Por Alejandro Palladino
El ciclo «La trama de la memoria» que las Madres de Plaza de Mayo realizan en su Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHI), que funciona en el Espacio Memoria – ex Esma, estuvo centrado este año en la literatura y el terrorismo de Estado. Los organizadores convocaron a escritores y escritoras nacidos en los setenta y a hijos de desaparecidos para que sean protagonistas de cada encuentro con el fin de resignificar la memoria a partir de sus trabajos literarios. Comenzaron en mayo y se llevaron a cabo cuatro encuentros bimensuales, y este viernes será la última cita del ciclo: a las 20hs, el cineasta y escritor Nicolás Prividera hablará de su libro Restos sobre restos, una obra de poemas y prosa poética que retoma y continúa temáticas de sus películas anteriores, de su herencia de hijo de madre desaparecida, en esta oportunidad por primera vez en clave literaria.
“Nos pareció ahondar en la literatura para abordar el terrorismo de Estado y para mantener viva esta temática», dice a Contexto Lucía Buceta, coordinadora del área de Letras del ECuNHI. “Buscamos seguir indagando en sus condiciones de posibilidad y sus consecuencias en el presente. Es necesario pensar el pasado de manera orgánica con nuestra actualidad política”, explicó.
Los escritores y escritoras que participaron de “La trama de la memoria”, Félix Bruzzone, Julián Axat y Raquel Robles, tienen un eje que los une: narrar la memoria como hijos, explorar su condición de sobrevivientes de la última dictadura cívico-militar con un lenguaje propio.
“Nos interesó rescatar la literatura más joven de las nuevas generaciones porque vienen a plantear una problematización con una perspectiva renovada –sostiene Buceta–; no con la prosa iluminada militante de los setenta. Acá hay una reapropiación, una lectura propia donde los nuevos puntos de vista se hacen visibles”.
¿Qué aporta la literatura para pensar la memoria? “Cuando invitamos a Raquel Robles (referente de H.I.J.O.S. de Capital Federal), ella dijo que ‘si algo se puede modificar del pasado, es el relato de ese pasado’, y eso es lo que hoy está puesto en juego en el país, donde hay dos modos de ver la memoria”, suelta Buceta.
Y agrega que “hay claves en el pasado que nos permiten leer el presente, no como hechos para rememorar, sino como una condición para la acción. La verdad no está sólo en los expedientes judiciales; la verdad está en la literatura, en la continua búsqueda de la palabra justicia”.
Restos sobre restos
Nicolás Prividera será el invitado del próximo viernes. Su madre, Marta Sierra, fue desaparecida de su casa por el terrorismo de Estado pocos días posteriores al golpe. Décadas después, Nicolás investigó en los círculos que frecuentaba: compañeros de militancia de la JP, colegas del trabajo en el INTA y otros lugares. El resultado fue el documental M, una reconstrucción de la vida de su madre pero también una mirada sobre la generación desaparecida.
En esta oportunidad, el cineasta escribió Restos sobre restos, una pieza literaria que no abandona el lenguaje de las cámaras: “El libro surgió literalmente como sedimentación de materiales diversos, y así como hay en él una continuidad entre poesía y prosa, también el libro mismo es una continuidad de las indagaciones de mis películas”, cuenta el autor a Contexto.
– ¿Cómo se cruzan la poesía y la memoria en tu libro?
– La conexión es precisamente lo poético en un sentido amplio, de procedimiento tanto como de registro. Porque la textura de la memoria siempre tiene algo evanescente, difícil de atrapar. Y eso es precisamente la condición del hecho poético: una forma abierta para capturar una materia frágil.
– ¿Cómo son esos cruces entre lo audiovisual y las palabras en el papel?
– Prefiero pensar el título «La trama de la memoria» como una zona de encuentro de lenguajes, donde las imágenes y las palabras confluyen y se mezclan, con sus particularidades y sus iluminaciones en común.