Por Silvia Montes de Oca
“Nos desorganizan la vida. A mí personalmente, me la han desorganizado muchas veces”. El precandidato a diputado nacional por Unidad Ciudadana y ex presidente del CONICET, Roberto Salvarezza terminó la frase en medio de un aplauso cerrado en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP. El encuentro previsto junto a la decana de la Facultad de Periodismo de la UNLP y concejala del FpV-PJ Nacional y Popular, Florencia Saintout sufrió una demora de un par de horas en el inicio. Con reiteradas disculpas al auditorio, Salvarezza explicó: “es que hoy pasó algo muy grave”. Se refirió a que por primera vez desde que fue creado, la Policía Federal ingresó al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, contiguo al edificio del CONICET, en el barrio de Palermo, ante el reclamo que los becarios decidieron llevarlo a cabo permaneciendo allí. Un reclamo que ya lleva más de nueve meses, a pesar de las reiteradas e incumplidas promesas de solución. “Quisimos ir a ver lo que estaba pasando, a acompañar, a pedir explicaciones”. En la mañana Salvarezza había visitado el Municipio de Chascomús, donde la realidad repite el patrón de la pobreza y la desocupación en fábricas textiles cerradas. A media tarde, tenía previsto estar en La Plata. Pero en el medio, a propósito de los incidentes que se estaban produciendo en el Polo Científico Tecnológico, en las ex Bodegas Giol, Salvarezza se dirigió hasta allí para luego emprender el retorno a La Plata, donde llegó minutos después de las 18 horas.
Entre tanto, la candidata Saintout visitó la Unidad Productora de Medicamentos (UPM) junto a Daniel Gollan, ex Ministro de Salud de la Nación. Allí los esperaban el decano de la de la Facultad de Ciencias Exactas, Carlos Naon, el vicedecano, Patricio de Urraza, y el Director Técnico, de la Unidad, Arturo Hoya.
Como viene sucediendo en los encuentros que lleva adelante Unidad Ciudadana, en este caso, los candidatos estuvieron acompañados por representantes de la comunidad académica y científica. Carlos De Feo, Secretario General de CONADU (Federación nacional de docentes universitarios); Juan Manuel Padro, de la Red Federal de Afectadxs -constituida en diciembre de 2016, representa a los hoy 450 científicos que, habiendo sido recomendados para ingresar a la Carrera de Investigador Científico de CONICET (llamado CIC 2016), no han podido hacerlo; Claudio Larriesta, geólogo en Y-TEC – la empresa de tecnología creada en 2012 por YPF (51%) y el CONICET (49%), cuya misión es brindar soluciones tecnológicas de alto impacto para el sector energético y María Greco, una estudiante de la carrera de Trabajo Social a la que como a tantos otros estudiantes, el gobierno dejó de pagarle la beca correspondiente al plan Progresar, que se financia con fondos de ANSES.
Luego de conocer el equipamiento con que se desarrollan medicamentos en la UPM, que depende enteramente de la Secretaría de Extensión de la Facultad de Ciencias Exactas, Florencia Saintout fue la primera oradora. “En la Argentina no solo está el conocimiento para hacer medicamentos. Están los hombres y mujeres que se siguen preparando, que usan tecnología producida en la Argentina. Aunque después vayamos a los barrios y nos encontremos con personas que nos dicen que tienen que elegir entre comprar un yogur o un medicamento. En muy pocos meses vemos que se pasa de esta opción a ir con una lista de remedios que no pueden comprar y por lo tanto, terminan no tomándolos”.
“Esta es la tremenda Argentina que estamos sufriendo en este momento y esa es la Argentina que estamos combatiendo, por eso estamos del otro lado, del otro lado de la historia. Los científicos, los docentes, los trabajadores y los que ni siquiera tienen sindicatos que los defiendan cuando de un día para el otro les cambia la vida.”
Frente a colegas provenientes en su mayoría de las ciencias exactas y naturales, Saintout se refirió al rol de las ciencias sociales y recordó que “la ciencia social está para analizar estas cuestiones. Nace a contracorriente del sentido común. Pone en cuestión un sentido históricamente construido entre relaciones de poder. Por lo tanto, en este momento es imprescindible, hagamos ciencia social o no, estar batallando contra un sentido común que construye el “hay que salvarnos como podamos”.
Roberto Salvarezza consideró que lo que propone el actual gobierno es no tener cabida. “Es la exclusión. Así como se vacía la ciencia y la educación, se vacía todo lo que nosotros queríamos como un derecho y ellos lo transforman en negocio, sin la menor ética”.
El ex presidente del CONICET recordó las palabras del actual Jefe de Gabinete, Marcos Peña, cuando en diciembre pasado expresó que el espíritu crítico le ha hecho mucho daño a la Nación. En ese sentido, afirmó: “vienen por nosotros porque justamente no quieren espíritu crítico. Les molesta el conocimiento. Porque nosotros vamos a salir a decirles lo que hacen mal. No se trata de un problema de caja, ni para la ciencia ni para la educación. Se trata de que las universidades siempre han sido el lugar de resistencia. Y qué buena es la autonomía universitaria en momentos como estos. Son nuestros científicos y universitarios los que van a discutirles los negocios de salud, o los de medio ambiente. O como cuando desde los Departamentos de Informática y Computación, nuestros especialistas fueron hasta el Congreso y cuestionaron la implementación del voto electrónico. Un ejemplo muy claro de cómo, desde la comunidad científica, pudieron pararse y decir: con esto se puede hacer fraude”.
Por su parte, el médido sanitarista Daniel Gollan recordó las palabras de la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner acerca de que los modelos neoliberales desestructuran la sociedad, la desorganizan. “En este tiempo estamos constatando eso. No sólo en los números, en las estadísticas, en lo que nos cuentan. Lo que pasa en cada uno de los ámbitos públicos y privados”.
“Estamos saliendo casa por casa, empresa por empresa, comercio por comercio. Y realmente creo que nos quedamos cortos respecto del nivel de sufrimiento que genera en la sociedad esto de no poder planificar la vida. Algunos no pueden planificar si tendrán vacaciones, otros si tendrán trabajo y otros directamente no saben ni pueden planificar si podrán comer esta noche. Uno recorre los barrios y ve la carga de angustia que hay en estas personas que dicen tener que elegir entre comer o comprar los medicamentos. Todo lo que tenían el Estado se los ha quitado. Entonces, nos estamos quedando cortos con lo que la realidad está produciendo. Cuando la patria está en peligro, lo menos que se puede permanecer es indiferente”.
Carlos de Feo, de CONADU agregó que miles de jóvenes ya no pueden acceder o permanecer en la Universidad porque este proyecto político hoy los está dejando afuera. “Gracias a la autonomía universitaria nosotros pudimos resistir en los noventa y logramos que la Universidad siguiera siendo gratuita, pública y estatal. Vienen por una Universidad que responda a las necesidades del mercado”.
Como tantos otros investigadores presentes en el Aula Magna de Ciencias Exactas, Matías Rafti, docente y delegado de la Asociación de Docentes de la Universidad de La Plata (ADULP) habla acerca de la necesidad de reconstruir el modelo de proyecto de país, para el cual era importante y tenía sentido contar con empresas de base tecnológica nacional. El mismo es hijo del proceso que inició Néstor Kirchner, cuando refundó el sistema científico, lo que le permitió acceder a carrera. “La inyección de gente y recursos que se promovieron en la pasada década fueron en salvaguarda del conocimiento. Kirchner encontró un sistema científico con una pirámide muy envejecida, casi vacía de becarios en la parte inferior. Al generar ese trasvasamiento generacional se evitó que con la jubilación de muchos investigadores se perdieran líneas de investigación que hubieran significado años de retraso para recuperarlas. Este hecho nos marcó a los que hoy estamos cerca de los cuarenta años”.
“Es como tener la Ferrari en el garaje. Pero si no tiene nafta no puede andar. Y la nafta son los becarios que ponen la mano y la cabeza a los proyectos y líneas de investigación. Justo ahora, cuando el CONICET –en la actual coyuntura- decide redireccionar los fondos desde la formación de recursos humanos hacia otros destinos, como el financiamiento de los llamados spin-off o la implementación productiva de conocimiento básico aplicado, y lo presenta como alternativa casi excluyente”.
La defensa de lo hecho incluye dotar la capacidad instalada -que tuvo magnitud creciente hasta 2015– de gente que la opere con recursos para producir conocimiento. Para Rafti, la perspectiva es que con el actual programa, la disminución de recursos humanos e insumos necesarios vuelva ociosa parte de la capacidad instalada en los últimos años. El otro punto tiene que ver con los insumos necesarios para hacer investigación. Falta de insumos porque cotizan a precio dólar y se compran gracias a subsidios que se otorgan en pesos. “La educación superior y la generación de conocimiento no puede ser un bien de cambio, no puede funcionar con la lógica del mercado. Tiene que funcionar con la lógica de un Estado que se oriente hacia el bien común, hacia el beneficio de toda la sociedad. No parece ser una prioridad del actual gobierno en el contexto presente de mercantilización del conocimiento”, afirma.
Matías Rafti siente que formó parte de un momento revolucionario en el país: ARSAT, la creación de YTEC, las políticas activas en cuanto a la producción y regulación de medicamentos en la Argentina y el impulso a la tecnología de producción de reactores nucleares y radares –sin olvidar los cientos de científicos repatriados– forman parte de una de las banderas del desarrollo de soberanía tecnológica nacional. “Las cosas que nosotros tenemos más cerca del corazón”, dirá Rafti. “Identificar a la ciencia con la soberanía es una de las razones que han motivado un cambio en la conciencia del científico como trabajador”.
En el contexto actual, a la incertidumbre porque peligra el salario se suma que el actual gobierno va vaciando de contenidos y sentidos a empresas que son modelo en la región. YTEC fue creada para alcanzar la soberanía energética, de la mano de recursos humanos propios y de desarrollar el know how y disponer de las herramientas para explotarlo. Ahora, ¿qué sentido tiene YTEC si el autoabastecimiento de energía deja de ser una prioridad? En cuanto a ARSAT, Rafti señala: “Se puede desfinanciar la construcción del ARSAT 3 dejando sin contenido el ARSAT 2 o bien meter compañías extranjeras a competir en el área de los servicios que puede ofrecer en telecomunicaciones el ARSAT 2. Lo que está en juego hoy, es el modelo de país”.