Por Alejandro Palladino
Por iniciativa de la Federación Universitaria de La Plata (FULP), la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) distinguió como “Doctor Honoris Causa” a Jorge Julio López, desapecido por segunda vez el 18 de septiembre de 2006, tras dar testimonios claves para la condenación a cadena perpetua al represor Miguel Echecolatz. En el edificio del Rectorado, el presidente de la casa de estudios, Raúl Perdomo, entregó el diploma de máxima distinción que da la casa de estudios al hijo del militante desaparecido.
Al recibir el diploma, Rubén López remarcó la convicción de su padre “por testimoniar sobre lo que sufrió, marcando un legado”, y apuntó: «Acepto esta distinción porque mi viejo no está, porque no se lo cuidó. Lo acepto en nombre de la familia. Y también en nombre de los sobrevivientes que tuvieron el valor de declarar, sobre todo después de que haya desaparecido mi viejo en 2006”.
«Acepto esta distinción en nombre de la familia y de los sobrevivientes que tuvieron el valor de declarar, sobre todo después de que haya desaparecido mi viejo en 2006”. Rubén López, hijo del testigo desaparecido.
“En mi familia hay dos recibidos. Mi hermano de la UNLP y mi viejo que se lleva este Doctorado. Ese es el mejor orgullo que le podemos transmitir a mis sobrinos y a mis nietos”, agregó López.
Junto a López y Perdomo estuvieron en la mesa la prosecretaria de Derechos Humanos de la UNLP, Verónica Cruz, el presidente de la FULP, Mateo Compagnucci, el vicepresidente primero de la FULP, Marcel Aguilera, y la vicepresidenta segunda, Cintia Mansilla. En la sala se encontraban Fernando Tauber, vicepresidente del Área Institucional de la UNLP, Ana Barletta, vicepresidenta del Área Académica, el secretario general Leonardo González y decanos y autoridades de distintas Facultades. También se encontraban agrupaciones estudiantiles y de la FULP, militantes de organismos de derechos humanos (H.I.J.O.S. La Plata, Casa Mariani-Teruggi), sobrevivientes, y los secretarios genrales de Adulp, Octavio Miloni, y de Atulp, Raúl Archubi.
El proyecto de la FULP había sido presentado en la última sesión del Consejo Superior el pasado 15 de noviembre (cuando se repudió la detención ilegal de Milagro Sala), a través de los consejeros de las Facultades de Trabajo Social, Periodismo y Comunicación Social, Psicología, Bellas Artes, Ciencias Naturales y Museo e Informática. Ese día fue aprobado por unanimidad.
“López fue un luchador por la libertad, transgresor que no se calló la boca y que no le hizo el juego al ‘no te metas’, haciendo frente a la historia más oscura de nuestro país.”
“López fue un luchador por la libertad, transgresor que no se calló la boca y que no le hizo el juego al ‘no te metas’, haciendo frente a la historia más oscura de nuestro país, testigo de la muerte de una generación de jóvenes con los que se habia comprometido por construir una sociedad mejor”, rezaba la resolución del proyecto. El texto remarcó “el compromiso social por la paz y la búsqueda de Memoria, Verdad y Justicia” de López.
El presidente de la UNLP, Raúl Perdomo consideró que “el acto tiene mucho de reparación y entrega a un luchador que, como tantos otros, sufrió las atrocidades de la dictadura y después en plena democracia tuvo la valentía de declarar y ser un actor fundamental para condenar al represor Etchecolatz, situación que increíblemente pagó con su desaparición».
Luego de leer un documento en el que repasó la biografía de López, Verónica Cruz, prosecretaria de Derechos Humanos de la UNLP, consideró que el Honoris Causa “es sumamente importante porque marca un compromiso y una direccionalidad hacia dónde queremos ir y qué contenidos darle a la política y a los derechos humanos del pasado y del presente”.
Mateo Compagnucci, presidente de la FULP por el Frente Patriótico Milagro Sala, sostuvo que “es un orgullo para el movimiento estudiantil reconocer a un militante que en ese ejemplo de testimonio tuvo un compromiso social que reivindicamos”.
Rubén López repudió que la Justicia haya intentado dar prisión domiciliaria a Miguel Echecolatz mientras su padre continúa desaparecido, imposibilitada por el profundo rechazo social que generó.
Jorge Julio López fue detenido por primera vez el 27 de octubre de 1976, y conducido al Centro Clandestino de Detención de Arana, en La Plata, donde fue torturado. Ese mismo año estuvo detenido en las comisarías 5ª y 8ª de la capital provincial, para después ser trasladado a la Unidad 9.
Los testimonios de López fueron una pieza fundamental en el juicio contra Echecolatz, tras la reactivación de los procesos por los crímenes de la dictadura. Sus aportes sirvieron para la reconstrucción de los lugares que funcionaban en La Plata como centros clandestinos de detención, como parte del Circuito Camps.
El 18 de septiembre de 2006, día en que debía acompañar a los abogados que alegaban en su nombre, desapareció por segunda vez en Los Hornos, La Plata, tras declarar contra Echecolatz.