«Como movimiento sindical organizado, hemos definido no solo apoyar la fórmula Fernández-Fernández en la nación y al Frente en todo el país, sino que también hemos definido ser parte de ese gran acuerdo social para profundizar el movimiento obrero y las mujeres sabemos mucho de esto. El movimiento feminista, que ha sido protagonista en esta resistencia, es el movimiento del que somos parte. Esto es nuestro feminismo popular; de trabajadoras, de líderes sociales, comunitarias, barriales», dice Estela Díaz, previo al 34° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans y Travestis y No Binaries, una semana antes de las elecciones generales. El Frente de Todxs aún no había ganado las elecciones y su nombre no ocupaba titulares. Dos meses después, Díaz se convertiría en la primera ministra de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad de la provincia.
Tras la designación de Elizabeth Gómez Alcorta al frente del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, se hicieron fuertes los rumores de que Estela Díaz iba a formar parte de su equipo por la buena relación que habían forjado ambas, la primera al ser abogada de Milagro Sala, la segunda al ser la coordinadora del comité que exige su liberación. Sin embargo, horas después, Axel Kicillof la confirmó en provincia.
Nacida en Villa Elisa (La Plata) en el seno de una familia humilde y peronista, Estela estudió becada por su buen rendimiento en el Colegio San Francisco de Asís y después pegó el salto a la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), donde conoció la militancia estudiantil de la mano de la Juventud Intransigente (JUP), con la que logró ser consejera académica en la Facultad de Humanidades. Posteriormente tuvo su paso por el Concejo Deliberante de la ciudad. Sin embargo, su rol militante más reconocido es el sindical.
Cuando sindicatos nucleados en la CGT decidieron romper con la central obrera tras los acuerdos de sus dirigentes con el menemismo y armar la CTA, Estela Díaz se sumó. Su primer periodo al frente de la Secretaría de Género fue en 2003. En ese momento era habitual que Estela levantase la mano reclamando mayor incorporación de las mujeres, casi en soledad. Su segundo periodo arrancó en 2010, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y ahí notó una transformación «entre los compañeros». Pero tras la movilización del #NiUnaMenos en 2015, reconoció un quiebre y el feminismo comienzó rápidamente a ser contundente; y, como no podía ser de otra forma, ella lo hermana con el peronismo. «Nosotras tomamos el feminismo para hacer sindicalismo porque el feminismo y el peronismo plantean la justicia social como bandera central, y la justicia social es con igualdad de género, claramente», analizó la ahora ministra.
Así, abriéndose puertas en espacios donde los hombres son mayoría, Estela Díaz, es una mujer que lucha por los derechos de las mujeres.
«Nosotras tomamos el feminismo para hacer sindicalismo porque el feminismo y el peronismo plantean la justicia social como bandera central, y la justicia social es con igualdad de género»
Durante los años de macrismo fue una de las primeras en pedir por la libertad de Milagro Sala, primera presa política de Cambiemos, creando con otras mujeres el Comité para pedir por su liberación. «Cuando me enteré de la detención de Milagro y el contexto en el que pasó, fue como tomar noción de la derrota electoral, y que acá vienen por todo. Ahí nosotras empezamos a plantear, desde la Central, con una presa política no hay 8M; la cuestión es que la primera presa política de este régimen es una mujer. Así armamos una conferencia, empezamos a juntar adhesiones, a hacer comunicados, con más de doscientas mujeres representativas del amplísimo arco de derechos humanos, académicas, sindicales, y organizamos un viaje para ir a ver a Milagro a Jujuy», recordó Díaz.
«No casualmente nace de las mujeres, porque Milagro cruza muchas cosas. Es de los sectores más populares, es india, es mujer, en una sociedad que conminó, que estigmatizó a Romina Tejerina», agrega en referencia al comité y a la joven que estuvo detenida.
La ministra también se calzó el pañuelo verde y en 2018 fue una de las oradoras a favor de la iniciativa del Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, una pelea que venía dando de la mano de la Campaña por el Aborto Legal Seguro y Gratuito, del cual forma parte desde sus inicios como representante de la CTA. «Luchamos por la vida justa, con igualdad, con libertad, sin discriminación y con derechos», dijo en esa oportunidad. Este miércoles, cuando Kicillof asumió, ahí estaba ella en las primeras filas, con su compromiso de lucha atado a la muñeca.
El curriculum vitae de Estela Díaz es extenso, pero quizá sus logros más importantes son aquellos que se materializaron en políticas públicas: fue una de las impulsoras de la Red de la Provincia de Buenos Aires para la prevención y monitoreo de la ley de violencia familiar y primera coordinadora del programa de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia de Género, el antecedente de la Línea 144 en provincia. En este marco, la erradicación de la violencia machista, en un territorio con la mayor cantidad de feminicidios del país, será uno de los ejes centrales de su gestión.
En 2018, cuando las trabajadoras de la Línea 144 salieron a reclamar contra la precarización laboral, Estela Díaz estuvo ahí, en una radio abierta, donde no ahorró críticas a Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. «Para el gobierno nacional y el provincial, las políticas de género son puro maquillaje, igual que para el G20, con todas esas empresarias que parecía que pretendían representarnos», sostuvo en esa oportunidad. «Necesitamos otro Estado y otras políticas, pero no podemos estar siempre empezando de cero, porque hay urgencias y vidas que no pueden esperar. Nuestro camino es juntar fuerzas para derrotar el ajuste neoliberal, y para que haya gobiernos populares, nacionales, inclusivos e ineludiblemente feministas», pidió allí Estela.
Un año después, la resistencia tendrá sus frutos.