Por Roberto Álvarez Mur
Juan José Gómez Centurión, que ocupa desde ahora la Dirección General de Aduana (DGA), es un ex carapintada y hasta hace unos días su nombre sonaba como posible ministro de Defensa. Participó de los levantamientos de Semana Santa, en abril de 1987, y de Monte Caseros, en enero de 1988. Gómez Centurión fue funcionario del PRO durante los últimos tres años, al frente de la Agencia Gubernamental de Control (AGC).
En 2004, Gómez Centurión presentó el libro «La Argentina indefensa», acompañado por el Partido Popular de la Reconstrucción, a cuya cúpula se asoció el actual intendente de Mar del Plata, Carlos Arroyo, denunciado por antisemitismo, adorar y poseer simbología nazi, violación de domicilio y abuso de autoridad.
Cuando Macri presentó este año a Centurión como parte de su gabinete –en un principio como posible ministro de Defensa–, el diputado de la UCR Ricardo Alfonsín reaccionó de inmediato en twitter: “Nos preocupa que las políticas de Defensa de Cambiemos estén a cargo de un ex carapintada que se alzó contra la democracia en la transición. Los radicales debemos acompañar alianzas definidas por el partido, pero no callar nuestras discrepancias ni apoyar lo que no compartimos”.
Asimismo, el ex ministro de Defensa Agustín Rossi también había repudiado la designación de este funcionario de Cambiemos: “No sólo es preocupante que Macri quiera a un carapintada como ministro. Es una enorme involución en términos institucionales”.
Centurión fue también denunciado por amenazas dirigidas hacia Rolando Monticelli, padre del bombero Juan Matías Monticelli, quien falleció aplastado durante el incendio del depósito de Iron Mountain en Barracas. El ex carapintada, entonces funcionario porteño, debía controlar la empresa afectada, y al ser demandado por Monticelli por diversas negligencias envió un mensaje vía Facebook advirtiendo: “Me voy a encargar de vos, te aconsejo que no te ganes un enemigo peligroso”.
Monticelli descubrió que el mensaje había sido enviado desde una cuenta bajo el nombre Juanjo Malvinas, que mediante una pericia informática logró dar con Gómez Centurión.
El milico cordobés
Oscar “el milico” Aguad es el actual ministro de Comunicaciones que intenta bajar la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, y amigo del represor Luciano Benjamín Menéndez, condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad. El controversial apodo se lo debe no sólo a sus vínculos con represores, sino al rol que él mismo cumplió junto a la cúpula policial cordobesa.
En 1995, fue designado ministro de Asuntos Institucionales y Desarrollo Social de la Provincia por el entonces gobernador Ramón Mestre. El ajuste que aplicó Mestre, una quita del 30% en los sueldos de los empleados estatales y los jubilados, provocó importantes manifestaciones. Aguad fue el encargado de coordinar la represión y de hacer inteligencia ilegal para identificar a militantes que se movilizaban.
Por aquel tiempo, Oscar Aguad entró en relación de confianza con el entonces jefe de la Policía cordobesa, Carlos Yanicelli, alias “Tucán”, quien en los últimos años pasó a formar parte del megajuicio de La Perla como acusado de haber integrado la banda parapolicial conocida como «los libertadores de América», una réplica cordobesa de la triple A.