Por Eduardo Aller
El 21 de mayo de 1978 en la localidad de Hornos hubo silencio de radio. Porque fue la radio, a todo volumen, la que tapó los gritos de los hermanos Rita y Rony Eroles, y del novio de Rita, Daniel Bidón Chanal, y Luis Alberto “el uruguayo” Carvalho. Cuando la música cesó, ellos ya no estaban. Estaban riendo, pateando una pelota, tomando mate, después de una jornada familiar en la casa de las Eroles.
Así recuerda Hilda Eroles, desde ese mismo lugar, 38 años después, la llegada de una patota militar en a ese tranquilo pueblo del partido de General Las Heras, a 110 kilómetros de Capital Federal, vecino a Cañuelas.
Esa calma se romperá en otras tantas ocasiones, hasta que los genocidas entendieron que la actividad política del lugar estaba diezmada lo suficiente. La última víctima fue Graciela Alberti, quien fue secuestrada por el represor Adolfo Donda el 17 de marzo de 1980. En total, fueron once los desaparecidos entre Las Heras y Hornos, cuando en aquel momento no sumaban ni siquiera diez mil habitantes.
Hilda Eroles recibió a Contexto en la casa familiar de Hornos, a donde regresó ya grande y con dos hijos, luego de haber hecho toda una vida en Capital Federal. Se fue a los quince cuando falleció su padre. Cuando vio por última vez a sus hermanos tenía 13.
“Obvio que no hubiese querido este final para ellos pero ahora estoy orgullosa de su militancia y de los valores que tenían: querían un mundo mejor para todos y soñaban con la patria grande”, asegura Hilda. Nos recibe en un amplio caserón, que las ausencias hacen más grande. Cuando retorno, Hilda llenó ese vacío con esa militancia que dice “haber heredado”. Ahora el objetivo era Memoria, Verdad y Justicia.
“Obvio que no hubiese querido este final para ellos pero ahora estoy orgullosa de su militancia y de los valores que tenían: querían un mundo mejor para todos y soñaban con la patria grande”
“Empezamos a trabajar con el proyecto de Memoria en Las Heras a partir de 2003, con la convocatoria del intendente de entonces Juan Carlos Caló. Se sumó gente de diversas procedencias. Estaban los que tenían algo que ver con esta historia y otros que no”, recuerda.
“Empezamos siendo muy poquititos, poniéndonos en la plaza de Las Heras, a empezar a dar charlas en las escuelas, a dar a conocer, a dar testimonio, para que todos sepan que esto que había pasado acá no era tan distante de ellos, que había ocurrido en las calles donde ellos caminaban, que todo este pueblo había sido testigo de que estos jóvenes que trabajaban acá, caminaba acá, militaban acá, hoy ya no estaban”, recuerda.
La idea principal, y más que nada con los más chicos y jóvenes, “era provocar una toma conciencia” sobre lo que había pasado, “que había doce personas que faltaban”. Hilda prefiera hablar doce y no de once detenidos porque Silvia, la novia de Rony, fue “chupada” un día después en su casa del barrio porteño de Devoto.
“Empezamos siendo muy poquititos, poniéndonos en la plaza de Las Heras, a empezar a dar charlas en las escuelas, a dar a conocer, a dar testimonio, para que todos sepan que esto que había pasado acá no era tan distante de ellos»
“Nosotros seguimos luchando para que lo que ellos anhelaban sea una realidad”, explica. Ese “anhelo” era “igualdad para todos” y “los mismo derechos para todos”. En ese sentido, Hilda suena como una mujer satisfecha. Aunque “todavía falta mucho”, sabe que pudo honrar ese mandato con la inauguración de un instituto de enseñanza, con la creación de una biblioteca popular, el dictado de los planes Fines para que los trabajadores de la región terminen el secundario, y hasta el impulso de 6 hornos ladrilleros para luchas contra la desocupación, que atacaba con más dureza a los más vulnerables.
Un mojón de la memoria
La plaza de Hornos está al lado de estación de tren y fue bautizada como “Plaza de la Memoria”. El cartel que la nombre fue pintado por alumnos locales. La circunferencia está marcada por once árboles que fueron plantados en 2015, por cada una de las familias de los desaparecidos. En el medio hay un modesto memorial, con los nombres de todos, diseñado por “Chachín” Bruch.
Horacio “Chachín” Bruch es un docente recién jubilado, historiador, exdirector de Cultura local y compañero de Hilda en Memoria Las Heras. Nos esperaba en un banco de esa plaza, cerca de la obra que ayudó a concretar. “En 1976, cuando la cosa se puso fea, me tuve que ir a Salta y así me salvé”, comenta.
Para hablar de la dictadura, elige una frase del periodista Rodolfo Walsh. “El pueblo no tiene historia, la historia la escriben ellos. No nos dejan. Y cada vez que el pueblo se apoderaba de algo de libertad venían y nos robaban todo, hasta los símbolo”. Para Bruch, “ellos” son la “oligarquía y los dominantes”.
Con respecto a ese “robo de símbolos”, habla de la visita del presidente de los Estados Unidos. “Con Obama, es de la país encargado de combatir a todas la inquietudes de nuestros jóvenes, y ahora con Macri, otro exponente de esa cultura, nos quieren robar la memoria la verdad y la justicia”.
A media cuadra, sobre la calle de acceso a Hornos, que desemboca en la ruta 200, se encuentra la biblioteca popular del municipio “Memoria, Verdad y Justicia”. En la facha, un cartel repasa los desaparecidos y la fecha en que cayeron en manos de sus captores:
Juan Carlos García (29.11.76)
Silvia Paolucci (01.06.76)
Jorge Fraga (01.06.76)
María Rosa Clementi (03.08.76)
María Eloísa Castellini (11.11.76)
Jiimmy Murphy (12.03.77)
Rita Eroles (21.05.78)
Ron Eroles (21.05.78)
Daniel Bidón Chanal (21.05.78)
Luis Alberto Carvalho (21.05.78)
Graciela Alberti (17.03.80)
En proyecto para formar una biblioteca participó la docente y e integrante del gremio Suteba Paula Gimémez. Recuerda que “eran muy poquitos” cuando empezar a difundir sus intereses aunque aclara que “ahora so n muchos los compañeros que se acercan y trabajan en las actividades”. También comparte la fórmula de su éxito: “No claudicar jamás”. Aclara que “todo se empezó a mover desde 2003”.
la versiones no eran demasiado originales: que se habían ido a cuba, que estaban viviendo con identidad falsa en otro lugar o que, simplemente, no querían ser hallados.
“Ese traer ese tramo de la historia a la vida cotidiana de todos”, explica. Paula se mostró preocupada por la actualidad política aunque “los compañeros luchan día a día”. Se refería al nuevo gobierno de Mauricio Macri, el cual, entiende, propia “la censura” y no le da suficiente importancia a los Derechos Humanos.
Hilda, Horacio y Paula coinciden en que la primera etapa de la redacción fue de negación, donde la frase más escuchada era “algo habrá hecho”. Sobre los desaparecidos de allí, la versiones no eran demasiado originales: que se habían ido a cuba, que estaban viviendo con identidad falsa en otro lugar o que, simplemente, no querían ser hallados.
Para este 24 de Marzo, habrá una vigilia y una marcha de antorchas y luego un festival para toda la familia, con espectáculos en Las Heras y en Hornos. Si el tiempo acompaña, los más chicos correrán al sol y los más grandes los miraran desde la sombre de un árbol. Cuatro décadas después, el final será distinto.