Por Ramiro García Morete
“Ninjas de kimonos y de zapas deportivas/ unidos de por vida / mil secuencias, mil movidas”. Correría el año 2013 y Sure estaba grabando “No me fío” en el estudio casero del Negro Cantona. En El Dique, por supuesto. Ya desde aquel momento, el músico y productor generaba cierto respeto dentro de una escena local que esperaría unos años por explotar. El rap no se trata solo de un estilo musical, explicará quien sería invitado a colaborar en aquella sesión: Hankel. Con Cantona se conocían de las compes y las plazas, pero desde esa sesión comenzarían a “ranchar más seguido”.
De hecho, esa misma tarde este cultor del sample (“el mejor invento de la humanidad”, bromeará) le enviaría dos beats que rápidamente “el H” devolvería con líricas. Barras y más barras. Desde el comienzo pero ajenos a un planteo concreto o dogmático, proyectarían un sonido oscuro, consistente y orgánico que sería bautizado formalmente una noche en Pura Vida. Combinando la solidez y claridad de Cantona con uno de los MC´s más versátiles y carismáticos de la ciudad como es Hankel, retratarían la calle sin arrogancia o fronteo pero con conocimiento de causa.
Y en su último lanzamiento, eso se hace más que evidente. “Oscuro, sucio, hermoso se ve el barrio. Hay que saber mirarlo”, suelta Hank sobre una base densa y sofisticada que combina elementos de jazz y de la Costa Este. La backing band integrada por Pablo Bianchetto (batería), Diego Amerise (contrabajo), Pablo Garro (guitarra) y Juan Francisco Carrasco (teclas) interpreta a la perfección –y la maravillosa imperfección del toque vivo- los beats imaginados por Cantona, y el Hache suelta barras como “con la fe de quien no ve las vías pero todavía espera el tren si llega”. Casi como Nas mirando desde la ventana, retratan un realidad conocida eludiendo clichés… pero no la mirada. “Mi barrio es como el tuyo, todos quieren ser como Pablo/ están cocinando el hambre, ¿entendés de lo que hablo?”, escupe Cantona. “Vol. II” es el nuevo material de La Timba, el proyecto de estos dos artistas que saben que en el barrio no hay que creer en la suerte.
“Son dos temas que te sumergen en lo más profundo del bario”, introduce el Negro Cantona y relata el proceso: “Teníamos los temas compuestos y escritos. El primero tenía un beat, el segundo no. Cuando decidimos hacerlo con banda junto a Pablo Garro buscamos una estética del boombap medio oscuro”. Y respecto a la banda, no duda: “Si bien ensayamos, los conozco y confío ciegamente en que entienden el lenguaje. Que es algo que le cuesta entender al que toca un instrumento muchas veces. Pero los pibes lo tienen y lo sienten muy propio. Fue bastante ameno todo”. Y añade: “Siento que logramos distintos tipos de densidades. Una neblina que se va poniendo más densa o no conforme vas avanzando e incluye cierto relato sonoro”.
Respecto a los tópicos, considera que “no es un story telling pero sí como pintar un cuadro o enmarcar el contexto de lo que vemos, donde vivimos y hemos vivido. Era un poco la idea. No es esa cuestión de nosotros somos el barrio sino como esto es el barrio”. Al margen de algunas tendencias, “yo tenia ganas de rapear. Venía de otros proyectos que no eran tan esta cuestión clásica de tirar barras. Y tenía ganas de hacer eso. Lo que está bueno dentro de esta descripción es que se puede hacer una búsqueda y que no son barras vacías. Se puede hacer una segunda lectura”.
Hankel se suma a la charla: “Creo que lo fácil fue que es el estilo de La Timba. Es decir: es raíz, es rap, underground”. Con un flow y una frescura capaz de moverse sobre distintos ritmos, el MC expresa: “El rap es la parte en la que me siento más cómodo y más me gusta hacer. Hacer rap para un rapero y para un pibe del barrio que hable sobre el barrio, se hace fácil”. Ambos aclaran que nunca se limitaron o determinaron un límite. “Hicimos música, nos comunicamos dentro de ese espectro y le dimos para adelante. Capaz que mañana hacemos un disco de fronteo”.
Hankel destaca de la dupla que “los dos solo pensemos y que hagamos. Que vayamos en la misma frecuencia. Paso a paso, tranca, pero nunca paramos”. Y sobre su compañero: “Un diez de diez. Es de los tipos más raperos de La Plata. Reconocido por la gente estudiosa de la cultura. Yo no me considero rapero por hacer rap sino por los valores cuando uno empezaba”. A su vez, Cantona no se queda atrás hablando de su homie. “El gran valor es que es muy versátil. Le puedo decir: hice este beat súper rapero o muy arriba, de cualquier índole y lo va a rapear y exprimir y va a quedar un diez”.
Sobre el cierre, anticipan que la semana que viene se editará el Vol. III, donde sí aflorará todo el costado bacilón y “los hooks que acá no están”.