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El miedo a la verdad: la UE prohibió el canal Russia Today y la agencia Sputnik

En un acto de censura sin precedentes y con la clara intención de imponer un relato único sobre los motivos, los actores y el desarrollo del conflicto en Ucrania, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que la Unión Europea (UE) prohíbe la difusión de la información producida por el medio Russia Today (RT) y por la agencia de noticias Sputnik.

A la maquinaria de censura y persecución contra los discursos alternativos se sumaron las multinacionales Google Europa, YouTube Europa, Facebook, Twitter, Instagram y Tik Tok. Estas últimas plataformas, además de comenzar a bloquear videos de RT y Sputnik, decidieron colocar en publicaciones personales de diversos comunicadores la leyenda «Medio afiliado al gobierno de Rusia».

Para entender la implicancia de estos hechos, Contexto dialogó con dos especialistas, el analista político Walter Goobar y el filósofo y semiólogo Fernando Buen Abad.

Goobar aseguró: «Me parece terrible. Alarmante para todos, pero fundamentalmente para aquellos que buscamos información alternativa y de fuentes diversas. Con el mismo criterio, cuando se publica un tuit del Washington Post, deberían poner una marca que diga ‘la información de esta nota proviene de una empresa de la que es dueño Jeff Bezos’».

«Hemos hablado mucho de lo que son las guerras híbridas, pero esto ya es una escalada de otro nivel. A la vez, es una escalada extraña, porque parecía que la posición de Rusia era la más difícil de entender para el público que no sigue los temas internacionales, pero si la Unión Europea ha decidido aplicar estas restricciones a los medios rusos es porque hay una creciente opinión pública que está empezando a cuestionar sus posturas», sostuvo.

Luego agregó: «creo que lo que les molesta es, por ejemplo, el listado que hizo la Embajada de China en Rusia, en el que registró la cantidad de intervenciones norteamericanas que no han sido condenadas ni sancionadas en ningún terreno, ni en el mediático, ni en el financiero, ni en el deportivo, etcétera».

«Esto también tiene mucho que ver con manejos de la información que no son nuevos. Esto es un agravamiento y, en algún sentido, un sinceramiento de las presiones y las manipulaciones que se producen en los medios de comunicación, no solo en el contexto de las guerras híbridas, sino en términos generales», remarcó.

Goobar señaló que «hay una gran parte del periodismo que está subsumido o subyugado por determinadas empresas y corporaciones. Esto, más que un ataque en sí mismo, parece un ajuste de tuerca, una escalada más en un proceso que se viene dando hace tiempo».

«Los que pretendemos producir una información alternativa o cuestionadora estamos en minoría, pero evidentemente algo del ruido que hacemos debe molestarlos lo suficiente para que tengan que sacarse la careta y tomar estas medidas», concluyó el analista.

Por su parte, Buen Abad sostuvo que «las prohibiciones de la Unión Europea respecto de las comunicaciones de Rusia, tanto para televisoras como para plataformas de internet, constituyen una violación a un derecho humano fundamental. En específico, es una violación al artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos».

Buen Abad recordó que el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos sostiene que «todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión».

«Esta prohibición, que se hace obviamente de manera unilateral, obviamente de manera inconsulta, refleja el autoritarismo que recorre a la Unión Europea desde hace mucho tiempo, con un ingrediente agravante que es la presión de los Estados Unidos, específicamente en este escenario de conflicto donde la OTAN está jugando un papel desestabilizador», señaló.

El filósofo remarcó que «la comunicación y la información son derechos humanos, no mercancías ni trincheras para el beneficio de los poderosos que quieren someter a los pueblos».

«Por la voluntad de unos cuantos que están al servicio del imperio norteamericano se cancela el derecho que se tiene a cotejar, contrastar y revisar la información para saber, por voces múltiples, qué es lo que está pasando», concluyó Buen Abad.


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