Por Silvia Montes de Oca
Una luz amarilla está prendida en las universidades públicas federales brasileñas. No hay recursos asegurados para cubrir todos los gastos hasta fin de 2017. En algunas instituciones estatales, la situación es aún peor: simplemente no hay de dónde conseguir dinero o bien es posible que a fin de septiembre los investigadores hayan consumido la partida anual.
El presupuesto del Ministerio de Educación para 2017 era de 35,7 mil millones de reales. Pero en marzo, el gobierno congeló 4,3 mil millones (el 12% del total). El objetivo era reducir el déficit en las cuentas públicas. La matemática es simple: el Ejecutivo gastó más de lo recaudado y, para intentar equilibrar las cuentas, ha afectado recursos de todas las áreas. La educación no fue la excepción.
El recorte redujo principalmente los costos ordinarios –perdieron un 15% del presupuesto inicial– y de capital –por ejemplo, para la adquisición de equipos, con una reducción del 40%–. Como consecuencia, muchas universidades federales vienen padeciendo para poder hacer frente al pago de agua, luz, seguridad y limpieza.
La Universidad de Brasilia (UnB) tiene un déficit acumulado de más de 100 millones de reales en lo que va del año. Con la Universidad Federal de Santa María (UFSM), acumulan más de 300 trabajadores despedidos. La fuerza de trabajo subcontratada cayó casi a la mitad desde 2015 y hay suspensión de obras de infraestructura que estaban en marcha. Si bien los salarios docentes están cubiertos por el Ejecutivo federal, en algunas universidades no se están registrando los pagos a tiempo. El rector de la Universidad Federal de Sergipe, en el nordeste brasileño, tuvo que salir a desmentir recientemente el cese de actividades en esa casa de estudios por falta de recursos.
En la Universidad de Río de Janeiro, hasta la distribución de los royalties entre estados por la explotación del petróleo en Brasil ha tenido impacto en su presupuesto. El primer semestre de 2017 simplemente no existió y el reinicio de las clases, marcado para el comienzo de agosto, debió ser aplazado nuevamente por falta absoluta de condiciones. Los servicios tercerizados fueron suspendidos por falta de pago, el restaurante universitario no abre desde hace meses y los docentes y empleados aún no saben cuándo van a recibir el salario de mayo. En el estado de Paraná la situación es similar, y las universidades alegan que esta situación está interfiriendo en su autonomía.
En declaraciones a la prensa local, José Matias-Pereira, profesor de finanzas públicas en la Universidad de Brasilia, expresó que tarde o temprano las universidades públicas tendrán que cerrar algunos cursos. «Ante la crisis que estamos viviendo, un número significativo de ellas va a colapsar».
CNPq, el CONICET brasileño
El Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico es un órgano del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil, creado en 1951 para promover la investigación. Sus siglas provienen de lo que fue su denominación hasta 1971 (CNPq). Allí, el panorama no es mejor. Septiembre podría ser el último mes en el que los cien mil becarios del CNPq cobren sus becas, y esto afecta a los becarios de Productividad en Investigación (PQ), Desarrollo Tecnológico y Extensión Innovadora (DT). Desde el gobierno del presidente Michel Temer aseguran que existe un “diálogo permanente sobre ese tema”. Pese a sus expresiones, el Ministerio de Ciencia vio restringidas en más de un 40% las partidas originalmente asignadas a su funcionamiento para este año.
Las becas de Iniciación Científica son una modalidad destinada a despertar jóvenes talentos para la ciencia desde la misma fundación del CNPq. Con el tiempo, la propuesta se ha diversificado y dichas becas son concedidas por medio de programas institucionales a través de Llamadas Públicas que se lanzan periódicamente y que están disponibles para las instituciones de educación primaria, media y superior que las soliciten. En un comunicado reciente, la Universidad de Río de Janeiro informó a los alumnos que poseen beca de iniciación científica que dejarán de recibir el beneficio a partir de este mes. En el texto se señala que “este programa nunca sufrió discontinuidades incluso en los momentos más graves de crisis económica y durante gobiernos de diferentes matices ideológicos».
Más cultura científica, menos recortes
“Fora Temer”. El reclamo se oyó en el marco del 15º Congreso de la RedPOP (Red de Popularización de la Ciencia y la Tecnología en América Latina y el Caribe), que, bajo el título «Conexiones – Nuevas formas de popularizar la ciencia», se realizó durante la última semana de agosto en el Centro Cultural de la Ciencia, en el Polo Científico y Tecnológico de Buenos Aires, con la participación de museos y centros de ciencia, así como instituciones y entidades de CT&I.
Casi en paralelo, el 3 de setiembre pasado, frente al Museo del Mar, en Río de Janeiro, se realizó la II Marcha por la ciencia en Brasil con la pregunta «Cómo será el mañana… sin ciencia y tecnología”. Entre los asistentes y organizadores, desde el colectivo Conocimiento sin cortes ratificaron: “seguimos movilizados por la valorización del conocimiento científico, académico y tecnológico de Brasil, principal camino para superar la crisis y avanzar hacia el desarrollo sostenible y justo del país”.
Al mismo tiempo, la RedPOP dio a conocer un manifiesto unánime dirigido a la población en general y, en particular, a las autoridades y los gestores públicos de los países de la región.
“Afirmamos que la ciencia, la tecnología y la innovación (CT&I) son indispensables para el desarrollo económico sostenible y socialmente más justo, así como para garantizar la soberanía de nuestros países. La popularización de la ciencia y la tecnología es, a su vez, un instrumento esencial para el desarrollo científico y tecnológico, contribuyendo a la mejora de la educación, la construcción de la cultura científica y de una ciudadanía más activa en el mundo contemporáneo”.
La RedPOP solicitó a los gobiernos latinoamericanos y del Caribe “que sostengan, fortalezcan y multipliquen en las agendas públicas programas y actividades de largo alcance de la popularización de la ciencia y la tecnología en beneficio de nuestras comunidades” ante la amenaza concreta de discontinuidad o reducción, funcionamiento precario o, aún peor, el “cierre indefinido de algunos de ellos”.
“Alertamos a las autoridades y a los gestores públicos de los países de nuestra región sobre los graves riesgos que la reducción en los recursos para la CT&I acarrea para el futuro de nuestros países y su soberanía, así como sobre los impactos negativos que pueden resultar para el desarrollo educativo, cultural, científico y tecnológico de nuestros países. Por lo anterior, ponemos de manifiesto nuestro compromiso de trabajo y exigimos a las autoridades locales, regionales y nacionales vinculadas con el sector científico, tecnológico y de innovación una mayor atención a la popularización de la C&T como política pública que integre la equidad, la educación y el desarrollo científico y tecnológico como un bien público y fundamental al que todos los latinoamericanos tenemos derecho”.
En declaraciones al portal SciDev.Net, Constanza Pedersoli, directora del programa de popularización de las ciencias Mundo Nuevo, de la Universidad Nacional de La Plata, presente en el Congreso de la RedPOP, señaló que actualmente “el programa no cuenta con espacios propios y su funcionamiento no sería posible sin los convenios históricos que posee con la gestión pública provincial (estatal) y municipal (local). Si bien esto ha sostenido su existencia en el tiempo, también lo vuelve más vulnerable a determinados cambios en el escenario político”. Al mismo tiempo, contó que “algunos espacios como el teatro, la sala de talleres y las exposiciones debieron cerrarse, razón por la cual “hoy la calidad y el alcance de la propuesta se encuentran afectados”.
La política no es ajena a la ciencia. Ni lo será la función Ciencia y Tecnología en el tratamiento de la Ley de Presupuesto 2018, que será presentada el próximo viernes por el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne en la Cámara de Diputados. La conformación del nuevo parlamento que resulte de las próximas elecciones legislativas coincidirá con el tratamiento y sanción de leyes de enorme centralidad para el desarrollo a mediano y largo plazo de la Argentina. Y el dispositivo científico-tecnológico será un actor decisivo en cuestiones vinculadas a la educación, la salud, las economías regionales y proyectos de colosal envergadura como la producción de litio, entre otros.
Los cambios que se prevén con el tratamiento de la reforma tributaria y laboral, alcanzarán y afectarán a la innovación tecnológica. La actual Ley de Emprendedores promete novedades en la forma de otorgar los subsidios a investigadores del sistema público y augura desarticular estrategias institucionales a cambio de mecenazgo científico. Resultará favorecida la transferencia de conocimientos del sector público al privado y las prácticas y los intereses individuales por encima de los colectivos. En este marco, resulta crucial la representación parlamentaria y la consideración de la experiencia de los actores del sistema científico y tecnológico para la toma de decisiones políticas para no seguir el rumbo de Brasil.