Los Centros de Atención al Desarrollo Infantil (CADI) de La Plata, conocidos popularmente como jardines maternales, se encuentran en jaque ante la crisis generada por el COVID-19 y piden soluciones al Municipio para continuar funcionando. Según detallaron, tres tomaron la decisión de cerrar de manera definitiva, mientras el resto sigue peleando para mantenerse en pie.
En La Plata hay alrededor de sesenta CADI que nuclean a un promedio de setenta niños y niñas desde los 45 días hasta su ingreso a la educación Inicial, dando trabajo a alrededor de mil personas. Estas instituciones no son parte de la enseñanza obligatoria, por lo que no se encuentran bajo la órbita de Provincia, sino que funcionan por habilitaciones municipales y dependen de manera íntegra de los aranceles que pagan madres y padres.
En La Plata, la habilitación la otorga la Dirección de Desarrollo Territorial del Comercio y la Industria, según indica la Ordenanza Municipal N° 11.387 sancionada en 2016. Allí mismo se pide una serie de requisitos para su funcionamiento, que van desde las condiciones edilicias hasta la capacitación del personal.
Producto de la pandemia y el aislamiento social preventivo y obligatorio, los CADI cerraron sus puertas. Según afirman, ante la merma de pago de los aranceles, se encuentran en una situación desesperante, viéndose ante la imposibilidad de afrontar salarios, alquileres y cargas sociales.
«Cuando pasó esto de la pandemia, lo primero que se cerró fue todo lo que es Educación, una semana antes de que se decretara el aislamiento, y desde ese momento tenemos el jardín cerrado, sin poder funcionar y sin ningún subsidio del Estado, ni siquiera un descuento de impuestos», explicó a Contexto Patricia Rey, del jardín De paso paseo, con treinta años funcionando en la ciudad. «La situación es terrible», destacó Rey, quien explicó que en su caso hay «un 60% de papás que no pagan y los que quedan, el 40%, pagan mucho menos de la cuota original».
«En el caso de nuestro jardín continuamos de la manera que podemos con el contacto, videollamadas, kits de juegos en casa, para tener continuidad. Sin embargo, la matrícula se redujo en un 50% y de ese 50% no todos pagan la cuota, ni siquiera el mínimo de la cuota», explicó por su parte Mercedes Borzone, coordinadora de Tiempo de Risas. «Todos los días hay una familia menos», agregó.
Si bien hay familias que vieron mermados considerablemente sus ingresos, hay otras que continúan trabajando, pero no pueden afrontar el pago de los CADI tampoco. «Hay muchas familias que están trabajando ambos, pero tienen que pagar una niñera. Es lógico que no nos puedan abonar la cuota», destacaron. «Hay familias que no pueden pagar ni algo simbólico, que eso para nosotras significa todo. El sueldo que yo estoy garantizando a las docentes es lo que me están pagando las familias», explicó Borzone.
En cuanto a lo salarial, los CADI se inscribieron en el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y a la Producción (ATP) a fin de lograr cubrir el 50% de los sueldos, y, si bien en una primera instancia fueron confirmados, a los días les notificaron que al pertenecer al área de Educación estaban siendo evaluados.
Estando bajo la órbita municipal, llevaron el reclamo también a la Comuna, logrando una reunión con las autoridades locales, pero no obtuvieron ninguna solución al respecto. «El Municipio no está aportando nada», detallaron. Tampoco la Comuna logró comprometerse en la quita de carga impositiva para el sector.
Desde los CADI también presentaron a la Comuna un protocolo para evaluar la posibilidad de abrir sus puertas y las autoridades municipales se comprometieron a elevar el pedido a Provincia, como corresponde. Sin embargo, aún no hubo novedades.
«La realidad es que estamos todos en quiebra, todos endeudándonos y no sabemos cómo salir. No tenemos manera», sostuvo Rey. «Estamos analizando cada uno si va a cerrar o no o hasta dónde puede llegar, porque no hay perspectiva de apertura. Se nos hace imposible realmente, y cuando todo se reactive la sociedad va a necesitar el maternal, como lo necesitaron todos. No sabemos qué va a pasar con los nenes cuando todo se reactive y los jardines no estén», agregó.