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“Hay una búsqueda deliberada por silenciar voces críticas”

Por Roberto Álvarez Mur

Luego de la repentina decisión de C5N de no pasar la última edición del programa de Roberto Navarro, Economía política, dedicada a los vínculos entre el empresario Nicolás Caputo y Mauricio Macri, el relato de “tolerancia” y “pluralidad de voces” comienza a mostrar su cara real.

Otro caso reciente fue el de la periodista Julia Mengolini, quien participaba de manera periódica de Intratables, y la semana pasada decidió alejarse del programa al ser amedrentada por su posicionamiento ideológico, por parte de la panelista Débora Pláger. Mengolini conversó con Contexto sobre su situación, la gravedad de lo sucedido con el programa de Roberto Navarro y el nuevo escenario de silenciamiento mediático frente al actual gobierno, al que definió así: “Constitucional, sí; democrático, no”.

-¿A qué interés creés que responden estas situaciones que se están dando en torno a los periodistas y medios que han resultado críticos al actual gobierno?

-Hay dos cosas que están sucediendo. Por un lado, una situación innegable, a partir de una serie de decisiones del gobierno, que es el cierre de muchos medios de comunicación que hubiesen sido críticos al actual escenario político. Lisa y llanamente hay muchísimos periodistas de enorme relieve que ahora no tienen donde expresarse; y no solo periodistas, sino medios de comunicación enteros que tienen que empezar a cerrar. Hay una búsqueda deliberada de silenciar esas voces.

Por otro lado, a los que quedamos en pie, casi medio de casualidad, buscan claramente callarnos la boca. Por ejemplo, lo que sucedió con el programa de Roberto Navarro responde a que ese programa es casi un ícono, hay mucha gente que espera al domingo a la noche para enterarse lo que de otro modo no se enteraría. Iba a hablar de Caputo y el programa no salió, listo. Si después dicen que no hubo censura, están fingiendo ingenuidad o demencia.

-Vos fuiste acusada de “cómplice de corrupción” al aire. ¿Cuál es el objetivo que hay detrás de ese tipo de ataques?

-Lo que me pasó a mí es una cosa absolutamente insólita. Quisieron montar la interpretación de que yo estaba justificando la corrupción. A mí me demonizaron y me quisieron plantear que yo había dicho algo que nunca dije. Me replicaron en todos los medios de comunicación, poniéndome en un lugar ridículo porque me quieren hacer callar la boca. Yo soy de las que sobreviví porque continué conduciendo un noticiero en C5N y porque también seguía yendo a Intratables. Fue claramente una medida de disciplinamiento para conmigo en particular, pero para cualquiera también lo hubiera sido.

-¿Por qué se insiste tanto con la idea de la “corrupción” frente a cualquier elemento político y periodístico cercano al kirchnerismo?

-Hay una enorme operación que se está haciendo cada vez más evidente, incluso a nivel regional, que es la de machacar con el discurso de la corrupción para intentar tapar todos los logros conquistados. La lectura de eso es la siguiente: cuanto peor le vaya al gobierno de Macri, más y más se va a ver en todos los canales de televisión que se hable de la corrupción. Esto es una operación que se puede ver, por ejemplo, en Brasil. Para desgastar al gobierno de Dilma, la derecha monopoliza el discurso de la ética –como si ellos no fueran corruptos– para indignar a la gente y para que se olvide por un rato de que no le alcanza para comer el asadito.

-En plena víspera del 24 de marzo, luego de luchar por instaurar los procesos de memoria, verdad y justicia como bandera, ¿cómo creés que pueda afectar a nivel cultural y social, en la gente, que la marca de la censura vuelva a discutirse dentro del mundo periodístico?

-Honestamente, eso no lo puedo saber. Creo que la gente no es tonta, se da cuenta que hasta el diez de diciembre le alcanzaba para comprar la comida y después le empezó a ser más difícil. Por supuesto que la gente es influenciable y los medios de comunicación tienen un poder en la opinión pública muy peligroso. Pero que a la larga la gente no es tonta. Por más que este gobierno quiera tapar el sol con la mano, no va a poder. Hay gente que se está quedando sin laburo y no le alcanza la plata. El relato tiene un límite muy claro, y es la experiencia de cada uno. El famoso relato macrista, planteado de manera muy burda, es machacar con el mismo tema.

-En ese sentido, ¿cuál es la tarea que tendrá que asumir el periodismo militante?

-El panorama está difícil porque no tenemos los canales para expresarnos. Yo creo que hay que seguir con las convicciones fuertes y no dejarse amedrentar. La derecha no puede monopolizar la ética de la sociedad. Todo lo contrario. Y yo no me voy a comer la opereta de la corrupción. Esa idea de que, si cuestiono por qué no se habla de otra cosa, de inmediato paso a ser “cómplice de la corrupción”.

Es un gobierno muy autoritario. Constitucional, sí; democrático, no. Republicano, tampoco. Muy autoritario, y que está ejerciendo un autoritarismo que yo no me había imaginado. No sé cómo se va a acomodar el panorama de los medios, pero sí sé que la gente no es tonta ni ingenua, y que va a empezar a reclamar. Si el programa de Navarro no sale el domingo a la noche, ya es muy evidente. No están ni disimulando.