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“Las políticas energéticas no se pueden desvincular de la ideología»

Por Leandro Gianello

El proceso de autoabastecimiento energético, renovación tecnológica y el ambicioso plan de construcción, transporte y desarrollo de la oferta eléctrica que el país experimentó los últimos doce años corre riesgo de detenerse para transmutar en una especie de mercado sostenido únicamente por las leyes de oferta y demanda.

Semejante práctica mercantilista viene acompañada por una gestión ministerial con mucha visión empresaria pero con poco o nulo tacto político. “Las políticas energéticas no se pueden desvincular del origen ideológico de los gobiernos”, sostiene a Contexto Federico Bernal, quien, además de ser director general de OETEC (Observatorio de la Energía, la Tecnología y la Infraestructura para el Desarrollo) y especialista en la temática es bioquímico y biotecnólogo.

“En algunos países de América Latina hay gobiernos de tinte neoliberal que no consideran la energía como un derecho, sino como una mercancía”, destacó Bernal, y “en Argentina estamos volviendo a ese esquema. Un ejemplo de eso son los tarifazos y la constante presión sobre YPF que atenta contra su recuperación”, agregó.

Hasta hace muy poco, la política de subsidios energéticos sirvió para estimular el consumo interno, a la vez que las retenciones a la minería aseguraban una entrada de divisas, pero con las nuevas modificaciones aplicadas por el macrismo “el Estado deja de percibir millones y pierde plata por todos lados”, aseguró Bernal. “Estamos ante una deliberada política de desfinanciamiento” del sector público, quizás con la intención de presentarla como una excusa para que los privados avancen sobre él.

Por otro lado, “¿cuál es la idea de diversificar la matriz productiva de electricidad?”, un planteo recurrente del macrismo que considera a las energías alternativas como una panacea pero que no explica cómo aplicarla. “Argentina tiene reservas de petróleo para doscientos años” y lo que no dicen es que es una forma de producir energía barata, todo lo contrario a la proveniente de la eólica y la solar, cuestionó Bernal.

“Estamos ante una deliberada política de desfinanciamiento del sector público, con la intención de presentarla como una excusa para que los privados avancen sobre él.»

El país necesita generación barata; todos los países industrializados y con mejor calidad de vida necesitaron electricidad, gas y petróleo para producir y para sus ciudades. Pero esta especie de “fundamentalismo ambiental” que el macrismo intenta inculcar omite que “las energías renovables tienen un costo mucho mayor”, y eso atenta contra la idea de desarrollo, explicó Bernal.

De cualquier manera, “todo se reduce a que la prioridad debe ser maximizar la producción y a su vez respetar el medio ambiente” para generar un balance adecuado entre necesidad de desarrollo y ecología.

Entre la producción energética y el cambio climático

Durante la charla que brindó en la sede “Miguel Bru” de la Avenida 44, Bernal señaló que la idea de desarrollo energético que hoy por hoy prevalece está basada en la vieja concepción de país exportador, heredada y continuada por los sectores conservadores.

Se impulsan los intereses de sólo una parte del país, “una concepción de proyecto político concentrado en la zona pampeana” que se repite en el esquema energético y que no transfiere los recursos hacia otras áreas más desfavorecidas, porque el capitalismo que aplican no considera “interesantes comercialmente” esos lugares, indicó Bernal.

Por otro lado, para profundizar más las diferencias entre lo realizado en los últimos años y la gestión que se observa ahora, “vemos un Ministerio dirigido por un empresario y órganos de control que antes eran miembros del directorio de las empresas que ahora deben auditar”.