Mientras el presidente Mauricio Macri anunciaba una serie de beneficios para el sector agropecuario y al mismo tiempo que el titular de la Unión Industrial Argentina le decía al diario La Nación que la apertura de la economía argentina “dentro de todo es lo que mejor le conviene al país”, en Santa Fe cerró la única fábrica de llantas de acero que había en el país, porque no pudo competir con el ingreso de una excesiva cantidad de unidades importadas. Lo increíble del caso es que es la segunda vez que la empresa “baja la persiana” desde que inició la avalancha importadora del macrismo.
En febrero de 2017, los directivos de Mefro Wheels, de capitales alemanes, anunciaron que cerrarían la fábrica de llantas de acero que tenían en Rosario por la caída de la demanda interna a causa del ingreso de productos que llegaban del exterior y la posibilidad de vender sin producir en Argentina.
Luego de meses de conflicto en el que alrededor de 150 personas quedaron en la calle, un empresario local llamado Ricardo Cicarelli se hizo cargo de la firma a través de su empresa metalúrgica Cirubon, que dio nacimiento a Cirubon Wheels. El empresario se había comprometido a tomar entre ochenta y noventa trabajadores a medida que fueran recuperando el terreno perdido y cuando lograran alcanzar mejores niveles de producción.
Pero, siete meses después, Cicarelli presentó un escrito ante el Juzgado Civil y Comercial N° 17 de Rosario, que sigue el concurso de acreedores de Mefro Wheels, con el que se desvinculaba de la explotación de la planta. Desde que tomó el control de la empresa, Cirubon Wheels no vendió ninguna llanta.
“Nosotros lamentamos mucho cuando se pierden los puestos de trabajo, pero es mucho más profunda la pérdida de la actividad industrial: un puesto de trabajo siempre se puede recuperar, pero si perdés la actividad industrial no la recuperás nunca más ni tampoco los puestos de trabajo”, dijo a Contexto el apoderado de la Unión Obrera Metalúrgica de Rosario, Pablo Cerra. Y explicó que “las importaciones están haciendo estragos en la industria metalúrgica”.
«un puesto de trabajo siempre se puede recuperar, pero si perdés la actividad industrial no la recuperás nunca más ni tampoco los puestos de trabajo”
“Acá hay tres situaciones que son un combo mortal: la apertura a las importaciones, el aumento de tarifas y la baja del consumo interno. Es un combo mortal y lamentablemente que siempre se corta por lo más delgado, que son los trabajadores”, sostuvo.
Hasta el año 2015, al país no había ingresado ni una sola llanta de acero y las terminales automotrices demandaban las que aquí se producían. La tendencia se rompió a partir de 2016: 154.582 fueron las unidades que ingresaron ese año, mientras que en 2017 la cifra aumentó a 860.669.
El tema de la producción para este negocio es muy particular, porque es muy complicado recuperar las terminales que se pierden y es un círculo vicioso, porque al abrirse las importaciones y al tener un déficit financiero y productivo en la empresa, tampoco pudo cumplir con aquellas terminales que le seguían comprando”, afirmó Cerra, y denunció que los dueños de la antigua Mefro Wheels “autoboicotearon” la planta que tenían en Argentina porque “ellos competían desde afuera con su mismo producto a menor costo”.
“Además de los trabajadores que se había comprometido a tomar el nuevo dueño, había otro grupo de compañeros que el gobierno nacional dijo que iba a reubicar en distintas empresas del Programa de Transformación Productiva, pero ni uno ni el otro cumplieron”, agregó.
Por otro lado, Cerra explicó que “si en lugar de más de 800 mil llantas de acero que entraron el año pasado hubieran entrado 300 o 400 mil, tendríamos capacidad plena para operar con los ochenta trabajadores que se habían comprometido a tomar y, obviamente, tendríamos la planta abierta”. Y añadió: “Ni siquiera hablo de una medida de gobierno extrema proteccionista, hablo de reducir el número a la mitad”.
“Como nosotros sabíamos que no íbamos a contar con el apoyo del gobierno nacional en este sentido, le tiramos algunas alternativas a la empresa para ir avanzando, como producir para el mercado de reposición y el de llantas para maquinaria agrícola, pero el señor no escuchó nuestras sugerencias y el viernes pasado nos enteramos del escrito que presentó en el juzgado”, recordó el letrado.
Por lo pronto, los trabajadores serán recibidos en el Ministerio de Trabajo de la provincia de Santa Fe el próximo viernes para analizar el caso y posibles soluciones. Pero, aunque Cerra se expresó esperanzado de que se resuelva, aclaró: “No tenemos expectativas de que sea rápido”.
“Volvimos a foja cero. Estamos como hace un año y medio atrás”, dijo el abogado de la seccional rosarina de la UOM. Y concluyó: “Rosario es una zona muy industrializada: más del 90% de la línea blanca del país se hace acá, casi la totalidad de las carroceras para larga distancia se hacen acá; hay focos industriales metalúrgicos muy grandes y realmente la estamos pasando muy mal”.