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La cumbre con los intendentes: una estrategia a contrarreloj

Por José Welschinger Lascano

Comenzando a prepararse para las elecciones legislativas del próximo año, Mauricio Macri se encaró el viernes con una multitud de intendentes de todo el país, utilizando el predio de Tecnópolis como base de operaciones. ¿El objetivo? Establecer cara a cara con los municipios cómo gestionar sus propias políticas, que le permitan al Gobierno nacional mostrar obras y acciones, y evitar que el ajuste sea lo único realizado por Cambiemos antes de las elecciones en 2017. En función de esta meta, Macri se valió de dos elementos heredados del kirchnerismo: la relación establecida entre el Ejecutivo nacional y los intendentes, y las instalaciones del predio construido en Villa Martelli.

Para el politólogo Nicolás Tereschuk, la cumbre con los intendentes surge como una estrategia que apunta a cubrir una gran falencia de la gestión, ya que el mayor déficit del Gobierno está en el territorio, y en su falta de presencia a la hora de hacer llegar políticas públicas a los distintos puntos del país. “Hablando de Cambiemos, se puede incluso decir que esa es una debilidad especial del PRO, porque obviamente el radicalismo tiene más arraigo territorial: seguramente la mayor parte de los intendentes de Cambiemos que participaron del encuentro eran de la Unión Cívica Radical, algunos del PRO, y difícilmente haya habido ninguno de la Coalición Cívica”.

Según consideró Tereschuk, Macri está empezando a trabajar sobre ese punto débil para ver cómo puede lograr obtener algún grado de presencia con sus políticas en el territorio, algo que de por sí la afinidad de su partido no le da. El especialista explicó:

“SI EN ESTE MOMENTO EL PRESIDENTE ESTÁ HABLANDO DE ‘TRABAJAR CON LOS INTENDENTES MÁS ALLÁ DEL COLOR PARTIDARIO QUE TENGAN’, ES PORQUE JUSTAMENTE LO QUE EL ANÁLISIS DEMUESTRA ES QUE SU GOBIERNO NO VA A PODER HACER NADA, A MENOS QUE CONSIGA COORDINAR CON LOS DISTINTOS PODERES LOCALES, Y ESPECIALMENTE CON LOS JUSTICIALISTAS”.

Puntualmente, según observan analistas propios y ajenos, esta cercanía con el territorio es lo que al Gobierno más le hace falta, y lo que más necesita en este momento. Para Tereschuk, la solución para este problema se puede ensayar de distintas maneras, y no es raro que se intente lograr desde los Ministerios.

Sin embargo, la articulación nación-municipio es recordada como una innovación de la gestión de Néstor Kirchner. Lejos de aparecer como una señal de continuidad política con aquel modelo, Nicolás Tereschuk consideró que el Gobierno simplemente está implementando una herramienta que ya sabe efectiva. “En su momento, cuando Néstor Kirchner comenzó a utilizar esta estrategia, se notó como una novedad de su Gobierno; y le sirvió especialmente para poner entre paréntesis el poder que estaban ejerciendo políticamente algunos gobernadores”.

Según detalló el especialista de la UBA, mediante el contacto directo, el Estado nacional se salteaba esa articulación, hasta el momento imprescindible, entre la provincia y los municipios, eludiendo de esa forma el control de los gobernadores.

“Esto fue algo característico del primer kirchnerismo –subrayó Tereschuk–, y si ahora reaparece no es por marcar una continuidad con aquel modelo, sino para cubrir una necesidad directa del Estado nacional”. Como el especialista explicó, implementar políticas públicas propias en un país federal exige un nivel de coordinación muy elevado entre la nación, la provincia y el municipio; no solo en el sentido de permitir, sino incluso en el de definir, priorizar y cumplir. “Es muy difícil alcanzar los objetivos planteados para la obra pública cuando un Gobierno local no colabora; y cuando aparecen conflictos, que muchas veces sucede, puede ser que comiencen desde el municipio, la provincia, la nación, o de varios puntos del sistema en simultáneo”. Un ejemplo reciente de los profundos efectos de estos desencuentros, señaló el politólogo, se observó en la situación conflictiva entre la nación y la provincia de Córdoba durante el último Gobierno de Cristina Kirchner.

Sin embargo, el uso de esta estrategia puntual tiene relación directa con la estructura interna de Cambiemos. Según Nicolás Tereschuk, para un partido que tuviera la mayor parte de las provincias y los municipios, como es el caso del justicialismo, esta articulación directa podría realizarse con relativa facilidad; pero en el caso de Cambiemos, cuyos bastiones están en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, obviamente hace falta extenderse aun más. Si bien controlar los distritos más importantes le otorga al Gobierno una clara ventaja, el politólogo consideró que para gestionar sus políticas en el resto del país es necesario disponer también de otro tipo de armado.

“Entre los presidentes y los gobernadores constantemente hay acuerdos y tensiones –comentó el especialista–, y siempre aparecen fotos que muestran la afinidad, pero también todo el tiempo leemos noticias que nos hablan de los desacuerdos: y entonces lo más seguro es que Macri necesite ahora una comunicación directa con los intendentes para poder extender su influencia, por encima de la relación que ya tenga labrada con los respectivos gobernadores”.

Falso contacto

Analizando el empeño que pone Macri en mejorar su imagen de cercanía, se puede entender que la falta de presencia o empatía es una de las principales preocupaciones para los asesores políticos de Cambiemos. En este sentido, la articulación con los intendentes surge como una estrategia de prioridad frente a las elecciones legislativas. Para Nicolás Tereschuk, esta es una de las múltiples estrategias ensayadas por el Gobierno, con la intención de mejorar sus chances en 2017. Intentando superar este gran obstáculo que tiene el macrismo, que surge de la propia conformación de su coalición de gobierno, el futuro cercano de Cambiemos se jugará en gran medida en su capacidad para negociar exitosamente estos acuerdos locales.

Desde el análisis del especialista, la fuerza política que el Presidente lidera carece tanto de presencia como de capacidad para generarla, una situación que lo obliga a acercarse a los intendentes que están en la vereda de enfrente para llegar a las próximas elecciones legislativas. “Eso está buscando el Gobierno –comentó Tereschuk–, a la vez que seguramente vaya a la pesca de ver con cuáles figuras de la oposición puede ir afinando sus negociaciones, o por lo pronto cuáles son los más dispuestos a coordinar”.

Para el politólogo, es justamente por ese motivo que desde el discurso se plantea el diálogo con los intendentes como algo despojado de intenciones políticas; un gesto que apunta al bien de los argentinos, más allá de las banderas y de los colores. “Su necesidad ahora es llegar, y los colores de su partido están demasiado poco extendidos: es una necesidad absolutamente práctica, profundamente política, y en esto el Gobierno se juega el resultado de las elecciones de 2017”. Tras diez meses de refugiarse detrás de la pesada herencia, las cartas del macrismo ya estarían repartidas, y si no alcanza a mostrar políticas concretas en el territorio antes de agotar su tercer semestre, difícilmente le alcance el tiempo para revertir su imagen en la arena electoral.

A propósito de una posible división interna entre el Presidente Macri y la gobernadora Vidal, Tereschuk descartó que el encuentro con los intendentes haya sido un movimiento del Ejecutivo nacional para aventajar a la provincia bonaerense. “No existen diferencias políticas entre ellos, aunque sí existen distintas formas de aproximarse a la política, que se reflejan a su vez en distintos niveles de aprobación que notamos en las encuestas. Básicamente, la diferencia es que María Eugenia Vidal no tiene ese tremendo problema con la ‘cercanía’ a los ciudadanos que sí tiene Macri; y por eso no la vemos insistir tanto como al Presidente en hacer puestas en escena, subiéndose a los colectivos y ese tipo de cosas”. Para terminar de sustentar esta lectura, el Presidente se mostró el sábado bailando cumbia tras finalizar la cumbre con los intendentes, durante un festival en el predio de Tecnópolis en Villa Martelli.

Según el especialista, lo que sí se nota es una distancia en los estilos y una diferencia en ciertas acciones de gestión. “Macri tuvo mucha exposición personal con el tema del tarifazo –comentó el politólogo–, mientras que a Vidal le convenía quedarse callada y no meterse, para no compartir el costo político de una decisión que impactó muy fuerte sobre la imagen de Cambiemos”.