Por Florencia Abelleira
Albertina Carri se define como guionista, productora y directora de cine y televisión, lesbiana, madre y esposa de Marta Dillon. Es hija de Ana María Caruso y Roberto Carri, desaparecidos durante la última dictadura militar, hecho en el que luego se inspiró para realizar Los Rubios, un documental excepcional en el que busca recrear su infancia.
También se hizo conocida su experiencia materna. Con Marta y el mejor amigo de ambas concibieron a su hijo Furio, que tiene dos mamás y un papá.
Su cine siempre fue experimental: Barbie también puede eStar triste es un corto pornográfico hecho con muñecos; Los Rubios mezcla variados recursos audiovisuales y tiene dos Albertinas; Géminis explora la endogamia entre hermanos. Su última película, La Rabia, aborda la violencia en todos sus sentidos.
Ícono del llamado Nuevo Cine Argentino, desde el año pasado es la directora artística del Festival de Cine LGBTIQ Asterisco organizado por la Secretaría de Derechos Humanos de La Nación. En septiembre podremos volver a admirar una obra suya: esta vez hará una videoinstalación en el Parque de la Memoria.
-¿Qué desafíos significó convertirte en la directora artística de Asterisco?
-Ni bien me convocaron en 2013 lo dudé un rato, no es que dije «esto es lo que había soñado». Lo primero que dije fue que yo no me iba a meter en ese mundo gigante que me iba a quitar tiempo, pero sentí que era un pensamiento muy mezquino, «¿por qué tanta mezquindad?», me pregunté. Uno se puede entregar un poco y entregar algo de su saber.
Lo que descubrí en el camino es que Asterisco me dio mucho más a mí de lo que yo le di a él. La posibilidad de ver todo ese cine y pensar con una lógica de programadora es una forma de relatar, y Asterisco es como una gran película.
También siento que es algo necesario, que está bien que la gente acceda a este cine, porque no hay otra manera de hacer visibles estos cuerpos, estos goces.
-¿Cuál es el aporte a nivel cultural e ideológico que hace este festival de cine LGBTIQ?
-El primer aporte es hacer un festival internacional de cine, que es en sí un aporte cultural e ideológico a la ciudad y sus alrededores porque es un cine que no se estrena comercialmente y no se ve en las pantallas con frecuencia. Es un cine autoral, muy independiente y afectivo, porque trata de temáticas muy personales, revisa cómo nuestros cuerpos han sido representados históricamente.
-¿Creés que el contexto sociopolítico propició que sea posible hacer este festival con estas características?
-A mí me convoca la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación para hacer un festival de cine LGBTIQ. Que una de las prioridades de la Secretaría sea ocuparse de la discusión de los derechos de esta comunidad sin dudas es un contexto sociopolítico propicio para este evento y muy necesario, porque el cambio cultural tiene que continuar.
Más allá de las leyes de vanguardia que tiene la Argentina, como la Ley de Matrimonio igualitario, la Ley de Identidad de Género y la de Fertilización Asistida, que le cambió la vida a un montón de personas. De cualquier modo, hay que seguir ahondando el cambio en el cotidiano, y para eso son los eventos culturales, para hablar de lo que no se conoce.
-A través de su programación, ¿buscan alguna mirada en particular sobre la diversidad sexual?
-No creo que haya una mirada particular. Nos corremos de lo solemne o descriptivo. Nos dejamos atravesar por el cine. Nuestra prioridad es hacer un festival de cine, no sólo porque nos gusta el cine o porque es un arma política importantísima: es una reflexión también sobre el poder de las imágenes.
Este año hay una sección nueva que se llama Bromance, que la inventaron los norteamericanos a partir de los skaters que se llamaban brothers porque se consideraban muy amigos. De ahí nació esta corriente y nosotros lo llevamos al Bromance criollo. En ese contexto rescatamos una película de Leonardo Favio, Soñar soñar, en 35mm. Es interesante releer la película de Favio desde el bromance, por eso hacemos hincapié en pensar las imágenes, en qué decimos cuando decimos algo.
-En tu opinión, ¿cómo ves el fomento del cine nacional y su situación hoy?
-Yo creo que el fomento del cine nacional a través del Instituto Nacional del Cine cada vez ha crecido más. Nosotros tenemos una ley para el cine increíble que ya tiene muchos años y que a partir de ahí nace el Nuevo Cine Argentino, porque es una industria subsidiada por sí misma: el impuesto del cine vuelve al cine.
«el fomento del cine nacional a través del Instituto Nacional del Cine cada vez ha crecido más. Nosotros tenemos una ley para el cine increíble que ya tiene muchos años y que a partir de ahí nace el Nuevo Cine Argentino.»
-La programación de Asterisco es de cine independiente. ¿Qué análisis podés hacer de la coexistencia entre el cine independiente y el comercial?
-Lo que ha pasado con el cine en los últimos años es que los festivales en el mundo son un evento de shopping. ¿Cuál es el relato? Se perdieron las salas de cine en el mundo entero, la sala como cine-arte. Ese amor romántico por el cine se convirtió en un monstruo industrial. Un poco lo que plantea (Alejandro) Bodart de cómo Grecia tiene que pagar la deuda y que Europa pague el copyright me parece que tiene que ver con esto, porque el copyright es un invento del capitalismo. Va a llegar un punto en que el capitalismo va a caer en su propia trampa. Creo que ya está pasando algo de eso, con los discursos disruptivos y con reconocer otras formas de vivir, de ser, de estar, de encontrarnos, de gozar. El mundo hoy es mucho mejor que hace cinco años, y ni hablar que cuarenta.
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Cine, tele y videoinstalaciones
-En los últimos años incursionaste en la televisión. ¿Te sentís cómoda en ese ámbito?
-El tipo de series que yo hice las hice en un marco de total libertad dentro de las limitaciones logísticas que te da la editorial. En ese sentido, es una televisión que la encaro como el cine.
-El cine es una herramienta artística, pero también ideológica. ¿Qué significa para vos?
-El cine es un gran amor, un espacio donde yo me siento cómoda. En términos personales, es el lugar donde quiero estar. Sin dudas también es un arma política, la posibilidad de poder expresarme.
-¿Estás con algún proyecto de cine o televisión?
-Estoy con un proyecto de videoinstalación. Tengo unas obras que voy a colgar en septiembre en el Parque de la Memoria.
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