El mundo atraviesa un momento muy particular y América Latina no es la excepción. En la región, los proyectos que levantan las banderas de soberanía y de justicia social parecen recuperar terreno frente los impulsores del modelo neoliberal y del alineamiento incondicional con las políticas de Washington.
Para comprender qué es lo que es lo que pasa actualmente en la región, Contexto dialogó con Paula Klachko, socióloga, doctora en Historia y coordinadora del Capítulo Argentino de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad (RedH), quien brindó un panorama de la situación regional y remarcó la importancia de los próximos procesos electorales en Colombia y Brasil.
Klachko sostuvo que «como siempre, el panorama actual en América Latina es muy complejo. En términos generales, desde 2018, con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en México y luego con el triunfo del Frente de Todos en Argentina, en 2019, triunfos que solo son entendibles en el marco de un crecimiento de las luchas populares, comenzó a verse una modificación de las condiciones de fuerza en nuestra región. También debemos poner en ese marco la insurrección popular, espontánea y prolongada en Chile, que se expresó también en el cambio de gobierno y en la apertura de la Convención Constituyente; a lo que se suma al proceso insurreccional espontáneo, popular y prolongado de Colombia, la recuperación del gobierno en el Estado Plurinacional de Bolivia derrotando al golpe de Estado y otros indicadores muestran un relanzamiento del ciclo progresista en América Latina. Ese ciclo había estado en retrocesos a partir de la contraofensiva de las elites locales que, en coordinación con Estados Unidos, actuaban en el marco de las guerras de cuarta generación con el lawfare (la persecución política a través de los medios y el aparato judicial) en el centro de la estrategia de golpe contra las fuerzas progresistas que gobernaban».
«También hubo otras herramientas de asedio directo o indirecto a los procesos progresistas mediante la utilización de mercenarios y corporaciones privadas militares, como se dio en el caso de Venezuela, y de asfixia a través del bloqueo, como en los casos de Cuba, Venezuela y Nicaragua», recordó la académica.
Luego remarcó que «Los actuales indicadores muestran que América Latina retoma una senda del progresismo en toda su heterogeneidad y diversidad, como también la tuvo esa heterogeneidad y diversidad en la primera ola progresista a principios del Siglo XXI».
Al dar un pantallazo de panorama regional, Klachko realizó la siguiente enumeración:
Chile
«En el marco que describía anteriormente, tenemos en Chile a Gabriel Boric quien asumió hace dos meses, con un panorama bastante complejo porque la derecha pinochentista aún está vivita y coleando, solo hay que recordar que el ultraderechista José Antonio Kast pasó a la segunda vuelta y llegó a obtener el 44 por ciento de los votos. Hay una Convención Constituyente que está avanzando en una nueva Carta Magna que echará por tierra a la que fue creada por la dictadura de Augusto Pinochet, pero aún queda la instancia del plebiscito en el que el pueblo debe aprobar la nueva Constitución y la derecha hará una fuerte campaña para que eso no suceda».
Colombia
«Lamentablemente en Colombia seguimos viendo la atrocidad de los asesinatos de líderes y lideresas sociales, defensores de derechos humanos y firmantes de los acuerdos de paz. Se habla de que se está repitiendo aquella masacre contra la Unión Patriótica (UP), cuando en los ’80 cinco mil militantes de grupos que habían dejado las armas fueron asesinados, entre ellos dirigentes muy destacados de la UP. Por eso es fundamental desterrar al uribismo del gobierno y todo indica que hay muchas chaces de que eso sea así. Gustavo Petro sube en las encuestas y el 29 de mayo esperemos que se dé un paso importante para terminar con la tragedia que vive Colombia».
Brasil
«En Brasil la candidatura de Lula da Silva genera muchas ilusiones, aunque al campo popular no nos guste su candidato a vicepresidente, Geraldo Alkmin, entendemos que se trata de una táctica para ampliar el espacio, sumar votos y desterrar al neofascismo representado por el actual mandatario, Jair Bolsonaro. Veremos qué sucede en las elecciones de octubre y, por lo que indican todas las encuestas, hay grandes expectativas de que Lula logre la presidencia».
Perú
«Hace muchos años que el escenario político peruano es muy complicado. El cambio de signo político en el gobierno, con el triunfo de Pedro Castillo, generó muchas expectativas, pero Perú tiene un sistema de gobierno que prácticamente es una máquina de impedir cuando a las élites no les gusta lo que los gobernantes hacen. El asedio es permanente y las posturas del gobierno no parecerían ser lo suficientemente firmes como para mantenerse en la línea del programa por el cual fue votado. Eso hace que se vea cierta continuidad en los alineamientos internacionales votando a favor de la suspensión de Rusia en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (como también lo hizo el gobierno argentino). En contraste con esas posturas de continuidad, Castillo anunció que va a convocar a una consulta para una nueva Constitución, lo cual es muy alentador ya que es una de las principales demandas del pueblo peruano. Todo en ello en marco de las agresiones de la derecha con intentos de destituciones y amenazas de golpes de Estado».
Argentina
«Nuestro país también va caminando en una ambigüedad con algunas políticas que tienen a beneficiar al pueblo pero, por otro lado, no se registran grandes cambios en los niveles de pobreza y desocupación. Ello en un marco en que hay una derecha que está decidida a desalojar al Frente de Todos del gobierno».
«En el plano internacional se ve el famoso péndulo del que algunos analistas hablaban. Se ven algunas medidas que indican posturas soberanistas, como por ejemplo el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Venezuela, aunque esto también podría tener que ver con las posturas de alineamiento con las políticas de Estados Unidos que necesita petróleo y, por lo tanto, se acera a Venezuela. Argentina votó por la suspensión de Rusia en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y, por el contrario, nuestro embajador en la Organización de Estados Americanos (OEA), Carlos Raimundi, se abstuvo en la votación que proponía suspender a Rusia como observador de eso organismo».
La resistencia: Venezuela, Cuba y Nicaragua
«Los procesos en Venezuela, Nicaragua y Cuba son vistos como los peores fantasmas de Estados Unidos, los ‘díscolos’ en esa ‘gran isla americana’ de la que pretenden adueñarse desde el surgimiento de la Doctrina Monroe, en 1823, hasta la actualidad».
«La situación de Cuba es preocupante porque, por el conflicto bélico en Ucrania, está con muchos problemas de abastecimiento de combustible, lo que, sumado al criminal bloqueo que Estados Unidos mantiene en su contra, genera muchos inconvenientes. Pero el pueblo cubano siempre resiste con el orgullo y la dignidad en alto».
«Por su parte, Venezuela está en plena recuperación de su economía. En cierta medida, ha logrado triangular el bloqueo económico asfixiante, lo que genera un desahogo y una reactivación del mercado interno en un proceso que se propone sustitución de importaciones para diversificar su economía, modificar su matriz productiva y salir de rentismo petrolero que hace más de 100 años caracteriza a su estructura económica».
«Por su parte, en Nicaragua encontramos indicadores sociales más que interesantes, en especial si la comparamos con sus vecinos, con los países de América Central, pero a la vez se encuentra muy asediada diplomáticamente».
El futuro inmediato
«Hay muchos puntos más para abordar, pero este panorama ya nos da una muestra de que hay indicios fuertes de un relanzamiento del ciclo progresista, un relanzamiento abierto por las luchas populares que se expresa en cambios superestructurales algunos muy importantes. Algunos de esos cambios muy claves están por venir, como los que espero que sucedan en Colombia y Brasil. Si acceden las fuerzas progresistas a los gobiernos de esos dos países y se mantiene los gobiernos de Argentina y México (lo que representa a los cuatro países más grandes de América Latina), entonces las perspectivas para los próximos meses y para el 2023 pueden ser muy alentadoras pero, para avanzar, los proyectos populares necesitan al pueblo en la calle y a la batalla de ideas en todos los espacios».