Por Ramiro García Morete
“Hey, piba: sos lo que quieras, sos lo que decidas…” Tras dos años en Pichicho, banda con la que aprendió no solo musicalmente, se halló ante un dilema: “¿Me alejo o vuelvo?”. Precisamente antes del grupo en el que no solo cantaba sino que llegó a dirigir videos o aportar desde lo estético, también había guardado la viola en el ropero. Pero no mucho tiempo. A decir verdad, jamás fue de quedarse inmóvil. “Culo inquieto”, asumirá con gracia sobre su carácter y energía. Si de hecho ya en el jardín organizaba a sus compañerites y les hacía cantar, igual que a su abuela cuando llegaba a su casa. En ella había unas guitarras que sus padres apenas tocaban “para fogonear” y cassettes de Charly, de Nito Mestre o de Sandra Mihanovich. Pero ella –que de tan histriónica no recuerda siquiera su primera vez en un escenario y arriesga que fue cantando Fito a los nueves en un acto escolar– se inclinaba por el inglés. Quizá el culpable fue su primo, quien allí por 1999 le dio un CD con un archivo multimedia que contenía toda la discografía y líricas de los Beatles. O tal vez fuera ese casete de Christina Aguilera que compró con sus primeros ahorros o Nirvana, su banda favorita de por vida. De hecho Fa Sostenido fue la primera banda en la que cantó, haciendo de los de Seattle así como de otras bandas de hombres porque su potente registro mezzosoprano no le permitía cantar como Daniela Herrero. Luego vendrían los covers “melosos” de Supernatural y la carrera de cine en La Plata. Pero nuevamente, su luna en Virgo y su ascendente en Capricornio le pedirían más. La escuela de comedia musical de Valeria Lynch (donde conocería a Ariel Giordano), un breve paso por la carrera Música Popular y hasta un espectáculo infantil basado en rock nacional precederían a ese nuevo punto de inflexión. En plena crisis –en el más amplio significado de la palabra– era hora de liberar todas esas “habladurías” que atestan sus numerosos cuadernos. La explosión del sonido urbano (viable y accesible para quien maneje una computadora) y el bienvenido empoderamiento femenino aportarían a su proceso personal.
“Soy de la generación que no quiere tu perdón, que no quiere tu discurso, solo quiere alzar la voz”, cantará hoy y habrá pensado cuando decidió llevar más allá las maquetas o notas que muchas veces surgían sobre un autobús o freestyleando en su cuarto. El ser, el decir, el querer y el poder no solo serían títulos de canciones sino los ejes de un manifiesto de autodeterminación, como artista y como persona. Trabajando palmo a palmo con Giordano, fusionaron r&b, pop, rap y hasta una versión de Tita Merello para un trabajo donde el rosa de la portada (su color favorito) contrasta con el femme power de sus barras. O mejor dicho, potencia y complejiza. “Yo creo que soy las dos cosas. Por afuera soy muy combativa, por dentro soy una tiernita”, dirá y se reirá de “pantera rosa” como posible título de la nota. No es Amor si contamina es el título del primer álbum de Juli Suanno, esta artista que decidió algo no tan fácil: hacer lo que quiere.
R&B, POP, RAP Y HASTA UNA VERSIÓN DE TITA MERELLO: UN TRABAJO DONDE EL ROSA DE LA PORTADA (SU COLOR FAVORITO) CONTRASTA CON EL FEMME POWER DE SUS BARRAS.
“Es una conclusión de mi ser en muchos momentos de mi vida”, expresa inicialmente y luego considera que suena exagerado. Pero no lo es: “Retomé cosas que tenía escritas desde hace mucho tiempo, que quizá no me había animado a mostrar. Así que fue un poco fusionar el momento que atravesaba y cosas viejas”. Ese momento que retrata el disco está signado por una expresión generacional. “Formo parte de una sociedad y generación. Me guste o no. No vengo a ponerle la voz a nadie, claro. Y ocurre en un momento muy específico de las mujeres. Ahora está de moda que canten las pibas, dicen. Lo que pasa es que hoy nos animamos a decir y confiar y apoyarnos entre nosotras. Pero más allá de eso, fue un proceso re personal e interno que fue exteriorizado”.
Tras destacar la importancia de Giordano en la producción, Suanno asume que durante mucho tiempo no se animó a estudiar música desde la teoría. “Toco un poco la guitarra, las teclas e intenté con la trompeta”, dice. Si bien no buscaba un disco de género, el sonido urbano favoreció a su expresión. “La tecnología y los programas para editar te permiten esa comodidad de componer en tu casa. Eso me permitió maquetear y darle forma a cosas que terminamos de armar con Ari”. Esas herramientas también le sirvieron para componer sobre las bases. “No soy de pensar mucho. Soy de tirar un free y después corregir, darle forma”. Pero la cantante aclara: “El hip hop me queda grande. Tiene algo de eso, pero también hay cosas de cosas pop, otras más rockeras, más souleras, hay violas y arreglitos funkeros. Eso se fue dando así. No me cierro a ningún género, también por respeto a los géneros”.
A la hora de exponer su instrumento más sólido (la voz) prefirió apostar a toma más espontánea y sin muchos aditamentos: “Fue cantado en el momento y no pinché mucho. Tenía esa presencia y me gustaba no solo desde lo estético sino como expresión. Tenía ganas de que fuera así”. Suanno, quien confiesa que tiene una necesidad de control por las cosas, también se involucra con lo visual. “La música se ve y las imágenes se oyen. Los sentidos van todos de la mano. Siempre gustó la imagen. La imagen abstracta también… Una canción te genera una imagen aunque no esté materializada”.
Su cabeza también había proyectado un sonido en vivo. Pero el proceso le devolvió las ganas de tocar en banda. Por eso el 8 de septiembre (cuando presenté el álbum en la fiesta Freedom que se realiza en Sala Opera), lo hará acompañada por Gero Franco (guitarra), Jere Elzergbe (bajo), Lautaro Lezcano (baterista) y Ariel Giordano (teclados). “Todo empezó a fluir… fue un sonido natural, está re bueno. Yo le dije a los chicos: no importa si no es súper fiel al disco. Pasa por otro lado”.
“Yo me siento toda poderosa / no tengo alas ni colores / igual yo soy mariposa”, canta al comienzo del disco. Y entiende que esa mariposa es una distinta todo el día. “Es otra mariposa. Y está transformando y cambiando todo el tiempo. No me interesa eso de quedarse en el mismo lugar”.