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Evitemos el saqueo

Por Eduardo Di Cola*

Históricamente, el crecimiento de la deuda y la fuga de divisas corrieron en paralelo. El aumento de una se reflejaba en un crecimiento similar en la otra. Mientras el país es decir, todos los argentinos se endeudaba, los «vivos» de siempre se encargaban de encontrar la forma para llevarse los dólares, saqueando las reservas del Banco Central. Si bien había mecanismos legales para remesar dólares al exterior, lo cierto es que una porción muy importante se hacía en forma ilegal, por la simple razón de que los propios fondos lo eran por provenir del lavado, la evasión fiscal, las maniobras de sobre y subfacturación en el comercio internacional y otros delitos más graves aun. Siempre contaron con la complicidad bancaria. Sistemáticamente, alguna guía del sistema financiero les habilitaba el camino de salida para que no quedaran rastro de los dólares fugados.

Para que se tenga una idea, tomando en cuenta buena parte de la década del noventa, podemos afirmar que por cada dólar invertido por empresas extranjeras hubo noventa centavos de dólar pertenecientes a residentes que se fugaron de la economía. Es decir, el proceso de «inversión» se pareció más a un mero canje de activos que a una verdadera expansión del horizonte productivo del país. Citibank, Banco Río de la Plata, Galicia y HSBC fueron los bancos más utilizados para realizar transferencias al exterior.

La excepción fueron los doce años iniciados en 2003, cuando la fuga de divisas convivió con un fenómeno inverso, esto es, con una disminución drástica de la deuda externa en dólares. Eso obedeció a una clara decisión del Gobierno, que generó las condiciones para que esto sucediera. No vaya a creerse que fue milagro o que de repente se «abuenaron» los operadores económicos de estos manejos.

Hoy, entre los cambios instrumentados por el gobierno de Macri, aparecen nuevamente las condiciones para que la historia se repita. En diciembre, durante los catorce días posteriores al levantamiento del cepo, salieron del país divisas equivalentes al 23% de todo 2015, la mayor fuga mensual en muchos años. En tanto, caen en forma simultánea las reservas del Banco Central, y para poder mostrarlas en un nivel superior al que tenían al momento de la asunción nos endeudamos a través de un crédito de origen chino por USD5.000M, de los cuales ya perdimos más de USD1.300M.

Mirado de otra manera, sin el crédito chino, las reservas serían menores a las que había cuando asumió el Gobierno.

entre los cambios instrumentados por el gobierno de Macri, aparecen nuevamente las condiciones para que la historia se repita. En diciembre, durante los catorce días posteriores al levantamiento del cepo, salieron del país divisas equivalentes al 23% de todo 2015.

Si hay cuestiones que deben estar al margen de las disputas internas y de las diferencias ideológicas, esta es una. No podemos permitirnos caer nuevamente en la trampa del crecimiento simultáneo de la deuda y la fuga, y lo cierto es que las políticas instrumentadas abrieron la puerta para avanzar en esa dirección. No sólo flexibilizaron el esquema que lo posibilita, sino que además, no conformes con ello, la Unidad de Información Financiera (UIF) ha quedado bajo la conducción de funcionarios provenientes del propio sistema financiero en general y del HSBC en particular. Precisamente, el banco que la propia UIF está(ba) investigando por las 4.040 cuentas de argentinos ocultas en su sucursal de Ginebra por USD3.500M.

Esta es una cuestión de Estado. La sociedad debe ponerse en alerta y el Congreso debe impedir el reinicio de una nueva etapa del crecimiento de la deuda externa acompañada con el saqueo de las reservas del BCRA.


Eduardo Di cola*Ex diputado nacional. Ex presidente de la Comisión Investigadora de Fuga de Divisas años 2002/2003 de la Cámara de Diputados.