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Fiscal Luciani: el poder judicial del odio

Al declarar como testigo (como víctima) en el juicio por el intento de asesinato, Cristina Kirchner reconstruyó el clima violento previo al atentado. Los "discursos de odio" tendrían un efecto quizás ínfimo, si no existiera un aparado corrompido de jueces y fiscales que fomentan la violencia política.

Por Miguel Croceri (*)

Diatriba es un «discurso violento contra alguien o algo», según una interpretación de la Real Academia Española, RAE (institución de estudios lingüísticos dependiente de la monarquía de España, que frecuentemente, y a pesar de profundas críticas que se le realizan por su ideología, sus criterios científicos y los intereses que representa, suele ser tomada como referencia en cuanto al significado de los términos del idioma castellano. (Ver definición en el diccionario de la RAE).

«Diatriba», precisamente, fue la palabra utilizada días atrás por Cristina Kirchner para describir el contenido discursivo lanzado en su contra hace casi exactamente dos años por el fiscal Diego Luciani. Este último, aquella vez llevaba a cabo lo que jurídicamente se denomina «alegato». Fue una parte esencial del simulacro de juicio perpetrado contra la exmandataria a raíz del costo de obras públicas realizadas durante su presidencia en la provincia de Santa Cruz a través de Vialidad Nacional (motivo por el cual, el periodismo generalmente nombra al expediente judicial como «causa Vialidad»).

El pasado miércoles (14/08), cuando Cristina declaró como testigo -es víctima en realidad, pero en esta circunstancia procesal fue técnicamente una «testigo»- en el juicio contra tres personas acusadas por el atentado que ella sufriera el 1 de septiembre de 2022, dedicó unos minutos a la función que cumplió el mencionado fiscal en la creación del clima de violencia propiciatorio para el intento de asesinato.

Ese momento de la declaración fue uno más de los muchos -todos impactantes, contundentes y conmovedores- argumentos y razones que la líder del kirchnerismo desplegó en la ocasión, teniendo a pocos metros nada menos que a quienes intentaron matarla, y además frente al tribunal y los/las otros/as participantes de la audiencia.

Sin embargo, a pesar de haber sido «uno más», es un argumento/razón que casi nadie había destacado públicamente hasta ahora. Diego Luciani es una personificación -una entre muchas- del Poder Judicial del odio, armado por los sectores dominantes locales y extranjeros para combatir (igual que en otros países de América Latina) y si les fuera posible eliminar políticamente, a dirigentes que defienden los intereses de cada Nación y de sus pueblos.

Violencia política hace dos años

En los tramos iniciales de su exposición, quien fuera dos veces presidenta de la República y luego vicepresidenta respondió al interrogante que le hizo uno de los abogados que la patrocina y que en este proceso cumple la función de «querellante». El profesional del derecho (Marcos Aldazábal, quien desempeña ese rol junto con José Manuel Ubeira) le preguntó «si en los meses previos al atentado percibió una exacerbación de la violencia política».

La conclusión de Cristina, tras una respuesta detallada y con rotundos ejemplos, fue que «sí, en realidad había mucha violencia». Antes, para llegar a esa afirmación describió que «después de la pandemia los episodios fueron in crescendo», y recordó en primer lugar «las bolsas mortuorias» colocadas delante de la Casa Rosada por manifestantes que exigían la muerte de integrantes de aquel gobierno y de referentes de la lucha por los Derechos Humanos.

Luego puntualizó que frente a su casa, en la esquina de Juncal y Uruguay (en la ciudad de Buenos Aires), frecuentemente llegaba una combi de la cual se bajaba un grupo de personas que «ponían marchas militares, insultaban durante un buen rato y después se iban».

Dijo además que es «imposible no recordar la destrucción de mi despacho como vicepresidenta», situado en el edificio del Congreso Nacional, que fue destrozado mediante piedras arrojadas desde ventanas que dan a la avenida Callao. El lugar preciso de su despacho, situado cerca del ángulo de una esquina (Callao e Yrigoyen) dentro de un edificio que ocupa la manzana completa, previamente había sido «marcado con bombas de pintura», como comprueban imágenes registradas. Destacó que durante unos 30 minutos, ni la Policía Federal ni la Policía de la Ciudad recibieron órdenes de actuar para impedir el ataque a piedrazos.

Posteriormente describió que antes del atentado también «se había producido una pegatina de afiches en la ciudad (de Buenos Aires) con mi rostro, donde se decía que yo era responsable de 35.000 muertes por la pandemia». Agregó que «si bien se descubrió el lugar donde esos afiches habían sido impresos, todavía no tenemos ninguna novedad» judicial acerca de los responsables.

La diatriba previa al atentado

Como parte de la minuciosa explicación de la líder del kirchnerismo, hubo un tramo sustancial que esta columna periodística reproduce a continuación de manera textual.

«Aquel histrionismo del fiscal Luciani contribuyó al clima de violencia de una manera, me parece, indubitable. Porque no fue un alegato en los términos que prevén los códigos, las costumbres, y cómo debe alegar alguien. Fue directamente una actuación, plagada de mentiras, de adjetivaciones, ante la falta de pruebas. Mentiras, difamaciones, contribuyendo a todo un clima. Me acuerdo que fue del 1ro. de agosto hasta el 22 de agosto, que fue esa diatriba. Que ni siquiera puede llamarse alegato.

«La diatriba fue desde el 1ro. al 22 de agosto. Había sido una diatriba parecida a la que me tocó presenciar, en esta misma sala creo que era, entre el 21 de mayo de 2019 y el 24 de julio de ese mismo año. De esa diatriba no se acuerda nadie porque -claro-, había sido preparada pensando que yo iba a ser la candidata a presidenta de la República y me iban a tener sentada ahí (Nota del Redactor, NdR: señala al lugar donde estaban los dos varones imputados y la mujer imputada por el atentado en su contra) acusándome de corrupción. No a mí, al peronismo además.

«Y por lo tanto, cuando desbaraté ese escenario (NdR: se refiere a que el 18 de mayo del ‘19, dos días antes de comenzar el procedimiento judicial que estaba relatando, ella anunció que proponía a Alberto Fernández y Cristina Kirhcner como fórmula de precandidato/ta a la presidencia y vice de la Nación), nadie se acuerda del Luciani del año ‘19, que fue exactamente igual al Luciani (de 2022) que sí tuvo prime-time (en los medios de comunicación audiovisuales y digitales) durante 22 días.

«Que además lo hacía con pantalla partida (NdR: se refiere a las pantallas de las trasmisiones audiovisuales), de manera tal que mientras él hablaba (en la otra mitad) estaba la puerta de mi casa. Insólito, pero estaba (en las pantallas) la puerta de mi casa. Esto motivó que cuando (el fiscal) finalizaba, fuera gente (a la casa de ella), de la gente que siempre iba, y que era cuidada por la Policía de la ciudad de Buenos Aires. (Gente que iba) a insultar y a agraviar.

«(Y también) esto otro motivó la diatriba del fiscal: que las personas que son militantes, simpatizantes, ciudadanos y ciudadanas que no estaban de acuerdo con lo que había pasado, también se convocaran. Y con mucha mayor cantidad de gente, multitudes, que día a día crecían.

«Un día me levanto, creo que fue un sábado. Yo sentía (ruidos) como que arrastraban cosas, y me levanto, y bueno: estaba cercada (la calle y la entrada del edificio) por la Policía de la Ciudad, las famosas vallas, también un acto de violencia que sucedió. Sí, claro: ese era el clima. Esa era el clima (repitió) que se vivía antes del atentado. Con mucha gente que después fue a apoyar y que bueno… concluyó con el intento fallido, con el tiro que no salió». (Fin de la cita textual).

(Los párrafos aquí transcriptos pueden verse/escucharse en el video que registra la declaración completa de Cristina, accesible por ejemplo a través del canal de Youtube del diario Página 12. El total de la trasmisión duró 1 hora y 21 minutos. Las referencias al rol determinante del fiscal se encuentran a partir de los 11 minutos y 10 segundos. Video del 14/08/24).

Lo que vivió «de cerca» el periodista Raúl Kollmann

Cuando el pasado miércoles finalizó la comparecencia de la ex presidenta ante el tribunal que investiga el ataque criminal en su contra, el periodista Raúl «Tuny» Kollmann escribió en su cuenta de la red digital X (antes llamada «Twitter») una serie («hilo») de ocho breves mensajes referidos al enjuiciamiento de hace dos años. Al cabo de ese proceso judicial ella fue condenada y proscripta, pero diez días después de terminada la acusación del fiscal, antes de que los jueces emitieran la sentencia, fue víctima del intento de asesinato.

A continuación se reproduce textualmente (con apenas algunos retoques en detalles formales de escritura) lo que publicó Kollmann, un reconocido y respetado profesional de prensa cuyo conocimiento de los hechos constituye un material informativo de máxima importancia.

(Comienzo de cita): «1.- El atentado contra CFK (Cristina Fernández de Kirchner) y la causa Vialidad. Si me permiten, voy a contar lo que viví de cerca. Seguí el juicio durante dos años y medio, todas las audiencias. Cuando terminaron, no solo yo sino varios de los que cubríamos (periodísticamente) el caso, pensamos: ‘Difícil que haya acusación, ni un solo testigo habló de CFK.

«2.- No solo ningún testigo la nombró, sino que tampoco apareció ni un documento ni un mail, nada, con instrucciones de CFK sobre las rutas (que se habían construido) en Santa Cruz. Que además se licitaron, adjudicaron y controlaron en esa provincia.

«3.- En dos años y medio ni mencionaron esos chats (Nota del autor de esta nota: se refiere a chat utilizados por el fiscal Luciani durante su acusación contra Cristina), que no dicen nada y ni siquiera fueron (comunicaciones) con CFK. (Esos chats fueron) sacados de la causa de José López y los bolsos en el convento. De manera que yo -y varios- pensábamos que no iba a haber acusación. Algunos pensaban que (no la habría) contra ningún imputado.

«4.- Terminadas las audiencias, hubo un largo interregno sin audiencias hasta la intervención de los fiscales. Luciani, curiosamente, viajó a Estados Unidos, dice que a hacer un curso.

«5.- Lo asombroso es que terminado el interregno, (el fiscal) no sólo se despachó con una acusación que no tuvo relación con el juicio, sino que el tono de las NUEVE (las mayúsculas pertenecen a la publicación original en la red) audiencias de acusación, fue incendiario. Combinado con una trasmisión en vivo de los medios alineados con el macrismo.

«6.- O sea: (el fiscal) pasó de no hablar casi nada en todo el juicio, de hacer agua en todas las audiencias, a dos años y medio de ausencia de prueba, a un show asombroso, de una virulencia que no existió en los dos años y medio.

«7.- Por supuesto que no digo que Luciani planificó para que después aparecieran ‘los copitos’ (Nota del autor de esta nota: alude al nombre que suele darse al grupo de vendedores/as de copos de azúcar que perpetraron el intento de asesinato y hoy está siendo juzgado). Lo que digo es que él y quienes le armaron aquel show, jugaron en el plan de aniquilación política de CFK y se agudizó el clima de odio que es el trasfondo del atentado.

«8.- Así que me parece muy bien que CFK haya hecho referencia hoy a Luciani, aunque se ahí se agarrarán los medios macristas (para criticar a la ex presidenta)… No la exposición de pruebas -que fue inexistente- sino el tono violento (del fiscal), sí fue parte del trasfondo del intento de asesinato de Cristina». (Fin de la cita).

(Puede leerse el original de la serie de ocho mensajes publicados por Kollmann en la red X. Posteo del 14/08/24).

Odio, no solo en los «discursos»

En octubre del año pasado, poco antes de la primera vuelta de la elección presidencial, el mismo autor de este artículo publicó otro similar. Aqui se transcribe una parte:

(Comienzo de cita): «Una clave necesario para interpretar la realidad contemporánea de Argentina y las naciones hermanas y vecinas, es advertir que el hostigamiento contra las fuerzas y líderes/lideresas populares suramericanas no consiste solo ni principalmente en lanzar ‘discursos’ en su contra, sino en el accionar devastador de un ‘poder judicial del odio’.

«Las cadenas mediáticas que responden a los mandatos oligárquicos e imperiales, y cuyas discursividades se sitúan en un espectro ideológico que va desde la centroderecha hasta la derecha extrema y violenta, tendrían una influencia más reducida, y quizás mínima, si no contaran con una estructura de jueces y fiscales que integran su mismo bloque de poder, están formados en similares matrices de pensamiento y acción, y defienden intereses parecidos o idénticos.

«Concretamente en nuestro país, Cristina Kirchner es agredida mediante ‘discursos’ desde hace alrededor de una década y media (tema analizado en un artículo del portal neuquino Vaconfirma cuando intentaron asesinarla, nota del 04/09/2022), pero el sistema de poder que más fomentó el odio contra ella hasta dictarle una condena a prisión y proscribirla políticamente, fue el judicial.

«Si el conjunto de jueces y fiscales -es decir la judicatura- respetaran e hicieran cumplir las normas del Estado de Derecho, las garantías constitucionales, el debido proceso y las libertades democráticas, de ningún modo podría haber un ánimo socialmente extendido para agredir al kirchnerismo en cualquiera de sus formas, hasta el extremo de intentar el asesinato de su líder«.

(El artículo transcripto en los párrafos precedentes se titulaba «‘Poder Judicial del odio’, no solo ‘discursos’». Nota del 01/10/2023).

La violencia contra Cristina Kirchner a través de palabras, imágenes, etc. tendría un efecto quizás ínfimo, si no existiera un aparato corrompido de jueces y fiscales que desde su época de presidenta de la Nación formalizó con atributos de «legalidad» las acusaciones inventadas en su contra.

Aparato judicial corrompido que en diciembre de 2022 la condenó a seis años de prisión -se trata de una condena que por ahora no cumple debido a que la sentencia fue apelada- y además la proscribió para siempre, y que llega al máximo nivel de alevosía e impunidad con el encubrimiento a los responsables políticos y empresariales del atentado.

(*) Nota publicada en www.vaconfima.com.ar


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