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La derecha juega todas sus cartas para que Lula vaya preso

Este miércoles, el Supremo Tribunal Federal (STF) dará a conocer el fallo sobre el habeas corpus presentado por la defensa del expresidente Luiz Inacio “Lula” Da Silva. La decisión del Tribunal será determinante para saber si Lula será encarcelado o si podrá seguir con su campaña rumbo a la elección presidencial de octubre de 2018, para la que es amplio favorito.

En ese marco, a menos de veinticuatro horas de conocerse la sentencia, un militar retirado, el general Luiz Gonzaga Schroeder Lessa, amenazó con dar un golpe de Estado si Lula queda libre. Sostuvo que “si ocurre semejante apartamiento de la ley, ahí no tengo duda de que sólo queda el recurso a la reacción armada. Ahí es el deber de la Fuerza Armada restaurar el orden. Pero no creo que lleguemos a eso”.

«La Policía facilitó la acción de esos grupos en lugar de ofrecerle condiciones mínimas de seguridad a dos presidentes de la República (Lula y Dilma)»

El intento de presionar al Poder Judicial y de quitar a Lula de la carrera presidencial también es un gesto de apoyo al candidato que va segundo en las encuestas, Jair Bolsonaro, un referente de la ultraderecha reaccionaria de Brasil, ferviente defensor de la dictadura.

Todas las encuestas indican que Lula cuenta con una intención de voto que ronda el 40%, mientas que Bolsonaro no supera los 18 puntos. La única posibilidad para el referente de la derecha es que Lula no participe, y eso sólo será posible si el Poder Judicial lo proscribe.

En diálogo con Contexto, el presidente del Bloque de Diputados del Partido de los Trabajadores (PT), Paulo Pimenta, aseguró que no hay que darle mayor trascendencia a las declaraciones de Lessa. “Es un general de pijama (retirado), sin ninguna influencia o credibilidad. Es una de las ‘viudas de la dictadura’ que no merece crédito”, afirmó.

El diputado también analizó las acciones violentas de que fue víctima la caravana que desarrollaban Lula y Dilma Rousseff por el sur de Brasil. Grupos violentos trataron de impedirles el paso a los ómnibus que trasladaban a los expresidentes con cortes de ruta y atacaron los transportes con pedradas y disparos de armas de fuego.

Pimenta sostuvo que “se trató de algo muy grave que no sucedía en la sociedad brasilera hace mucho tiempo. A través de la violencia, del uso de la fuerza, se intentó impedir que el presidente Lula tuviera contacto con la población, que pudiera hablar con las personas. Eso revela una escalada de un Estado policial».

«Hay un quiebre de la normalidad democrática. El quiebre del Estado de Derecho se inauguró con el impeachment a la presidenta Dilma Rousseff»

«Hay un quiebre de la normalidad democrática. El quiebre del Estado de derecho se inauguró con el impeachment a la presidenta Dilma Rousseff y luego ha seguido creciendo en una escalada extremadamente peligrosa”, continuó.

En relación con los que realizaron la agresión, el diputado aseguró que “se trata de grupos de extrema derecha con prácticas fascistas y que deben ser tratados de esa manera, y no simplemente como manifestantes de otra ideología, de otra visión política sobre el momento que Brasil vive hoy”.

Por último, en referencia al pasivo accionar policial frente a los violentos, Pimenta remarcó que “el proceso de politización de algunas estructuras estatales, el Poder Judicial, el Ministerio Público, también involucra a amplios sectores de la Policía brasilera. En función de sus orientaciones, actúan de manera extremadamente selectiva. En muchas ocasiones la presencia policial terminó siendo para la protección de los criminales. La Policía facilitó la acción de esos grupos en lugar de ofrecerle condiciones mínimas de seguridad a dos presidentes de la república (Lula y Dilma). Eso es algo que jamás se vio en ningún lugar del mundo”.


 

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