Por Alejandro Palladino
La Universidad Nacional de La Plata, por unanimidad de su Consejo Superior, entregó ayer el título de Doctorado Honoris Causa a las Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora. El homenaje se realizó en la Facultad de Psicología y tuvo como motivo del máximo galardón de la institución académica la histórica lucha en defensa de los derechos humanos.
“Este homenaje es una caricia que recibimos, un reconocimiento muy gratificante por nuestra labor”, dijo Marta Ocampo Vásquez. “Estamos muy agradecidas por el cariño que nos expresan profesores, alumnos y directivos de las Facultades que recorremos del país, porque nos dan la sensación de estar al lado nuestro en la lucha, predispuestos a continuar el camino”, agregó.
“Estamos muy agradecidas por el cariño que nos expresan profesores, alumnos y directivos de las facultades.»
Los representantes de la institución académica sostuvieron que el galardón tuvo como consigna recordar el compromiso de las madres por la memoria de los desaparecidos y su interminable búsqueda de justicia. El Honoris Causa es un reconocimiento, una manera de traer el pasado cargado de resistencia para seguir haciendo memoria y no olvidar la época de violencia bestial.
Ana Barletta, vicepresidenta de la UNLP, reflexionó sobre cómo la dictadura marcó la historia de la UNLP: “En el predio de esta Facultad, durante los años del horror, funcionó el Batallón de Infantería de Marina, que formaba parte de Grupo de Tareas 5. Hoy es muy significativo que las Madres estén con nosotros en este espacio, que tanto han batallado por los juicios y castigos, porque este mismo día se inició el juicio de lesa humanidad contra esos responsables de la represión de tantos jóvenes estudiantes de la Universidad que vivían en La Plata, Berisso y Ensenada”.
Barletta agregó la importancia de “estar con las Madres y entregarles este premio donde antes era un centro clandestino de detención”. Y también consideró que “desde 2007, la UNLP, que tuvo más de setecientos desaparecidos, es querellante en los juicios de lesa humanidad”.
Desde la Universidad recordaron las denuncias en años de silencio, las caminatas con los pañuelos como símbolo mundial, la reivindicación de los ex combatientes de Malvinas, la resistencia en los noventa frente a la oleada neoliberal de desempleo y pobreza masiva, y las embestidas de la Policía en los fatídicos días de diciembre de 2001.
También resaltaron la resignificación que hicieron de los valores emancipatorios e igualitarios de sus hijos para combatir y transformar el dolor de las pérdidas en sus vidas privadas, y eso como estandarte para dar el ejemplo a los movimientos sociales y de derechos humanos de la sociedad argentina.
La decana de la Facultad de Trabajo Social, Alejandra Wagner, dijo a Contexto que “lo interesante del acto es recuperar las trayectorias, los ideales y valores militantes de las Madres y sus hijos. Y de ahí trasladarlo a la actualidad. La posta que entregan a los y las jóvenes volcando su esperanza, porque creen en el futuro, saben que hay quienes sostengan sus banderas”.
“lo interesante del acto es recuperar las trayectorias, los ideales y valores militantes de las madres y sus hijos.»
Wagner refirió a los derechos humanos que construyen las Madres desde hace más de una generación hasta hoy: “La trascendencia de las Madres no fijada en un momento histórico determinado o frente a una causa, sino transmitiéndose solidariamente con otras situaciones de avasallamiento y vulneración de derechos: el gatillo fácil y la impunidad policial que vivimos hace unos días con los casos de Juan Martín Yalet y el estudiante de Psicología Rafael Cobo”.
“La dictadura no se dio porque sí en este país, no fue circunstancial. Hoy tiene que ver con un modelo de país y de prácticas de violencia con las que lidiamos. Entonces, la idea de pasar la posta tiene que ver con no verla sólo en los juicios, sino también en las expresiones de violencias que se producen en otros espacios”, agregó.
“Hay sectores marcados que son los destinatarios: los jóvenes, lo cual no es casualidad. Las madres nos dicen que la esperanza está en ellos para lo que viene, y mientras tanto son sistemáticamente atacados y definidos como peligrosos. Eso nos compromete como Universidad pública”, concluyó.
Por último, Laura Conte, otra de las Madres, dijo a Contexto que “los recorridos revolucionarios de nuestros hijos reposan y viven en la memoria. Esa memoria la tienen hoy los jóvenes, que luchan de otras maneras pero que hablan temas similares, y que deben exigir a la Policía que no sea bárbara. No digo que no haya orden, pero sí respetando a las personas más allá de sus diferencias. Deben movilizarse para demostrar que las cosas no van a quedar así. Hay que expresar el repudio para que haya una Policía menos deshumanizada”.