Por Leandro Gianello
Investigadores del CONICET, con el apoyo de la provincia de Corrientes y ONG, preparan para fines de octubre la reintroducción en el Parque Provincial del Iberá del guacamayo rojo, una especie de ave que se extinguió en distintas zonas de Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones hace casi doscientos años y que sólo se conserva en zoológicos.
Entre las causas de desaparición en su entorno natural figura la caza indiscriminada ejercida por el hombre, que los fue atrapando para tenerlos como mascotas o para ser utilizados en la elaboración de trajes o adornos, aprovechando su colorido e imponente plumaje.
Igor Berkunsky, investigador del CONICET en el Instituto Multidisciplinario sobre Ecosistemas y Desarrollo Sustentable de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, UNICEN, y uno de los responsables del programa de reintroducción, dijo a Contexto que tienen prevista la primera liberación de entre seis y ocho aves “para fines de octubre de este año”.
Está prevista la primera liberación de entre seis y ocho aves para fines de octubre de este año.
Junto con Adrián Di Giacomo, también investigador del CONICET en el Centro de Ecología Aplicada del Litoral, y la ayuda de otros profesionales, Berkunsky comenzó a trabajar en la idea de una liberación experimental del guacamayo rojo, motivado por la condición de especie amenazada y vulnerable del ave y con la certeza de que en lugares aislados puede estar a salvo.
Para asegurar el éxito del plan, Berkunsky expresó la necesidad de “disponer de un ambiente protegido, y la Reserva Provincial del Iberá, en Corrientes, resultó el lugar más indicado para hacerlo”, para lo cual contaron con el apoyo de las autoridades provinciales y de una organización sin fines de lucro de conservacionistas noruegos.
Las principales amenazas a las que se enfrenta la especie “tienen que ver con la cacería de los individuos, la persecución por parte de aquellos que los consideran perjudiciales para los cultivos, y toda la industria fundada en la compra de las pieles y plumajes”.
La idea de reintroducción de esta especie al medio ambiente “estuvo acompañada por un cambio cultural de los pobladores de la zona, que vieron la ventaja de promocionar el lugar a través de la protección de la naturaleza y el ecoturismo” en detrimento de la captura de ejemplares exóticos, y eso aumenta las posibilidades de protección en esta etapa del proyecto, destacó Berkunsky.
La idea de reintroducción “estuvo acompañada por un cambio cultural, con la ventaja de promocionar el lugar a través de la protección de la naturaleza”.
Lo cierto es que en países como Paraguay, el sur de Brasil y Bolivia, las poblaciones de guacamayo rojo carecen de áreas protegidas de gran tamaño, y otro aspecto que hace destacable su reinserción es el atractivo turístico que le otorgan al parque en donde se liberan.
Crías en cautiverio
Por otro lado, “para lograr tener un número de guacamayos rojos que nos permita, una vez liberados, un esquema de reproducción ideal entre las aves, solicitamos a varios zoológicos del país que colaborasen con el programa”, formando una red coordinada y organizada para incentivar el nacimiento de crías en cautiverio, manifestó el especialista en ornitología.
Berkunsky destacó la necesidad de contar en esta etapa con “cincuenta ejemplares para que la campaña tenga éxito”, pero, además, que este plan de reintroducción esté acompañado por un proyecto de reconstrucción de las zonas boscosas del área de los Esteros, que sufrieron una degradación progresiva por la sobreexplotación maderera.
“El proyecto de reintroducción de esta especie es una etapa experimental que incluye, además del guacamayo rojo, al muitú”, agregó el ornitólogo, otra ave desaparecida de su entorno cuyos últimos ejemplares salvajes fueron rescatados de la zona inundada por el embalse de Yaciretá y ubicados en una reserva del margen paraguayo.
Mientras tanto, “los primeros liberados llevarán un collar y un microchip que permitirá el seguimiento y monitoreo de la población con el objetivo de ver por dónde se mueven y qué áreas usan”, concluyó Berkunsky.