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Hebe y Fidel

El domingo 20 de noviembre falleció, a los 93 años, la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, una de las máximas referentes de la lucha por los derechos humanos de Argentina y un símbolo de la resistencia contra las dictaduras del Cono Sur instaladas durante la aplicación de la Doctrina de la Seguridad Nacional de Estados Unidos.

En pocos días, en 25 de noviembre, se cumplirán seis años del fallecimiento de Fidel Castro, líder de la Revolución Cubana y una de las máximas figuras de la lucha antiimperialista.

Fidel y Hebe, Hebe y Fidel. Símbolos de las luchas por un mundo más justo. Rostros que son y serán bandera, porque sintetizan los valores más profundos de los pueblos latinoamericanos.

En 2019, publicamos (Julio Ferrer y Héctor Bernardo) el libro Fidel Castro en la memoria argentina. Allí intentamos reconstruir el vínculo del líder cubano con el pueblo argentino, y para ello era imprescindible contar con la palabra de Hebe de Bonafini.

Hoy Contexto reproduce parte de las declaraciones que nos brindó para el libro la presidenta de Madres de Plaza de Mayo que refleja el fuerte vínculo de respeto, admiración y afecto mutuo que se profesaban Hebe y Fidel:

«La primera vez que pude conversar con él, fue en un gran Encuentro de Solidaridad con Palestina. Allí pude conversar con él. Y también conocer a esa legendaria mujer, Vilma Espín».

«Otro momento en el que pude conversar con él fue en el año 1996, donde me acompañó Lucía García Itzigsohn (hija de militantes detenidos-desaparecidos por el Terrorismo de Estado), en ese entonces una joven que militaba en la Agrupación HIJOS. En ese encuentro le pude entregar el pañuelo de las Madres. Fue pura emoción y alegría. Y siempre Fidel afectuoso».

«Otro de los encuentros que marcaron mi vida con la Revolución Cubana fue cuando me invitó a hablar el 1 de mayo del 2000 en la Plaza de la Revolución. Realmente fue un honor poder expresarme ante el pueblo cubano. Recuerdo algo risueño y que me quedó muy grabado de ese momento. Luego de los discursos, salimos a la marcha con Fidel y me dice en su tono caribeño y pícaro: “Mira Hebe, allí arriba se ven todos los periodistas y van a querer adivinar qué marca de zapatillas uso. Y yo me adelanté y anoche saqué la marca para que no supieran”. Era increíble, hasta la inteligencia en esas pequeñas cosas».

«A partir de ese momento se fue afianzando el vínculo, el respeto y el cariño entre nosotros».

«Cómo no recordar uno de las momentos más dolorosos de mi vida, cuando en el 2001 entraron “unos servicios” en mi casa y torturan a mi hija Alejandra hasta casi matarla. Cuyas secuelas fueron ataques de pánico. En ese entonces, Carlos Ruckauf era el gobernador de la provincia de Buenos Aires. En esa situación me llama Fidel y me sugiere traer a Alejandra a Cuba para ayudarla. Pedido que acepté y fue muy importante para mi hija. La salud en Cuba es una de las esencias de la Revolución».

«También recuerdo con mucha emoción cuando nos reencontramos en la asunción presidencial de Lula en Brasil, en enero del 2003. Los invitados iban por un carril y los presidentes por otro, allí Fidel me ve y me viene a saludar y en ese momento me pregunta cómo andaba mi madre. Resulta que le había contado un tiempo atrás por teléfono que mi mamá había tenido una recaída de salud y estaba preocupada. Lo que demuestra es que además de ser un hombre político, un dirigente revolucionario, tenía esa sencillez y calidad humana que te sorprendía y te emocionaba».

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«Adelantado siempre a los acontecimientos, recuerdo cuando Néstor Kirchner ganó las presidenciales del 2003, Fidel después me llamó y me dijo: “Es un gran hombre y de mucha inteligencia. Tenle paciencia”. Increíble Fidel, lo captó rapidísimo, como también lo hizo con Chávez, Evo y Correa, en ese nuevo amanecer de esos años que se despertaba en América Latina».

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«Fidel es el dirigente revolucionario más importante del siglo XX y XXI. Por su valentía, inteligencia, por su entrega a la revolución en toda Latinoamérica, su sabiduría, humildad y sus enseñanzas. Fidel es único».


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