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La Plata: la cultura independiente, alerta y activa

Diario Contexto conversó con algunos centros culturales y espacios locales que ven las medidas de Milei como una clara amenaza a la actividad y un retroceso a nivel discursivo

Por R.G.M.

Lo hemos repetido tantas veces y aún parece que hiciera falta: la cultura no es una abstracción bonita y ajena a la sociedad. No habita exclusivamente en el platónico mundo de las ideas, sino que forma parte de la cadena productiva y de un círculo virtuoso que genera empleo, producción y aporta a la economía. La cultura es un trabajo y quienes la impulsan tienen derechos, deberes y necesidades. E inclusive esas ideas, ficciones y visiones mundo que aporta a través de una canción, un cuadro o una performance, infieren un impacto concreto y material. Quizá sea ese potencial transformador lo que inste a ciertos sectores del poder a tratar de coartarla y concentrarla en pocas manos. Las medidas de Milei en el proyecto de ley presentado han despertado preocupación y repudio por diversos sectores. Y en La Plata -usina cultural destacada por su diversidad y volumen de producciones autogestivas e independientes- las reacciones han sido instantáneas y similares. Diario Contexto conversó con algunos representantes de centros culturales locales que ya se ven afectados y que presagian un escenario muy difícil para la actividad cultural y para los y las trabajadoras e general.

Ciro Pujol, quien forma parte de la Comunidad Ferroviaria que funciona en los galpones de Tolosa, expresa que las primeras sensaciones fueron “una mezcla de bronca, de desazón, de no saber cómo interpelar a la gran mayoría de la población que decidió que este sea el camino. Pero después de ese momento de angustia , fue decir: ahora hay que arrancar más temprano que la semana anterior. Abrirnos, ser autocríticos, tratar de repensarnos como militantes, como organización y espacio cultural. Y salir adelante por dos cosas: porque nuestro espacio cultural hoy tiene bastante trascendencia en la ciudad por lo cual recibe a muchísimas persona y la vez porque es una fuente de trabajo de muchas personas. Y debemos estar a la altura de eso”.

Eliana Mele, de Calle Uno (centro cultural ubicado e 1 e/36 y 37), coincide: “Lo que más me genera es enojo y bronca muy muy grande por el hecho de que se quieran llevar puestos todos los derechos que la clase trabajadora ha podido ir adquiriendo a lo largo de la historia, derechos que costaron muchísimos años de lucha, y que éste gobierno de un plumazo, o mejor dicho de un decretazo que no es necesario ni urgente, nos los quite justificando con muchas mentiras”. Pero agrega: “Convertir la tristeza colectiva en resistencia, suena un poco trillado, pero bueno, también hay que ser optimistas y saber que es nuestra mayor herramienta para que no nos destruyan”.

“No hay plata”

Cesar Benítez, de Ciudad de Gatos (17 y 71), asocia las primeras sensaciones a “las épocas más oscuras que vivió la Argentina” y analiza el impacto económico: “La desregulación económica perjudica a todos los sectores de la sociedad dejando en manos del mercado y de los especuladores de siempre la potestad de hacer lo que se le cante en todos los órdenes de la vida. Esto impacta más fuerte en los sectores vulnerables y productivos emergentes, cómo lo son la actividad cultural, los micro emprendimientos artísticos y las juventudes, que son una parte fundamental del entramado de la actividad cultural que se sostiene gracias a la circulación de públicos y artistas que habitan los Espacios culturales. Del mismo modo golpea a Los espacios culturales alternativos porque resulta casi imposible asumir los costos para su normal funcionamiento, entonces la cuenta da negativa para todxs, por más voluntad que pongan todas las partes que hacen al conjunto de la actividad cultural”.

Ciro aporta al respecto: “Somos una pyme en algún punto y trabajo con flujos de dinero y de proveedores. Lo primero que empezó es la falta de proveedores, lo segundo, al especulación directa. Y lo tercero son los aumentos indiscriminados. Eso dificulta mucho la producción cultural porque detrás hay un sostén económico que tiene que estar. La técnica de cada uno, el trabajo incansable de nuestros compañeros y compañeros tiene que se remunerado”. Por su lado, Mele compara: “Lamentablemente ya hemos pasado por situaciones similares durante el gobierno de Macri. Espacios culturales que tuvieron que cerrar sus puertas, proyectos que no han podido prosperar. Ahora yo lo veo mucho más complicado porque la Ley Omnibus que Milei mandó al Congreso, ataca directamente a la cultura, esa ley busca desfinanciar el cine, las bibliotecas populares, la música, incluye el cierre de organismos como el Instituto Nacional de Teatro, el Fondo Nacional de las Artes… es inabarcable el daño que vienen a hacer al sector”.

Un paso atrás

La mayoría de estos espacios no solo defienden la autogestión sino que sus espacios sostienen ideas y causas muy opuestas los discursos negacionistas o sobre géneros y disidencias que promueve el nuevo gobierno nacional. Ciro habla de “espacios que abrazan la diversidad, la historia de madres y abuelas y también los espacios de encuentro en ese contexto de disfrute de goce, de colectividad, y está cuidada, sin importar su identidad sexo genérica, su procedencia… estos espacios no son eternos, son una construcción social que valieron vidas y recorridos de compañeros y compañeras tanto de los colectivos feministas como de las abuelas y de un montón de otros colectivos que hicieron posible ese lugar. Y les advertíamos que si se sienten a gusto, cómodes, si sienten que es un lugar que quieren habitar que sepan que hay que defenderlos y sostenerlo. Porque nosotros no encajamos en ese modelo de país que esta gente propone. No entramos en ese modelo donde le mercado es lo único que prima y donde estos discursos negacioncitas, violentos, pro dictadura y con ataques a las minorías, sobre todo de identidades sexo genéricas, tienen esa particularidad”.

Mele dice que “es volver al casillero inicial y buscar cómo dar nuevamente la batalla cultural y que no nos derroten nunca más. Y también son discursos muy peligrosos, dan rienda suelta a la violencia. Eso también es muy triste, ya el hecho de tener que estar atentxs a con quiénes hablamos de ciertas cosas, o mucho más atentxs de cuáles son los símbolos con los que cargamos. No es cosa de ahora que ganó este gobierno que una piba por andar con el pañuelo de la Campaña por el aborto legal o que una marika salga vestida cómo le guste, puedan estar en peligro, pero sí me parece que es algo de ahora, que ese peligro está legitimado”.

“Es increíble, cómo estar viviendo una distopia que se quiere arraigar con discursos y acciones del siglo 19 o más viejos aún -añade Benitez-. Que se haya instalado desde las altas esferas de la conducción política estos discursos resulta extremadamente peligroso para todxs y mas aún para las disidencias, las minorías , los colectivos LGTBIQ+ y para los espacios que propician el encuentro y la visibilización de estos. Con esto queremos decir que un sector de la política está habilitando a hacer uso de la violencia verbal y física, al escrache y al padecimiento de todo aquel que se perciba de otra manera que lo que dicta la norma discursiva planteada, que deshumaniza y mira al otrx desde una concepción de superioridad moral y estética».  

Esa costumbre…

La cultura independiente y los centros culturales están -lamentablemente- acostumbrados a crisis y obstáculos. ¿Hay energía, organización y creatividad como para hacerle frente a lo se viene? Mele responde con honestidad: “Es realmente agotador tener que estar acostumbrados a este tipo de crisis, pero buscaremos cómo recuperar energías para organizarnos, porque además no queda otra. Estamos en un momento totalmente acéfalo de representatividad, y la pelea la tenemos que dar organizadxs entre quienes somos parte de la cultura autogestiva. Creatividad re contra hay, siempre. Ese creo que no es el problema. A mí lo que me preocupa es cómo interpelar a aquellos que han elegido para gobernar a quienes vienen a destruirlo todo, porque siento que es esa una de las primeras batallas que dar: interpelar al que es par y que fue totalmente engañado y que todavía cree que es por ese camino, y que hay que aguantar y sacrificarse más todavía”.

Por su parte, Benitez expresa. “La realidad se impone de una manera avasallante y arrastra con todo a su paso. Estar o no preparadxs para afrontar una nueva crisis es casi anecdótico, el instinto de supervivencia pulsa y se activa constantemente según como te encuentre en ese momento, y entendemos que somos parte de un entramado que habrá que reforzar cuando las energías flaqueen. Pero la verdad es que es muy difícil mantenerse creativo, aunque no tenemos otra opción que seguir proyectando organización para hacer frente a lo que viene. Nuestra herramienta más poderosa será entonces La red que supimos construir, la calle y las manifestaciones artísticas, que son nuestras armas para dar batalla”.

Otros aires

Si bien el escenario no se antoja auspicioso, cabe recordar que tanto en Provincia como en Ciudad están al frente gestiones suelen tener otro discurso respecto a los espacios culturales y lxs artistas? “En la provincia nos veo bien, como si pudiéramos respirar tranquilos porque hay un gran amparo a la cultura de parte del Estado, lo mismo en la ciudad -responde Mele-. Todavía no hemos empezado a trabajar con la nueva gestión, pero contrario a la gestión de Garro que sólo nos ha puesto varios obstáculos, ahora quiero estar segura de creer que ésta será una gestión que viene a resolver los problemas de les platenses, y que va a acompañar al desarrollo y crecimiento de nuestro sector. Son gestiones que nos permitirán organizarnos. Ya pudimos verlo la semana pasada en el plenario que se llevó a cabo en el Teatro Argentino, donde creo que no faltó nadie. Todes vimos la convocatoria y supimos que era dónde teniamos que estar para empezar a pensar de qué manera le vamos a hacer frente a semejante ajuste y vulneración de derechos”.

“El mapa político está partido, está roto, y sentimos que se están juntando los pedacitos de lo que queda, para armar uno nuevo, pero con una mirada a nivel nacional que atrasa 200 años por lo menos -complejiza Benitez-. Por otra parte está la provincia de Buenos Aires, y está la ciudad de la Plata, que vuelven a coincidir (después de casi una década) en la misma mirada desde la gestión pública; eso ya es un montón para quienes somos parte de esta Ciudad, y debería ser una oportunidad para trabajar mancomunadamente con los hacedores culturales y los Espacios que fomentamos la actividad cultural». Y ensaya algunas claves: «Crear nuevas políticas para el sostenimiento de la actividad y establecer estrategias conjuntas con quiénes estamos en el territorio, poder tener una lectura de cada uno de éstos y una escucha activa en cuanto a no homogeneizar o igualar las necesidades que tiene cada parte del sector cultural, porque muchas veces a pasado que cuando se nivela se homogeiniza, y entendemos que cada proyecto requiere un análisis más acabado por su impacto y lo que genera en la comunidad. Está será una tarea no solo para nuestros funcionarios si no para todx el sector cultural. Nosotros desde Ciudad de Gatos estamos para sumar y resistir, siempre”.

Tanto el Frente por la Soberanía Cutural (@frentesoberaniacultural) o Unidxs Por la Cultura Nacional (@unidxsxlaculturalaplata) son algunos ejemplos de redes que se van construyendo para accionar colectivamente, al igual que el propio funcionamiento de espacios y artistas locales que desde sus lugares -pero sin aislarse- siguen y seguirán resistiendo.

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