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Gritos, reproches, denuncias y derrotas: una semana caótica para La Libertad Avanza

Dos derrotas en el Congreso y fuertes discusiones internas marcaron la caótica semana del oficialismo.

La Libertad Avanza vive horas de tensión luego de una semana intensa en la Cámara de Diputados que incluyó gritos, reproches y hasta una denuncia por violencia de género. Mientras tanto, la disputa entre el presidente Javier Milei y su vice, Victoria Villarruel, escala en el Senado con la postulación de Ariel Lijo y por la aprobación de la reforma previsional en la Cámara Alta.

No fue una buena semana para el partido gobernante. Por un lado, la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento de la Cámara Baja habilitó el debate para investigar la visita de seis diputados libertarios a genocidas condenados por delitos de lesa humanidad. Allí, dos de las legisladoras que estuvieron presentes, Lourdes Arrieta y Rocio Bonacci, volvieron a señalar que fueron «engañadas», que desconocían a quiénes verían y que la visita a Ezeiza «revestía con carácter humanitario y para conocer las condiciones de detención de los internos».

Pero Arrieta fue más allá y apuntó directamente contra sus compañeros de banca. «Creí en mi compañero [por Beltrán Benedit, sindicado como organizador del encuentro], creí en la institucionalidad de la Cámara de Diputados. Creo que si tienen que pedir algunas explicaciones deberían comenzar con quiénes lo organizaron, con quiénes brindaron las herramientas para que esto se lleve a cabo, o aquellos que perseguían otros fines que no se nos habían comunicado a nosotros», sostuvo, y apuntó directamente contra la presidencia de la Cámara, Martín Menem. «No nos mandamos solos, no me voy a subir a una combi sin ningún tipo de aval político», sostuvo, y se definió como «una persona orgánica que respeta la institucionalidad y la palabra tanto del presidente de la Cámara como de mis pares».

Lourdes Arrieta y Rocio Bonacci

Las palabras de la diputada generaron fuerte malestar entre sus pares y ayer, tras el fracaso del oficialismo con los fondos reservados de la SIDE, todas las miradas libertarias apuntaron contra Bonacci y Arrieta, que aportaron su quorum y la reunión de bloque terminó en un escandalo. Según trascendió, Beltrán Bénedit, el jefe de la bancada, Gabriel Bornoroni y el diputado Nicolás Mayoraz increparon duramente a Arrieta a los gritos.

El griterío y la tensa situación generó la irrupción al despacho de personal de seguridad, quienes retiraron al destacamento policial de la Cámara de Diputados a la diputada, visiblemente conmocionada. Allí presentó una denuncia por violencia de género contra Mayoraz, que fue desestimada tan solo unas horas después. Paralelamente, la diputada Lorena Villaverde pidió la expulsión de Arrieta del bloque, pero no tuvo apoyo.

«Nicolás [Mayoraz] la increpó a Lourdes [Arrieta]. Le dijo que hoy jugó para Unión por la Patria y que conspiró contra el gobierno de Milei», sostuvo un testigo del hecho a Página/12. «Marcela [Pagano] nos pidió que entráramos a sacar a Lourdes porque la estaban atacando», indicó la misma fuente.

Tras este escandalo, una de las que habló fue la diputada Lilia Lemoine, quien trato a su compañera de banca de «desequilibrada mental» y de no «tener todos los patitos en fila». Mientras que Bonacci aseguró que «fue un momento duro e incómodo», sostuvo que «el bloque no está bien», ratificó su apoyo a Arrieta y afirmó: «Está en su derecho a defenderse, como mujer y como persona».

La situación tampoco está amigable en lo que respecta al presidente y su vice. Por un lado, Villarruel mostró su rechazo a la candidatura de Ariel Lijo propuesta por Milei para la Corte Suprema, iniciativa que también ya fue rechazada por el senador Francisco Paoltroni, que responde a la vice, y que en las últimas horas tuvo duros cruces con Santiago Caputo, el asesor favorito del presidente. «Es un juez controversial que no contaría con los pergaminos necesarios para ser juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación», sostuvo Villarruel sobre el magistrado propuesto por Milei.

Otro de los puntos que generó ruido entre ambos fue la situación con las dietas de los senadores, que esta semana recibieron un incremento de sus salarios, los cuales alcanzaron los 9 millones. El presidente sostuvo que se trataba de un «despilfarro» y de una «traición al pueblo argentino». «No se quién fue el responsable de semejante burla, pero quienes han avalado estos atropellos a los trabajadores sufrirán las consecuencias en las urnas cuando el pueblo se exprese mediante el voto», agregó.

Tras la polémica, hoy el Senado busca en el recinto retrotraer ese aumento, en la sesión en la que también se aprobó la reforma jubilatoria, que con los fondos de la SIDE, se trata del segundo golpe en el Congreso para el Gobierno nacional esta semana. Que Villarruel haya habilitado este debate fue otro de los puntos que generó malestar al Ejecutivo nacional. La vicepresidenta intentó darle tiempo al Gobierno para lograr negociar los rechazos a la iniciativa, pero pasado un mes el tratamiento era inminente y finalmente se dio este jueves, con la convertida en ley. Milei, en tanto, ya adelantó que vetará la medida.


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