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Encuentro de poetas mujeres en Humanidades

Por Ramiro García Morete

Gritos, Desgarraduras y Rapaces son tres poemarios de la poeta egipcia Joyce Mansour. Definir su obra es difícil: oscura y sexual, cruda y sensible, perturbadora y desafiante. Decididamente lejos de un lugar complaciente. Pero sin dudas su voz se define por sí sola, y en cierto modo de eso se trata la poesía. Sin embargo, es sabido, otros condicionantes y estructuras insisten en acotar, cercar o relegar. Quizá por ello, y seguramente por razones que ellas explican mejor, Gritos, desgarraduras, rapaces es el nombre del encuentro de poetas mujeres que se realizará en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (calle 51 e/ 124 y 125) el viernes 18 de mayo desde las 10 de la mañana hasta las 20:30 hs. Las poetas invitadas son: Ana Arzoumanian, María Casiraghi, Gabby de Cicco, Gabriela Franco, Mariela Laudecina, María Malusardi, Paula Martini, María Mascheroni, Silvia Mellado, Andi Nachón, Inés Pereira, Liliana Ponce y Paulina Vinderman. El cierre será a las 21 hs en Supermercado Libros (calle 17 e/ 63 y 64, N° 1541) donde se harán lecturas de poesía.

Si bien hay algunos nombres ineludibles (Pizarnik, Ocampo) de las letras y la poesía argentina, es ineludible también la sensación de que muchas voces deberían ser igualmente reconocidas y no lo son por ser mujeres. Luisina Milone, estudiante de Letras de la UNLP y parte de la organización, reflexiona y responde previa consulta a sus pares: “Es preciso aclarar que en el campo de la poesía la cuestión del reconocimiento y de la legitimación es, de por sí, compleja, indistintamente del género. Unx poeta siempre está necesitando que alguien lo legitime, siempre se está en esa búsqueda”. Y aclara: “También habría que ver el reconocimiento por parte de quién o de quiénes. Indudablemente, el canon de la poesía que se conformó en el siglo XX es masculino, pero desde hace unos años creo que eso está siendo impugnado. Muchas poetas han alcanzado renombre, entre ellas Susana Thénon, Diana Bellessi, Amelia Biagioni, Olga Orozco, Mirta Rosenberg… De todas formas, es preciso reconocer que hoy en día, y en algunos casos, las poetas mujeres todavía siguen necesitando del reconocimiento de sus pares masculinos, o del ‘apadrinamiento’ de algún poeta para tener un lugar en la poesía».

Lo que está claro es que la coyuntura de lucha y reivindicación resignifica la obra de las poetas argentinas: “La poesía escrita por mujeres, tanto del presente como del pasado, se redimensiona en esta conyuntura de lucha y reivindicación; adquiere una nueva mirada, una nueva dimensión, una nueva relevancia y una nueva lectura”. De ser así, ¿se advierte una postura abiertamente feminista, más allá de que el mero hecho de la escritura ya sea político? “Escribir es político, pero la voz también es política. En la poesía, la voz y el cuerpo se ponen en juego de una manera distinta a lo que ocurre en la narrativa. Entonces, tomar la decisión de hacer resonar una voz de manera poética es ya de por sí un posicionamiento político. Pero eso no está necesariamente vinculado a una militancia feminista explícita. De hecho, el objetivo del encuentro de poetas mujeres es precisamente abrir el juego a distintas voces: voces que se reconocen militantes, voces que no, voces que exploran y trabajan la identidad de género desde distintos lugares”. Y para completar, cita las palabras de Gabby de Cicco (poeta militante que va a formar parte del encuentro), quien ante la pregunta de si la poesía funciona sólo como un mero artefacto para vehiculizar su ideología, responde: “Si hay algo que va a limitar mi escritura, mi arte, entonces, no es mi revolución”.

«el objetivo del Encuentro de poetas mujeres es abrir el juego a distintas voces: voces que se reconocen militantes, voces que no, voces que exploran y trabajan la identidad de género desde distintos lugares”

Milone explica la imagen de la constelación “por su carácter no finito, no acabado y siempre disponible a la expansión, al crecimiento; al mismo tiempo, en las constelaciones no se plantean jerarquías, sino vínculos, relaciones, afinidades. En el encuentro se proponen sólo algunas de las constelaciones de poetas mujeres posibles, pero sin dudas existen muchísimas más”.

El encuentro, que se enuncia como un grito político contra los modos en que la academia trata con la poesía, se llevará a cabo en una Universidad pública que no sólo permite, sino que apoya estas manifestaciones. Milone responde: “En la elección del nombre Gritos, desagarraduras, rapaces hay por supuesto un gesto político de nuestra parte, un giro que provoca un estallido en los modos de nombrar, de etiquetar, de encorsetar del mundo académico, que si bien brinda algunos espacios para la poesía, siempre sigue ajustándolos a sus propias lógicas institucionalizadas, a sus discursos, que es lo que precisamente la poesía viene a ‘hacer estallar’. Entonces, siguiendo con la idea de que la lírica subvierte discursos institucionalizados, tomamos Gritos, desgarraduras, rapaces de los libros de poemas de Mansour”.

Hace unos meses, y motivadas por la inclinación generalizada de un visión masculina de la literatura, se creó la Colectiva de Mujeres Escritoras y Editoras de La Plata. Si bien no participarán del encuentro, Milone celebra su creación y considera que “es necesaria la unión de las escritoras y la creación de espacios que las reúnan, en donde puedan encontrarse para debatir sobre este tipo de problemas”.


 

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