Una playlist especial con canciones del rock argentino para las noches buenas y no tanto.
“Pero el ángel les dijo: No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo”. (Lucas 2:10). Si el ángel se hubiera hecho presente en este 2023, habría bastado con anunciar el kilo de carne a un precio menos sobrenatural que sí mismo o que 5 mil pesos. Quizá al pueblo no le alcance solo con las fuerzas del cielo, pero si el verbo se hiciera carne gritaría con toda la fuerza hasta que Pato aplicara su protocolo. ¿Quién sabe cómo serán estas navidades? Ni siquiera se ven, como en años de cierta prosperidad, ese montaje foráneo con atiborradas vidrieras acribillaran vestidas de etiqueta, ni se respirara ese céfiro de shopping e histeria, ni el verano subtropical se puebla de renos, gordos con barba blanca, turrones y demás dulces boreales, ni todo muta en un gran afiche de Coca-Cola. Todo huele un tanto más al diciembre del 2001 pero prefiriendo mirar alguna repetición del Mundial de Qatar.
Dos mil diez años atrás-aunque las escrituras no especifican fecha exacta-arribaba al mundo el Hijo de Dios. Difícil abordar desde estas líneas la vida del Nazareno y mucho más debatir sobre la veracidad de su existencia y mucho más de religión. Pero la fe-ese rasgo inherente al ser humano y que no necesariamente está ligado a una religión- nada tiene que ver con la veracidad sino con la verdad. Poco importa si el tal Cristo existió, pero sí lo que significó: un tipo desaliñado de pelo largo que andaba por ahí desafiando al poder, alterando a hipócritas y fariseos, congregando con poesía, coraje y convicción seguidores entre los que se hallaban que solían ser ladrones, putas y enfermos. Si eso no es rock, ¿el rock dónde está? Por supuesto murió joven(lo mataron) y en torno a él se montó algo que inevitablemente mutó…y de modos varios y discutibles. Pero a fin, incluso el rockstar más grandioso tropieza con una mala companía o carga la cruz de malos managers y periodistas. Si no no existirían los Lollapalooza o Spotify o Instagram ni toda esa parafernalia que nada tiene que ver con las mùsica.
De cara a la noche buena, queremos rescatar una playlist con algunas canciones rockeras y navideñas para agitar cuando ya no sabemos de qué hablar con nuestro primo o el tío borracho la pudre.
Empezando por La Plata, es inevitable mencionar el disco “Navidad de reserva” de El Mató un Policia Motorizado. “Esta mañana dijiste que no ibas a volver/No importa, es más cómodo así/Destruyo mi cuerpo con drogas y alcohol.” Reza el tema que da nombre a la placa. “Pelearemos viejo perdido/ En las calles hoy se escuchara/ las canciones de la navidad/Viejo ebrio y perdido” suelta Viejo y perdido y Noches Buenas nos arroja un exquisito retrato de la navidad suburbana con la frase “sidra en vasos de metal”. Muy distinto y mucho más corrosivos son los chicos de Crema del Cielo cuando describen la “Navidad en el Country”: “Llegan ya las navidades entre bombas y champagne/Y en el country los hermanos/Se juntan para rezar en paz y tranquilidad/Tienen árbol y pesebre con la virgen y Jesús/Y un revolver en la cómoda, por si alguien quiere saltar/El cerco perimetral”.
A nivel nacional,quien supo ser igualmente filoso con la hipocresía navideña fue Luca cuando sumó cantaba “Noche de paz/noche de amor/Todos acá por favor/mamá e hijo con antifaz”. “Dulce navidad” fue un gran disco de Attaque 77 , allá por 1989, con temas crudos como “Papá llegó borracho” : “Felices navidades/para todo el mundo/Papá llegó borracho/como de costumbre” introducía la canción a un relato desolador de año nuevo(impuesto nuevo).
Hacia el final, en sintonía con el transcurso de la noche, nos permitimos algunas cumbias para la sobremesa y un posible baile a pasitos de alguna abuela semidormida. En fin, creyentes y no creyentes, alcen su copas, sus vasos de metal o sus birras. Y si no tienen nada, no olviden las palabras presidenciales: “Ustedes lo van a poder resolver de la mejor manera posible, con los recursos existentes”. La música, al menos por ahora, sigue existiendo cuándo ya no queda nada a qué recurrir.