Por Héctor Bernardo
Ante los reiterados ataques encabezados por Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) –quien se muestra como punta de lanza de las políticas de Estados Unidos para desestabilizar a Venezuela–, referentes de la intelectualidad y la política de Argentina presentaron un documento a favor del Gobierno de Nicolás Maduro y contra el injerencismo.
Entre los firmantes se destacan las figuras de Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz; Alicia Castro, ex embajadora argentina en Venezuela y el Reino Unido; Juliana Marino, ex embajadora argentina en Cuba; Oscar Parrilli, director del Instituto Patria; Atilio Boron, sociólogo miembro de la Red en Defensa de la Humanidad; Jorge Kreyness, periodista y secretario de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de la Argentina; Fernando Buen Abad, filósofo y académico; Guillermo Carmona, diputado nacional y miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores; Carlos Raimundi, ex diputado nacional; y la periodista Telma Luzzani.
A continuación el comunicado:
Solidaridad con Venezuela: contra el golpe y el intervencionismo de la OEA
Ya es un clamor mundial de los pueblos exigir respeto para Venezuela. Una y otra vez, el imperio y sus cómplices han intentado descarrilar el proyecto político y económico que la voluntad democrática del pueblo venezolano ha defendido en jornadas electorales ejemplares, reconocidas por los diversos Organismos Internacionales y bajo la inspiración de Hugo Chávez.
Las instituciones democráticas del mundo exigen que se respeten los Diálogos de Paz que se desarrollan en Venezuela alentados por la UNASUR y el Papa Francisco, con la participación del delegado del Vaticano y los ex presidentes José Luis Rodriguez Zapatero de España, Martin Torrijos de Panamá y Leonel Fernandez de República Dominicana, como instancia ejemplar para dirimir diferencias y garantizar la expresión de todas las voces.
No obstante los esfuerzos del Gobierno venezolano, y sin importar los diversos avales económicos, técnicos y políticos que Venezuela ha conquistado en Organismos Internacionales gracias a sus avances en materia de educación, irrefutables logros en vivienda, salud y trabajo, los sectores de la derecha local y regional insisten en entrometerse usando burdas operaciones mediáticas, utilizando organizaciones financiadas desde EEUU para operar, calumniar, engañar y deformar la realidad respecto a Venezuela. Se ha llegado a una situación insostenible e inaceptable. Basta ya.
Hoy la República Bolivariana de Venezuela vive bajo un acoso mundial descomunal, injusto e ilegítimo. Se trata de un ataque irracional e irresponsable que el imperio ha desatado castigando al pueblo de Bolívar, y contra el presidente Nicolás Maduro, a través de una guerra económica inclemente, un plan de encarecimiento artificial de los insumos básicos, un desabastecimiento programado, una inflación manipulada desde Miami; una guerra mediática con acusaciones irresponsables y peligrosas como el decreto de Obama acusando a Venezuela de “amenaza inusual y extraordinaria”.
El mundo sabe que se intenta derrocar al gobierno de Venezuela para adueñarse de sus riquezas naturales, esclavizar la mano de obra y castigar su atrevimiento por querer ser un país fraterno, soberano y revolucionario.
El gobierno de la República Argentina ha encabezado en la región una infamante y vergonzosa campaña contra la hermana República Bolivariana de Venezuela. Mauricio Macri ha hostilizado al legítimo gobierno venezolano difamando, descalificando e impulsando acciones de desestabilización en una perversa articulación de la derecha regional, en consonancia con las acciones destituyentes orquestadas por los Estados Unidos. Lejos de sumar esfuerzos en favor del diálogo y la concordia, Macri ha sido un activo promotor de la exclusión de Venezuela del Mercosur y de la injustificada aplicación de la Carta Democrática de la OEA.
El desprecio de Macri hacia el gobierno venezolano no puede sino configurar el correspondiente desdén y desaire hacia el pueblo que eligió, convalidó y ratificó a ese gobierno. Por estas horas el pueblo venezolano actualiza su compromiso con la revolución bolivariana y vuelve a expresar multitudinariamente en las calles su apoyo al gobierno de Nicolás Maduro.
El infame proceso de exclusión de Venezuela del Mercosur, protagonizado por Macri y el golpista Temer, ha implicado una flagrante violación de la institucionalidad de nuestro bloque regional. Repudiamos las aviesas maniobras impulsadas por los gobiernos derechistas de la región contra Venezuela provocadas con el evidente fin de posibilitar que el Mercosur se constituya en una plataforma del Libre Comercio y de las operaciones y fuga de divisas de las empresas transnacionales.
Asimismo, repudiamos las agresiones físicas y verbales a las que fueron sometidos la Canciller venezolana Delcy Rodríguez y el Canciller boliviano David Choquehuanca en ocasión de la reunión de Cancilleres de Mercosur, realizada en Buenos Aires en el mes de diciembre de 2016, en abierta violación de las más básicas normas del derecho diplomático.
La agresividad hacia Venezuela se ha reiterado en las expresiones parciales y violentas de parte de la Canciller de la República Argentina Susana Malcorra y del resto de los Cancilleres presentes en la reunión de Cancilleres de Mercosur celebrada en la ciudad de Buenos Aires el día 1 de abril de 2017, las que tensionan aún más la situación con la hermana República Bolivariana de Venezuela y desestabilizan nuestra Región, que se caracteriza por ser una región de Paz, sin diferendos ni hipótesis de conflicto entre sus miembros.
Esas mismas actitudes han sido proyectadas por los gobiernos derechistas de la región a otros organismos internacionales, como es el caso de la OEA. En ese sentido, expresamos nuestro más enérgico repudio al agravio institucional cometido por un grupo de representaciones de Estados miembros de la Organización de Estados Americanos en contra del Estado Plurinacional de Bolivia, al que le fueran usurpadas las funciones de la Presidencia del Consejo Permanente y de la Comisión General de la Organización con el único fin de aprobar una resolución en contra de la República Bolivariana de Venezuela, violando expresamente los principios y las normas que rigen la funciones de ese organismo internacional. Una vez más, queda en evidencia que quienes reclaman por democracia y derechos humanos en Venezuela son los mismos que violentan el orden institucional en el Mercosur y en la OEA, prohijan a las expresiones más violentas de la oposición venezolana y promueven la injerencia en los asuntos internos de un Estado soberano que sólo incumben a los venezolanos y venezolanas.
Alertamos al mundo sobre la extrema gravedad que reviste el avance de los Estados Unidos desde una posición abiertamente injerencista hacia la amenaza de una intervención directa de naturaleza militar. En tal sentido, resultan preocupantes y absolutamente repudiables las declaraciones del jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, Kurt W. Tidd, durante su comparecencia ante el Congreso norteamericano, quien ha afirmado que «la creciente crisis humanitaria en Venezuela podría eventualmente obligar a una respuesta regional». Advertimos que la apelación a la doctrina de la seguridad colectiva regional implica no sólo una amenaza para Venezuela sino para todos los países de la región. Rechazamos categóricamente tales amenazas e instamos a los pueblos, gobiernos y parlamentos de la región a repudiar toda intervención política, económica y militar de parte de los Estados Unidos y sus aliados en nuestra región.
Quienes firmamos este documento exigimos respeto irrestricto por la soberanía de Venezuela, por sus autoridades democráticamente electas y por su Constitución. Exigimos respeto por la libre determinación y la voluntad democrática de su pueblo. Exigimos que cese toda agresión y toda intromisión. Exigimos que se respeten los Diálogos de Paz y se salvaguarde su desarrollo.
Instamos a que se revise el rol que ha cumplido en la OEA su secretario general Luis Almagro y se le juzgue por el conjunto de las agresiones, sobradamente denunciadas y probadas, que viene cometiendo contra Venezuela y contra la misma OEA.
Llamamos a la unidad solidaria de la Región y pedimos que los pueblos se mantengan alerta manifestándose por todos los medios posibles para que Venezuela escuche y sienta que, en esta circunstancia, como ante cualquier otra agresión, los pueblos del mundo clamamos: No a la Intervención ¡Venezuela se Respeta!