Por Florencia Abelleira
“No pueden ser, los alimentos, producto de una especulación financiera o un negocio. Tiene que estar garantizado el derecho a alimentarse de nuestro pueblo”, opinó la diputada provincial Patricia Cubría, luego de que se apobara en la Cámara Baja de la provincia de Buenos Aires su proyecto de ley para la adhesión provincial a la Ley Nacional de Agricultura Familiar.
Esta norma fue sancionada en diciembre del año pasado y aguarda a ser reglamentada durante el corriente año, pero además, necesita la adhesión de cada provincia del país. Cubría explicó que “el desafío ahora son las reglamentaciones y que en el proceso de aplicación no estén ausentes las distintas organizaciones del sector, sino que sean las protagonistas”.
“el desafío ahora son las reglamentaciones, y que en el proceso de aplicación no estén ausentes las distintas organizaciones del sector, sino que sean las protagonistas”, dice Cubría.
Si bien hasta el momento sólo adhirieron a esta ley las provincias de Jujuy, Neuquén y pronto Buenos Aires, el panorama es alentador. La diputada por el Frente para la Victoria aseguró que a nivel nacional se reúne el Consejo Interministerial de la Agricultura Familiar con frecuencia en pos de la reglamentación. “Si Dios quiere, el año que viene la ley va a estar en funcionamiento”.
La Ley Nacional de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar busca una nueva ruralidad argentina. El sector de la Agricultura Familiar comprende 30 millones de hectáreas, el 65% del total de productores y el 53% del empleo rural. Pero la tierra no es suficiente. Son muchos los trabajadores de este sector para ocupar sólo el 13% de los suelos utilizables del país. Por eso, una de las reformas estructurales que acapara la ley es el acceso a la tierra. También, según Patricia Cubría, “lo que intenta es que haya un ingreso presupuestario para que el sector pueda fortalecerse, desarrollarse y sobre todo tener proyección a futuro”. Desde el Estado se busca permitirle a los campesinos seguir viviendo dignamente de su trabajo y que no tengan que migrar del campo a la ciudad.
La Ley Nacional de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar busca una nueva ruralidad. El sector de la Agricultura Familiar comprende 30 millones de hectáreas, el 65% del total de productores y el 53% del empleo rural. Pero la tierra no es suficiente.
Juntos por la adhesión
El pasado 15 de septiembre, mil quinientos productores de la Agricultura Familiar coparon la Plaza San Martín para apoyar la jornada que se llevó a cabo en la Cámara de Diputados bonaerense, que tuvo como objetivo persuadir a los legisladores de que adhieran a la ley nacional.
“En ese encuentro quisimos visibilizar a las organizaciones del campo, las que son el verdadero campo, el que tiene campesinos dentro, que agachan el lomo para trabajar y que no tiene por qué ser una economía de subsistencia”, explicó Cubría, y agregó: “Ese día, el ministro de Asuntos Agrarios dijo que el planteo del Papa de “tierra, techo y trabajo” es la nueva denominación de la Justicia Social. Para el sector de la Agricultura Familiar, en la ley se abarcan las tres directrices, y creo que si eso se aplica estamos haciendo un avance estratégico en cuanto a la soberanía alimentaria del conjunto de nuestro pueblo”.
Sin embargo, el gran problema del sector es la dificultad que encuentran para acercarse al consumidor. Mientras los productores rurales ganan apenas lo necesario para subsistir, el pueblo paga hasta 500% más respecto del valor que se lleva el agricultor familiar. “Si nosotros logramos evitar todas esas intermediaciones y el productor pudiera llegar al consumidor con sus productos, vamos a estar construyendo una Argentina floreciente, generando puestos de trabajo y produciendo desarrollo local y regional”, opinó la diputada, y concluyó: “El trabajo del productor familiar tiene que ser tan digno como cualquier otro en cuanto a ingreso y beneficios sociales que tienen que tener como cualquier trabajador. Terminan siendo los últimos de la fila y son quienes nos brindan los alimentos todos los días en nuestra mesa”.
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