Por Alejandro Palladino
Juan Grabois es el fundador de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE). Aunque se conocen desde 2008, en los últimos tiempos estableció un vínculo estrecho con el Papa Francisco, quien lo recibió en distintas oportunidades para tratar las problemáticas que tienen en común por las condiciones de vida que atraviesan los sectores sociales más vulnerados. El pasado sábado fue nombrado como consultor del Pontificio Consejo de la Justicia y la Paz, organismo de la Iglesia católica que trabaja por la justicia social y los derechos humanos en todo el mundo.
-¿Qué perspectivas tenés en este nuevo rol que te asignaron las autoridades eclesiásticas en lo que tiene que ver con tu trabajo con los movimientos populares? Vos dijiste que es un reconocimiento por lo realizado. ¿Significa también prestarle más oído a sus demandas en el entramado interior de la Iglesia?
-Es un reconocimiento, no a mí personal porque hice muy poco, sino a todos los que luchan desde las organizaciones comunitarias por tierra, techo y trabajo en todo el mundo y que nos fuimos reencontrando en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, que agrupa a más de mil organizaciones de los cinco continentes, como los Sin Tierra de Brasil, los Slum Dwellers de la India y África, que son una red muy grande de lo que nosotros llamamos organizaciones de villas y asentamientos, el Movimiento Mundial de los Trabajadores Cristianos, las fábricas recuperadas de otros países de América Latina y Europa y la Asamblea Mundial de Pueblos Originarios que preside Evo Morales. El nombramiento tiene que ver con algo que vengo haciendo de articular el diálogo entre las organizaciones populares y la Iglesia, particularmente el diálogo entre el pensamiento social del Papa Francisco y la praxis de nuestras organizaciones.
-¿Qué rol cumplen los movimientos sociales y populares en el actual escenario político argentino de avance neoliberal, de acuerdo con lo hecho hasta el momento por el Gobierno nacional en detrimento de esos sectores?
-Planteamos que la democracia excede la lucha política institucional. La democracia se construye todos los días en las barriadas, en las cooperativas, en la cotidianidad de los excluidos del campo y de la ciudad, y los movimientos populares plantean una crítica en general al sistema capitalista en su conjunto, más allá de que el capitalismo neoliberal presenta con particular profundidad las injusticias sociales, las desigualdades y la represión. Los problemas estructurales son una característica esencial del capitalismo, que es lo que el Papa Francisco llama el paradigma tecnoeconómico, que es la subordinación de los avances técnicos al dios dinero en función de la maximización de la ganancia de un puñado de plutócratas internacionales que a nuestros gobernantes no les dirigen ni el saludo. Conforman una élite mundial que tiene muchísimo más poder que las instituciones públicas. Y en el otro extremos de la pirámide, los movimientos populares, desde abajo y sin representación institucional, resuelven los problemas de los accesos a la tierra, al techo y al trabajo cuando no el mercado ni el Estado los resuelven.
-¿Cómo se materializan sus actividades para mejorar la vida de esos sectores?
-Las organizaciones creamos trabajo donde no lo hay, recuperamos tierra para los que el mercado inmobiliario expulsa y construimos nuestras propias viviendas. Mientras de esta manera subsistimos, y mientras tanto nos organizamos, también tenemos la perspectiva de poder avanzar hacia la transformación estructural de este sistema hacia uno que garantice una vida digna para todos.
-Con el Gobierno argentino, ¿hay algún punto para poder dialogar y que puedan colaborar con esto que me decías, considerando la importancia del rol del Estado cuando se vuelve hacia los sectores populares, o directamente están en las antípodas por las medidas antipopulares que han llevado a cabo?
-Tenemos la obligación de hablar y negociar con este Gobierno y con el que venga, con una posición de independencia, criticando y siempre buscando que la prioridad de las políticas públicas esté puesta en los excluidos. Nuestro método es trabajar y luchar, pero también dialogar para tratar de convencer a los que tienen las decisiones en sus manos que la causa que defendemos es justa. Sin embargo, hay intereses que son más poderosos incluso que los que tienen los cargos políticos y que son quienes sostienen este sistema, que son las grandes trasnacionales y los grandes bancos que no se sientan a una mesa de diálogo a discutir. Entonces, el problema para nosotros es mucho más complejo, pero de a poco y desde abajo creemos que vamos construyendo los pilares para edificar una nueva sociedad.
-¿Creés que el rechazo del Papa al dinero del Gobierno para la Scholas Ocurrentes deja ver cuán distintos son los dos universos del Papa y de Macri, considerando que al mismo tiempo que buscan dar este gesto de supuesta solidaridad toman medidas de ajuste?
-Sobre el tema de la donación ya dije lo que pensaba y para mí el tema está cerrado, no voy dar nuevas declaraciones.