El domingo 19 de diciembre se producirá la segunda vuelta electoral en Chile. La elección, que definirá quién será presidente durante los próximos cuatro años, se dirime entre el candidato de izquierda, Gabriel Boric, y el ultraderechista José Antonio Kast.
Para entender qué está en juego en las elecciones chilenas, Contexto entrevistó a Hugo Gutiérrez, ex diputado nacional de Chile (2010-2021) y actual convencional constituyente.
¿Qué está en juego en estas elecciones del domingo en Chile?
Primero que todo, lo que está en juego es la presidencia de Chile entre una persona que tiene un claro compromiso con los derechos humanos y la justicia social, que es el candidato de izquierda, Gabriel Boric, y, por otro lado, José Antonio Kast, un candidato de la extrema derecha que es hijo de un nazi. Esto no es metafórico, el padre de Kast fue un miembro del Partido Nacionalsocialista alemán que llegó a Chile, prácticamente huyendo del enjuiciamiento de los aliados. Aquí, durante la dictadura de Pinochet, ese mismo hombre, el padre del candidato de la extrema derecha, Kast, encabezó persecuciones en contra de los campesinos en la zona de Paine, donde residió.
Entonces, lo que está en juego es una postura humanista y humanitaria versus un pinochetismo que se ha mantenido a lo largo de todos estos años de la transición democrática y que hoy encabeza el candidato de la ultraderecha, Kast.
En segundo lugar, lo que está en juego es el proceso constituyente. Aquellos que fuimos elegidos para redactar la nueva Constitución chilena sabemos que si es elegido Kast el proceso constituyente se va a estancar. El Gobierno de Kast se pondría como objetivo desmantelar el proceso constituyente e impedir que Chile tenga una nueva Constitución política.
En la primera vuelta hubo un bajo nivel de participación, ¿por qué? ¿Esto puede cambiar en la segunda vuelta?
Históricamente, desde que el voto se hizo un derecho, es decir que ningún chileno está obligado a votar, la participación electoral del pueblo chileno disminuyó a los porcentajes que ya conocemos, casi el 50 % del padrón electoral. En consecuencia, lo que pasó en la última elección no es ninguna novedad. Algo parecido había ocurrido en la elección anterior, donde fue elegido Piñera.
Esperamos que en la segunda vuelta aumente el porcentaje. Espero que muchas personas que por flojera o desidia eligieron no ir a votar en la primera vuelta, al saber lo que está en juego en esta segunda vuelta, sí vayan a votar.
El estallido social de 2019 nos sorprendió a muchos que, a la distancia, veíamos un Chile en el que parecía que nunca pasaba ni iba a pasar nada; un Chile que los líderes de la derecha regional y los medios hegemónicos de comunicación mostraban como un ejemplo a seguir. ¿Hay algún tipo de continuidad, de vínculo, entre ese estallido social y las actuales elecciones, o son dos procesos que van por distintas vías?
Todo ello forma parte de un mismo proceso político. El 18 de octubre de 2019 se abrió la caja de pandora social de Chile, donde todos esos monstruos que estaban escondidos por el tipo de transición social que tuvo el país reaparecen y el pueblo decide presentarlos. Fue una reacción ciudadana que permitió que empezara a derrumbarse el mito neoliberal que había en este país, en América Latina y en el mundo, la pseudoestabilidad económico-financiera. La gente entendió que todo esto era producto de una Constitución política dejada por la dictadura y el pueblo decidió enfrentar esa situación que se hacía bastante indigna.
Así se inició un proceso constituyente que nos llevó a un plebiscito, donde el pueblo se pronunció de manera mayoritaria por una nueva Constitución política. Posteriormente hubo una elección en la que el pueblo chileno se manifestó fundamentalmente porque los integrantes de esa Convención Constituyente que iba a redactar la nueva Constitución política fueran de movimientos sociales, más allá de los partidos tradicionales de este país.
Sin embargo, el esfuerzo que hizo la derecha por deslegitimar el proceso constituyente le dio resultado. No fuimos capaces de resguardar el proceso constituyente, de cuidar la Convención Constituyente, y la dejamos entregada a los medios de comunicación de la derecha, que se pusieron como objetivo destruir la imagen y la legitimidad de la Convención Constituyente y creo que en gran medida lo han logrado.
Soy de los que sostienen que el objetivo político de la oligarquía chilena y de los grupos económicos nacionales es terminar con la Convención Constituyente. No quieren nueva carta magna, quieren que siga la Constitución de la dictadura.
Por eso creo que todo esto es parte de un proceso, pero, en este proceso, así como los partidos políticos no estuvieron a la altura de las circunstancias el 18 de octubre de 2019, ahora tampoco hemos estado a la altura en la defensa de la Convención Constituyente.
La campaña de la derecha se ha vuelto cada vez más sucia, Kast mismo se ha encarga de difundir mentiras sobre Boric, pero hay grandes amplificadores de esas mentiras que son los medios hegemónicos de comunicación. ¿Qué rol están jugando en esta elección?
Los medios de comunicación han sido fundamentales en propiciar las falsedades, las mentiras y en la instalación de Kast como un personaje democrático. El mundo está sorprendido de que un hijo de un nazi, Kast, sea candidato a presidente de Chile. Un sujeto que, además, él mismo es un defensor de los violadores de derechos humanos y la mantención de la Constitución de la dictadura militar de Pinochet. Kast no solo tiene un padre nazi, él mismo es un personaje de extrema derecha y los medios de comunicación y las redes sociales han jugado un rol destacado en su instalación y le han blanqueado la imagen. Ese ha sido el gran mal de los medios de comunicación: legitimar a un sujeto que es un personaje terrorífico para el país.
¿Cómo puede influir en la región el resultado de esta elección?
Si gana Boric va a ser un gran alivio tanto para el país como para la región. Boric se insertaría en el conjunto de Gobiernos progresistas que comienzan a abrirse camino nuevamente en América Latina. Si gana Kast, significa que la operación de restauración del modelo neoliberal iniciada por Piñera sigue su curso, todo ello a instancias del imperio norteamericano. La restauración neoliberal de América Latina, la recuperación de lo que Estados Unidos considera «sus colonias» en la región, es la política en la que está abocado el imperio.