Por José Manuel Welschinger Lascano
El 12 de octubre de 1945, el entonces secretario de Trabajo y Previsión, Juan Domingo Perón, fue detenido por la Policía en su departamento de la calle Posadas. Eva Duarte se encontraba junto a él en ese momento. Ella intentó averiguar a dónde lo estaban llevando y, luego de su detención, se dedicó incansablemente a averiguar su paradero. Así lo relató a Contexto Santiago Régolo, coordinador del área de Investigación del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón (INIHEP)
Ese es el punto de partida de la revisión que está haciendo el Instituto acerca del rol desempeñado por Evita durante el 17 de octubre de aquel año. “Estamos preparando un material –comentó Régolo–, trabajando a la par con el equipo de investigación y el equipo de museología, para ver dónde estaba Eva durante esos días; para ubicarla y desmontar algunos mitos, ya sean aquellos que la denostan, como los que exageran su participación”.
Lo cierto es que, luego de su detención, Eva empezó a contactar a los seguidores de Perón. Se acercó a sus colegas colaboradores en la Secretaría e intercedió ante Juan Atilio Bramuglia para que elevara a la Justicia un hábeas corpus, algo a lo que el abogado no accedió porque entendía que, si Perón salía del país, el movimiento quedaría acéfalo. “Entonces –prosigue Régolo–, Eva se volcó hacia la opción de otra salida”.
El 17 de octubre de 1945 fue un punto de inflexión para Eva Duarte; fue cuando abandonó definitivamente su carrera de actriz para dedicarse a la construcción del peronismo.
“Allí es cuando aparecen esas dos cartas que Perón le escribe a Eva desde la isla Martín García”, recordó el docente e investigador, “siendo la del 14 de octubre la que finalmente llega. Y en esas misivas, que se pueden leer fácilmente buscándolas en Internet, Perón le dice muy cariñosamente que cuando consiga salir van a casarse, y alejarse juntos de Buenos Aires”.
Lo que sostiene el coronel Perón en esas cartas es que cuando consiga su libertad, su primer acción será pedir su paso a retiro dentro del ejército para vivir de esa pensión junto con Eva.
“Nuestra lectura, apoyada por otras fuentes –explica Régolo–, es que Perón utilizó el contenido de esas cartas sabiendo que su correo estaba siendo intervenido”. En las cartas que envió a Domingo Mercante y a otros colaboradores, Perón habló en clave, sin dar demasiada información, y dejó entreveer que su posición sería pasiva, para proteger sus verdaderas intenciones: quedarse y dar la lucha.
“A aquello hay que sumarle que la estrategia que finalmente se teje es que se lo traslade al continente, presentando algún problema de salud para que lo lleven al hospital militar”, continúa Régolo. En la madrugada del 16, cuando llega de la isla, distintas agrupaciones y organizaciones gremiales ya habían comenzado a movilizarse. “A todo esto, ya se había convocado una huelga para el 18 de octubre –recuerda el investigador–, pero finalmente lo que sucedió fue el histórico movimiento espontáneo que se congregó en Plaza de Mayo para exigir la liberación del coronel Perón, y el llamado a elecciones, que hoy recordamos como el Día de la Lealtad”.
Entendiendo que el paro ya había sido pedido por la CGT, Perón se dirigió a las multitudes desde el palco, pidiéndoles que se retiren a sus hogares y que realicen el paro de una manera festiva, con tranquilidad; El famoso «San Perón”, puntualizó Régolo. “Para ese momento, la suerte ya estaba echada, y Eva, que había estado moviéndose incansablemente para conocer el paradero de Perón y que venía de contactar a sus colaboradores, no estuvo en las movilizaciones ni en la plaza, principalmente por una cuestión de su propia seguridad, ya que en los días previos a la liberación de Perón había recibido amenazas”.
Por eso Evita debió moverse de forma más cauta, no tan públicamente, sino esperándolo en el hospital militar hasta que saliera. Cinco días más tarde de la liberación, el 22 de octubre, la pareja se estaba casando en la ciudad de La Plata.
El quiebre del 17 de octubre
Especializado en la historia personal de la abanderada de los humildes, Régolo también se dedicó en los últimos años a guiar a los visitantes en los recorridos por el Museo Eva Perón. Para el investigador, sociólogo por la Universidad de Buenos Aires, el 17 de octubre de 1945 fue un punto de inflexión en la vida de Eva Duarte: abandonó definitivamente su carrera de actriz para dedicarse de lleno a la construcción del peronismo.
Régolo comentó que desde el instituto Eva Perón observan una continuidad disruptiva en sus acciones, que no comienzan el día que lo conoce a Perón, sino que se potencian a partir de ese hecho. “Por eso –sostuvo–, cuando se analiza, uno no puede ignorar el recorrido previo de Evita, cuál fue su trayectoria antes del 17 de octubre: en 1939 formó parte de la Asociación Argentina de Actores, en 1943 fue una de las fundadoras de la Asociación Argentina de Radio, y en 1944 fue elegida presidenta de esa organización, un gremio de los trabajadores de radio”.
«Uno no puede ignorar el recorrido previo de Evita: en 1939 formó parte de la asociación argentina de actores, y en 1944 fue elegida presidenta de la Asociación Argentina de Radio.»
En esos años, de 1944 a 1945, Evita tenía un programa llamado “Un Futuro Mejor”, de contenido político, donde se apoyaban los postulados de la revolución del 4 de junio, a la edad de veinticinco años.
“A partir del 17 –sostuvo el especialista–, Eva se mantuvo siempre al lado de Juan Domingo, comenzando por lo que fue la conformación política del movimiento con el partido Laborista, de cara a las elecciones de 1946. Luego lo acompañó en su candidatura, y en la gira electoral por el país”. En los primeros años del gobierno de Perón, Eva se transformó en un engranaje fundamental de la organización del partido, no sólo como articuladora de la rama femenina, sino especialmente con el movimiento obrero.
Una de sus primeras tareas fue actuar de intermediaria entre las organizaciones obreras y el general Perón. “Incluso cuando estaba José Espejo al frente de la CGT –explicó Régolo–, ella era la interlocutora fundamental del gobierno con el movimiento obrero; a tal punto que entre 1948 y 1952 es cuando se produce la adscripción formal, directa y explícita de la CGT al peronismo”.