El daño que el arbitrario bloqueo de Estados Unidos le produce a la economía venezolana y, por ende, a la vida cotidiana de su pueblo, ha sido minimizado o directamente ocultado por los grandes medios de comunicación.
En una extensa charla con Contexto, Jesús Faría, economista y miembro del Directorio Nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), explicó cuáles han sido los efectos del bloqueo en la estructura productiva de ese país, cómo ha impactado ello en la calidad de vida de su pueblo, las formas que ha encontrado el gobierno para enfrentar esos efectos y la importancia de la realización de las elecciones legislativas en ese contexto.
¿Cómo ha impactado el bloqueo norteamericano en los recursos económicos del país?
Las sanciones imperiales que ha establecido el gobierno de Washington contra Venezuela han restringido fuertemente el desempeño económico de nuestro país. El bloqueo tiene diferentes vertientes, la más importante, sin lugar a dudas, es la petrolera. Hay que recordar que la exportación petrolera representa el 95 % de las divisas que obtiene Venezuela (un país que, a su vez, tiene una alta dependencia de las importaciones). A ello se agrega que el 70 % de todos los ingresos públicos también tiene su origen en la actividad petrolera.
Ahí es donde se ha afincado con más fuerza la política criminal de bloqueo económico. Nuestros mercados de petróleo han desaparecido bajo la amenaza de sanciones a todas aquellas empresas y naciones que compren nuestro petróleo. Lo mismo pasa con la posibilidad de transportarlo. Se cuentan por decenas las compañías navieras que en el pasado comercializaban nuestro crudo y han recibido las amenazas del Departamento del Tesoro norteamericano.
La adquisición de tecnología para las estructuras productivas de nuestro país está prácticamente cerrada. Lo mismo pasa con el financiamiento.
Las empresas que se encontraban en nuestro país, incluyendo las estadounidenses, se tuvieron que ir. Nuestros activos y cuentas de la industria petrolera han sido incautados. El caso más conocido es el de nuestra empresa petrolera Citgo, que tiene un valor aproximado de 10.000 millones de dólares y ha sido incautada por Estados Unidos. En Colombia hemos perdido la empresa petroquímica Monómeros, una de las cincuenta mayores empresas que están en ese país.
Todo eso ha causado el desplome de la producción y del ingreso petrolero. Eso ha arrastrado a toda la economía.
¿El bloqueo también ha impactado en otras formas de adquirir recursos?
Sí, claro. No es solamente el petróleo. Para nosotros está cerrado el financiamiento internacional. Algo que puede hacer cualquier país o cualquier empresa (endeudarse, tomar créditos para atender necesidades) para nosotros está vedado. El comercio internacional se ha restringido de una manera muy importante. El Estado no puede realizar importaciones porque los proveedores serían sancionados duramente.
Hemos perdido cualquier tipo de vínculo con el exterior como Estado. El sector privado todavía puede realizar operaciones de importación, pero a costos muy elevados.
Hemos perdido aproximadamente 30.000 millones de dólares en activos, cuentas, oro depositados en bancos y los fondos financieros en el extranjero.
Por supuesto, hemos quedado excluidos del sistema de pagos internacional.
Todo eso representa el contexto del bloqueo que se ha agudizado de una manera alarmante y miserable en medio de la pandemia.
Hay que señalar también que el bloqueo forma parte de una estrategia la cual también está compuesta por amenazas de intervención militar, intentos de magnicidio, intentos de golpes de Estado, activación de grupos mercenarios, intentos de generar violencia y terror político en nuestro país, un cerco diplomático, etc. Todo ello como parte de una estrategia que en el argot de la diplomacia imperialista de Washington se lo define como «cambio de régimen». Una estrategia que ha fracasado rotundamente porque ahora las fuerzas de la derecha se encuentran terriblemente debilitadas y el cerco internacional se tambalea.
Han fracasado en ese intento. Han retrocedido en el propósito de lograr, como definen ellos, «un cambio de régimen», pero el bloqueo genera consecuencias terribles en nuestro país.
¿Cómo afecta ello a la vida cotidiana de los venezolanos?
No hay uno solo de los problemas que afecta actualmente a la población venezolana que no esté determinado, de manera fundamental, por el bloqueo norteamericano.
Los precios se han disparado con niveles de hiperinflación y, aunque en el último tiempo se han aliviado lentamente, aun son asfixiantes para la población. Las sanciones han provocado carestía y el desplome de los salarios. Se ha deteriorado el ingreso real de la población. Se ha producido el quiebre y cierre de gran cantidad de empresas lo que ha generado la pérdida de cientos de miles de puestos de trabajo. Se golpeó la capacidad productiva porque no hay divisas para adquirir maquinarias, repuestos e insumos que son indispensables para el funcionamiento de la actividad productiva.
La caída de la producción ha sido dramática en los últimos seis años y se ha acentuado en los últimos tres años. Hay que recordar que las sanciones del gobierno de Donald Trump se iniciaron en agosto del año 2017 y el origen jurídico se lo dieron los decretos ejecutivos de Barack Obama (2015) que ubicaban a Venezuela, de una manera insólita e infame, como una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Todo ello ha generado un muy importante empobrecimiento de nuestra población. Nuestro pueblo vive el deterioro de los servicios públicos. Los suministros de energía eléctrica, gas, agua y el transporte, todos esos servicios funcionaban sobre la base del ingreso que inyectaba el Estado venezolano lo que se ha visto dramáticamente afectado por el bloqueo.
Hay cálculos que indican que las sanciones norteamericanas representan una pérdida directa de 120.000 millones de dólares. Ese es el ingreso que hemos dejado de percibir y, por lo tanto, que no tenemos para invertir y cubrir las necesidades básicas de la población.
¿Qué estrategias han encontrado para enfrentarlo?
El gobierno bolivariano tiene una visión socialista y eso implica establecer como principal prioridad de nuestra gestión pública en atender los intereses del pueblo. Por muy reducido que sean los ingresos, estos se destinan a atender las necesidades de la población. Eso ha sido una constante durante los más de 20 años que lleva la Revolución Bolivariana. Es por eso que el gobierno hace un esfuerzo gigantesco para atender las necesidades de la población aun con escasísimos recursos. Estamos garantizando el acceso gratuito a la salud y la educación, subsidios a la alimentación de los sectores más vulnerables de la población y construimos viviendas para el pueblo trabajador.
También se realizó un enorme despliegue popular con el fin de incorporar a todos los sectores en la atención de las necesidades de la población. Aquí están las Fuerzas Armadas Nacional Bolivarianas, el Partido Socialista Unido de Venezuela, los movimientos sociales y todas las instituciones del Estado.
El tema de la salud es un punto emblemático porque, en medio de la pandemia hemos podido registrar indicadores que son muy importantes, dadas las grandes adversidades que enfrentamos. Si comparamos la cantidad de personas contagiadas y fallecidas con las del resto de los países, los números de Venezuela demuestran la eficiencia de un sistema sanitario fundamentado en los principios socialistas de participación y financiamiento público para la atención de las grandes necesidades de la población.
Recientemente se aprobó la Ley Antibloqueo, que será muy importante para la inversión productiva privada en nuestro país. Esta ley le asegura a ese capital que no estará expuesto a las sanciones de Washington y así podrá participar en la actividad productiva el país. De hecho ya hay portafolios de inversiones y conversaciones bien avanzadas con la expectativa de que esas inversiones lleguen de países aliados a la Revolución Bolivariana como China, Rusia, Turquía, Vietnam, Sudáfrica y muchos otros países. La ley plantea proteger de las amenazas de Washington a las empresas de esos países para que puedan llegar a invertir en Venezuela sin ningún riesgo de sanciones.
La recuperación de la economía es esencial para atender temas tan cruciales como los salarios, el empleo, los servicios públicos y la producción de alimentos.
En este marco, ¿cómo se prepara el país para las elecciones de diciembre en que se elegirán los miembros de la nueva Asamblea Legislativa?
Las elecciones de diciembre representan uno de los eventos más importantes de las últimas décadas en nuestro país, por el escenario y la constelación tan compleja en la que se encuentra nuestro país. Nos encontramos ante la arremetida más feroz, abierta y descarada que ha sufrido nuestra patria en 200 años de historia republicana. Nunca antes se había visto una política de intervención tan brutal en contra de nuestro país, en este caso, por parte de Estados Unidos que retoma la doctrina Monroe para atacar a Venezuela, pero también a Cuba y Nicaragua.
Estados Unidos cree que derrocando al gobierno de la Revolución Bolivariana no solamente recupera el control de los mayores yacimientos petroleros del planeta, sino que, también, logrará frenar el avance de un ejemplo de rebeldía. Rebeldía ante las atrocidades que llevando adelante Washington durante más de 150 años en un territorio que ellos consideran su patio trasero.
En enero de 2019 Washington activó un plan abierto y descarado de desestabilización y golpe de Estado. El gobierno norteamericano creyó que solo unos meses después podría tener instalado en nuestro país un gobierno títere. Ese plan le falló. Dos años después, la resistencia heroica de nuestro pueblo, fortalecido por la unión cívico militar, con un ejercicio clave de la vanguardia del Partido Socialista Unido de Venezuela y el pueblo movilizado y en armas es lo que ha impedido que haya una guerra y una desgracia en nuestro país. Le pudimos imponer la agenda de la paz y de la democracia a la política exterior de Washington y los títeres que tienen aquí. La oposición venezolana ha cabalgado sobre los hombros de la crisis ocasionada por el bloqueo y de las agresiones del gobierno norteamericano.
En diciembre tendremos elecciones a la Asamblea Nacional y eso ya es un gran éxito si tenemos en cuenta este contexto. Las elecciones de la Asamblea Nacional demostrarán que se ha impuesto la paz y la democracia y que se ha derrotado al injerencismo de Estados Unidos. Hay sectores importantes de la derecha que, respetando lo que dice la Constitución y los procesos democráticos, van a participar de las elecciones. La lucha por el poder debe hacerse en términos constitucionales, democráticos y pacíficos.
Con las elecciones nosotros tendremos la oportunidad de recuperar la Asamblea Nacional que cayó en manos de fuerzas políticas sin escrúpulos que la pusieron al servicio del golpe de Estado y de la intervención extranjera.
La nueva Asamblea Nacional va a expresar una composición que va a recuperar a este poder tan importante dentro de la institucionalidad republicana para ponerlo al servicio de los intereses del país. Desde allí se van a garantizar firmas de acuerdos que puedan romper el bloqueo.
Queremos recuperar los niveles de desarrollo económico y social que teníamos en años anteriores y para ello la estabilidad política es clave.