas, como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Asignación Universal por Embarazo (AE), a los que podía accederse con el requisito obligatorio de inscribirse en el Plan Nacer y en su continuador, el Programa SUMAR.
De esa forma, la población accedía a cobertura efectiva en materia de salud, seguimiento de embarazos y atención primaria de la salud. Tal es así que en dicho periodo (2005-2013) se registraron controles de salud de más de 1,4 millones de niños menores de cinco años en unos 6.500 centros de salud de todo el país. Ello posibilitó un gran volumen de información sobre la situación sanitaria de la población, a partir de la cual se estimó la evolución de la prevalencia del retraso en el crecimiento y el bajo peso en los niños con cobertura pública de salud.
La realidad se puede tapar o se puede hacer tapa
En su edición del miércoles pasado, el diario Clarín publicó en su portada el siguiente título: “En pleno kirchnerismo, un 20% de los chicos sufrió problemas de nutrición”, refiriéndose a un informe de la UCA que analiza el periodo 2010-2015, y destacando que uno de cada cinco niños se vio afectado por la “inseguridad alimentaria”.
“Es llamativa la información publicada en Clarín a partir del observatorio de la Deuda Social Argentina que marca que hay un 20% de la población infantil con ‘inseguridad alimentaria’.”
“Es llamativa la información publicada en Clarín a partir del observatorio de la Deuda Social Argentina que marca que hay un 20% de la población infantil con ‘inseguridad alimentaria’, que, si bien no es lo mismo que la desnutrición, en el artículo lo asume como sinónimos. No sólo no especifica la metodología del cálculo, sino que además en el texto de la nota reconoce que la “inseguridad alimentaria total siguió una tendencia general positiva en los últimos cinco años (2010-2015)”, afirmaron Gollan y Kreplac en la misiva a CFK.
“Lamentablemente, el panorama a corto y mediano plazo en el ámbito de la salud es muy complicado, con muchos más argentinos padeciendo más necesidades y más angustias”, aunque “los argentinos ya lo vivimos y conocemos las consecuencias”.
En un contexto de ajuste, de pérdida de empleo, de recorte del bienestar y de acceso a la salud, al trabajo, a una mejor calidad de vida, está claro que la salud de la población también se verá afectada.
“Todos los indicadores sanitarios y sociales se estancarán en el mejor de los casos o empeorarán, como ya estamos viendo en forma dramática. Ya tenemos signos claros de deterioro de los indicadores sanitarios. Y en cuanto a los indicadores sociales de empleo, educación, acceso a bienes y derechos, ni hablar. Los indicadores económicos ya muestran claramente los estragos que el Gobierno de Cambiemos está produciendo en nuestro país”, sostuvo Gollan.
¿Cuánto tiempo costará recuperar lo que se está perdiendo en materia de avances sociosanitarios en medio de este panorama?
“Es difícil responder esa pregunta porque aún no sabemos cuánto daño más habrá de hacer este Gobierno y con qué realidad se encontrarán quienes ganen las elecciones en 2019”, respondió el ex ministro de Salud.
El Programa SUMAR, una realidad de la “década ganada”
Los planes sociales AUH y AE y los programas Nacer y SUMAR reforzaron la cobertura pública de salud partiendo de la base de reforzar la estrategia de atención primaria en un sentido inclusivo. Entre los objetivos del Programa SUMAR se destacaban la disminución de la mortalidad materna e infantil; profundizar el cuidado de la salud de los niños y niñas en toda la etapa escolar y durante la adolescencia; mejorar el cuidado integral de la salud de la mujer, promoviendo controles preventivos y buscando reducir la muerte por cáncer de útero y de mama.
Inicialmente, el programa estaba destinado a mujeres embarazadas y a niños de hasta cinco años de edad. Luego fue ampliado a niñas y niños de hasta nueve años, a jóvenes y mujeres de hasta 64 años. En 2015, fue ampliado a varones de hasta 64 años. Todos ellos sin otra cobertura social. Más de 9 millones de personas pudieron acceder al Programa impulsado por el Gobierno anterior.
Hasta 2014, el Programa SUMAR supuso una inversión del Estado nacional de 2.500 millones de pesos en todo el país. En la “década ganada”, el Programa SUMAR significó una reducción de la mortalidad infantil de más del 30% con una reducción del 66% en la brecha entre el norte y el resto del país.
La mortalidad materna se redujo en 24%; se creó la Red Federal de diagnóstico y tratamiento para Cardiopatías congénitas con máximos estándares de calidad; se incrementaron los controles prenatales; más mujeres embarazadas ingresaron en el sistema de salud antes de la semana veinte de gestación y así se redujo la probabilidad de nacimientos de bebés con bajo peso.
Argentina se convirtió en esa década en un modelo para otros países, al punto de que representantes sanitarios de 32 naciones visitaron nuestro país para conocer de cerca la aplicación de esta política pública sanitaria que fue elogiada por organismos internacionales como la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El Programa SUMAR “ha contribuido a mejorar la salud de los grupos más vulnerables sin cobertura gracias a un esquema innovador y exitoso basado en resultados” sobre metas previamente fijadas, aseguró la responsable de la OPS, Carissa Etienne, en octubre de 2014, antes de considerar que se trataba de una “herramienta destinada a corregir las desigualdades en el acceso a la salud”.
“Argentina ha logrado reducir la mortalidad infantil en un 22,9 por ciento entre 2004 y 2012, mientras que en los últimos tres años se registra una tendencia decreciente en la tasa de mortalidad materna: desde la OPS celebramos estos resultados”, enfatizaba por entonces la responsable de la OPS.