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Los irrompibles

Por Ramiro García Morete
(Foto: Manuel Cascallar)

-Cantamos siempre los dos.

-Se dio así. Cantaba él y yo hacía coros. O cada uno cantaba una parte. O cantábamos los dos todo el tiempo.

Igual que hace treinta años, cuando armaron los Hermanos Makana, Ramiro Sagasti y Kubilai Medina hablan del mismo modo que cantan y caminan: juntos pero sin pisarse, distintos pero complementándose. Igual que hace treinta años, cuando Ramiro decidió dejar Los Testigos un día que Kubilai y el resto de los recientes Makana visitaron el ensayo. “Me gustó la barra”, dice con ternura. Alcanzó con “pegar onda” cuando volvieron caminando desde Musideas, una suerte de escuela de estética ubicada en el centro platense donde ensayaban y asistía la entonces novia de Medina. Igual que cuando Sagasti cursaba el último año de secundario y a Kubilai le faltaba uno más (razón porque la que el día del debut quizá uno se sintió más inseguro que el otro), ambos siguen destinando el mayor caudal de energías a la música, al margen de otros trabajos u oficios. Ramiro Sagasti (docente y experiodista) es vocalista y guitarrista de Pérez, y Kubilai Medina (diseñador gráfico) es vocalista y guitarrista de Mostruo! Ambas bandas se sitúan entre las más destacadas del llamado under nacional con base platense, y en cierto modo expresan el extenso recorrido individual y conjunto de estos dos artistas de vidas y pasiones compartidas que desde hace un tiempo también encaran un nuevo proyecto común: Roto. Allí completan la formación Santiago Monroy y Faustina Sagasti, hija de Ramiro. Ha corrido agua bajo el puente y, lejos de quemarse, al volver la vista atrás todo explica el presente de esta amistad.

El costado tierno

Si bien no proliferaban los sellos independientes, la adulación porteña, ni existía Internet, a principios de los noventa, La Plata contaba ya con un interesante movimiento musical. Entre Peligrosos Gorriones o Peregrinos de un lado y bandas de covers como Stop o los Confites, asomaban estos entusiastas jovencitos que con arrogancia y esfuerzo hacían sus primeras armas. Con los Twist, Beach Boys y Sumo como referentes, los Hermanos Makana duraron hasta mediados de la década. Kubilai fue el primero en irse de una banda que iba perdiendo constancia por motivos sencillos: “Me puse de novio y me empecé a juntar menos con la barra”. Carentes de prejuicios y con la música como Norte, ambos se dedicarían a un circuito de fiestas y bares haciendo covers. Reconocido por su gran caudal vocal, Medina reconoce: “Aprendimos mucho del oficio. Sobre todo haciendo música disco, donde, si bien tomaba yeites de cantantes como Michael Jackson o los Bee Gees, no tenía que imitar el timbre”, algo para lo cual era muy versátil Sagasti. ”Los sonidistas nos adoran porque nunca pedimos nada. Y es que en esos años nos acostumbramos a cantar como sea”, cuenta sonriente el delgado frontman.

La década del 2000 no sólo planteó una renovación en el under local, sino también de sus carreras. King Lion & The Ramones sería parte seminal de Cala, sello con el cual surgieron bandas como NormA y Mostruo! Un tiempo después, Sagasti se pondría al frente de Pérez. Con la solvencia que da el tiempo y el entusiasmo intacto, ambos se muestran siempre abiertos a los cambios y a ir hacia delante.

“De la mano del Flaco me empecé a relacionar con chicos más jóvenes, y la verdad que es alucinante en lo musical y en todo sentido», cuenta Kubilai, y recuerda con gracia que “nosotros éramos un poco arrogantes. Despectivos con lo que no nos gustaba… y creo que hemos cambiado”. Sagasti entiende que se debía a la época: “Entonces veníamos de Charly, Luca…Había algo de ironía y agresividad que hoy no tiene sentido. Terminás siendo medio Pomelo.”

Rompimos todo

Lo que no han cambiado son las complicaciones y vicisitudes de la vida del músico en nuestro país. Kubilai dice que ya dejó de pensar en eso. “De contrariarme. Ya casi que no reniego. Sí me gustaría tener mucho más tiempo, porque es difícil vivir de la música. Pero hay que usar la cabeza para encontrar nuevos espacios».

Ramiro también lo toma con calma: “Trato de sobrevivir como sea teniendo una conciencia de lo que podés hacer y aprovechar tu impulso”, y reconoce que en general “el músico nunca tuvo una postura gremial muy fuerte. A veces se maneja de modo más individual que otros oficios”.

Si bien eluden una posición partidaria y una estética panfletaria (“Yo prefiero el artista que no tiene ningún límite”, aclara Sagasti), no escinden su vocación de una naturaleza política. De hecho, ambos participaron recientemente de uno de los festivales reclamando por los trabajadores despedidos del diario Hoy.

“Siempre que pueda ayudar de alguna manera, y sobre todo con la música, me encanta“, inicia Medina, y Sagasti profundiza: “Hay un vinculo directo de la música con lo político. No salimos a cantar como Piero. Pero el artista está relacionado… lo que dice es el contexto. Más allá de que no hables de un conflicto directamente, hay una visión del mundo”.

“Y la política se nutre de posturas”, completa Kubilai. “Igual, no me gustan las canciones que te dicen cómo vivir”. “¡Las que te cagan a pedos!”, se ríen al unísono.

“La política, más que decir, es ir y hacer», define Sagasti. «Una actitud política es ir a tocar donde creés que hay que tocar. Cuando tenés la energía y hacés lo que te parece que hay que hacer. O cuando sos solidario no por obligación. Cultivar la empatía te convierte en un ser político.”

«Una actitud política es ir a tocar donde creés que hay que TOCAR. cuando sos solidario no por obligación. Cultivar la empatía te convierte en un ser político”

Apuntando a una coyuntura concreta de crisis y claro avance contra los derechos y libertades, Sagasti no duda: “El gobierno es una mierda. Es un patrón. Hablábamos de empatía y es todo lo contrario. Yo con el patrón no quiero saber nada. Pero vivir no es una mierda. Ese es un plano, pero no puede ser un calvario tu vida porque haya un gobierno de mierda. Hay que tratar de enfrentar eso y hacer tu vida. Y es el momento propicio para hacer lo que hacemos».

Medina se entusiasma: “Es un caldo para encontrar caminos nuevos. Me identifico con la idea de que uno tiene que ir con la gente par a par, uno junto al otro y no el patrón con el dedo en el culo. Este momento con el dedo en el culo es un buen momento para que las ideas se disparen. Ya no funcionan cosas que antes sí. Bueno, hay que pensar ahora. Esto hace que uno vaya así para delante”.

Pero para Sagasti no sólo es Argentina. «Hay una reacción de la derecha mundial. Saben que no hay más recursos y se quieren quedar con todo. ¡Pero no! Lo que hay que hacer es ir a tomar lo tuyo”.

“Estamos en el primer escalón del cambio de paradigma», teoriza Medina. «Con una pata de este lado, puteando por tal hijo de puta y porque no te alcanza la plata. Pero también viendo que es lo que está pasando. Y yo lo que veo en los pibes es que, como que se están juntando más para hacer cosas, generan nuevos espacios. Me parece que va por ahí: los proyectos grupales. Compartir y entender que uno solo no puede contra todo este mundo que se viene cayendo abajo”.

“Quizá esa idea del Eternauta y el héroe colectivo se planteó antes de tiempo. Este es el momento en el que realmente se está llegando a ese cambio de paradigma. Es ahora. Nosotros teníamos incorporado el chip de la seguridad. El sistema no tiene nada para ofrecerte. Es mentira que tiene una jubilación para ofrecerte o cierta seguridad. ¿Con qué te va a retener? Por eso aumenta la represión. Porque el consenso lo están perdiendo, entonces se ponen más duros. Todos sabemos que este camino no conduce a ningún lado bueno».

Buen amigo

Volviendo a lo musical, se definen mutuamente con afecto y admiración: “A Kubo lo agrupo dentro de los músicos de alto grado de emotividad. Además de que canta como los dioses y tiene un swing. Me gusta por el swing, la llevada. Siempre tuvimos buena llevada”.

“Lo que admiro del Flaco es una capacidad para conecta enseguida con las ideas musicales y la música en sí. Nunca lo veo incómodo o fuera. Se pone a tocar y al instante está en conexión con eso. Alucinante. Lo que me encanta es que tiene una visión distinta. Yo soy más melódico, por decirlo así. Y él es más new wave. Yo soy más negro y él más blanco”.

Blanco y negro, se ríen. Paradójicamente -o lógicamente, en verdad-, el tiempo se pasa volando en sus conversaciones, donde tampoco eluden tópicos como el bienvenido cuestionamiento al sistema machista o pequeñas anécdotas cotidianas.

Plateadas sus cabelleras pero joviales en cuerpo y forma, Medina reflexiona: “Creo que estamos más abiertos. En todo sentido. Con la música antes no podía soportar que un cantante desafinara aunque estuviera bien la canción. Y ahora sí. Es ir laburando la tolerancia e ir abriendo la cabeza. Y dándose cuenta de que todas las cosas tienen luz y oscuridad. Y todo tiene algo copado».

«Un amigo es una luz», cantaba un hit cuando Medina y Sagasti comenzaron a patear juntos. “Hay grieta en todo. Así es como entra la luz”, dijo un poeta mayor. Allí van ellos, como la luz que nace de lo roto y por ello es inquebrantable.

Escuchar Mostruo!:

https://mostruo.bandcamp.com/

Escuchar Perez:

https://perezmusica.bandcamp.com/