«Para nosotros no es posible lograr la idea de una deuda sustentable que se funde en razones de ajuste. Para nosotros ajustar la economía es achicarla, dejar de crecer y hacer más difícil las obligaciones que tenemos con los acreedores externos. Por lo tanto, la palabra ‘ajuste’ está desterrada de la discusión, y para nosotros el secreto es crecer», dijo este miércoles el presidente Alberto Fernández, al encabezar el encuentro con los gobernadores provinciales, con los que el Gobierno compartió detalles de las negociaciones que lleva adelante para lograr un nuevo acuerdo con el FMI.
El encuentro, que tuvo como principal expositor al ministro de Economía, Martín Guzmán, se desarrolló en el Museo del Bicentenario y contó con la presencia de mandatarios y funcionarios provinciales de todas las jurisdicciones, a excepción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, comandada por Horacio Rodríguez Larreta, que decidió no participar ni enviar representantes.
Durante el miércoles, en medio de los tironeos entre el oficialismo y la oposición por la decisión de no participar, y los propios chispazos al interior de Juntos por el Cambio por las diferencias entre los espacios que lo componen, se hicieron notar. Fue el mensaje del jujeño Gerardo Morales el más contundente respecto de la postura de sus aliados: «La deuda la contrajimos nosotros, lo menos que podemos hacer es ir a escuchar a Martín Guzmán». En la misma línea, durante el encuentro se manifestó en su crítica a la oposición el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof: «Lo mínimo que se puede esperar es que contribuyan a solucionar el problema que provocaron».
«Estamos entrando en momentos de definiciones con las negociaciones con el Fondo Monetario», sostuvo Alberto Fernández en la reunión, y destacó: «La Argentina tiene una deuda que se incrementó con acreedores privados en más de 100.000 millones de dólares en el período 2015-2019, y una con el FMI que en el mismo tiempo se incrementó en 45.000 millones, lo que nos generó un fuerte condicionamiento que también se va a generar en los años venideros».
«Hemos logrado este año, producto de un crecimiento único en la historia de más de 10 puntos en la economía, que el déficit primario sea menor, pero no como consecuencia de que dejáramos de pagar jubilaciones, postergáramos derechos, dejáramos de invertir en educación o de promover la actividad económica con políticas activas. Sino producto del crecimiento. Para nosotros ese es el camino virtuoso que debemos seguir», manifestó el mandatario, marcando nuevamente la diferencia central con la mirada del Fondo.
Martín Guzmán, por su parte, expresó: «Necesitamos poder refinanciar las deudas que tenemos para poder seguir adelante con nuestra visión de programación económica para la economía argentina sin tener condicionamientos desde el punto de vista de los pagos y de las políticas».
Según el ministro, la «diferencia medular» con el organismo de crédito internacional es la política fiscal. En palabras suyas, «un programa de ajuste versus uno de crecimiento».
«La diferencia entre lo que plantea el Fondo y el Gobierno argentino consiste en diferenciar un programa que con alta probabilidad sostendría la recuperación económica que la Argentina está viviendo; es esencialmente un programa de ajuste de gasto real versus un programa que le dé continuidad a esta recuperación fuerte a la economía», afirmó el funcionario.
Guzmán analizó que durante el macrismo «se tomó una deuda en un plazo que solo podía pagarse si se daba un shock de confianza en los mercados que traería el financiamiento para hacer frente a esos pagos, pero sabemos que nada de eso ocurrió, por lo tanto, la situación económica en la Argentina empeoró de una forma profunda». Además, dijo que «el acuerdo con el FMI no va a resolver todos los problemas de endeudamiento externo de la Argentina; hay mucho trabajo por hacer; es tan grande el problema que va a llevar años resolverlo».