El ex mandatario de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2007 / 2007-2011), lazó formalmente su candidatura para las elecciones presidenciales que se desarrollarán el 2 de octubre. Las encuestas indican que tiene una intención de voto que ronda el 45 %, mientras que su principal rival, el actual mandatario, el ultraderechista Jair Bolsonaro, cuenta con un 30 % de apoyo. Algunos estudios indican que el líder del Parido de los Trabajadores (PT) podría ganar en primera vuelta.
Lula irá acompañado por el ex gobernador de Sâo Paulo, Geraldo Alckmin, como candidato a la vicepresidencia. «El grave momento que el país atraviesa nos obliga a superar eventuales diferencias. Queremos unir a los demócratas de todos los orígenes y matices para enfrentar la amenaza totalitaria, el odio, la discriminación, la exclusión que pesa sobre nuestro país», sostuvo el líder del PT.
«Esta disputa por la democracia la vamos a ganar repartiendo sonrisa, camino, amor, paz y creando armonía», sostuvo Lula.
A continuación, las frases más destacadas de su discurso:
«La lección más importante que he aprendido en cincuenta años de vida pública, ocho de los cuales he presidido este país, es que gobernar debe ser un acto de amor. La principal virtud de un buen gobernante es la capacidad de vivir en sintonía con las aspiraciones y los sentimientos de las personas, especialmente las que más necesitan».
«Todo lo que hicimos y que el pueblo brasileño conquistó está siendo destruido por el actual Gobierno. Brasil volvió al mapa del hambre de la ONU, de donde habíamos salido en 2014 por primera vez en la historia de nuestro país. Es algo terrible».
«Nuestra soberanía y democracia están siendo atacadas constantemente por las políticas irresponsables y criminal del Gobierno actual. Desmantelan y venden a nuestras empresas más estratégicas, a nuestro petróleo, nuestro banco público y nuestro medioambiente. Entregan este patrimonio que no les pertenece a ellos sino al pueblo brasileño. Destruyen políticas públicas que cambiaron la vida de millones de brasileños y brasileñas. Es más que urgente recuperar la soberanía. Pero esto no se limita a la importantísima misión de proteger nuestras fronteras, también lo es defender nuestra riqueza mineral, nuestros bosques, nuestros ríos, nuestros mares, nuestra biodiversidad, y, principalmente, garantizar la soberanía del pueblo brasileño y el derecho a una democracia plena. Se trata de defender el derecho a una alimentación de calidad, al buen empleo, al salario justo, a los derechos laborales y el acceso a la salud y a la educación».
«Defender nuestra soberanía es defender la integración de América del Sur, de América Latina y el Caribe y fortalecer nuevamente el Mercosur, la Unasur, la Celac y los Brics».
«No habrá soberanía mientras 116 millones de brasileños sufran inseguridad alimentaria, mientras 19 millones de mujeres, hombres y niños se vayan a dormir todas las noches con hambre y sin saber si tendrán un pedazo de pan para comer al día siguiente. No habrá soberanía mientras decenas de millones de trabajadores sigan sometidos al desempleo y a la precarización».
«Si los trabajadores no tienen dinero para comprar, los empresarios tampoco tendrán a quién venderle».
«Ningún país será soberano si su pueblo no tiene acceso a la salud, educación, empleo, seguridad y alimentación de calidad. Pero la cultura también tiene que ser cuidada como un bien de primera necesidad».
«Necesitamos música, cine, teatro, danza, artes plásticas, necesitamos libros en vez de armas. El arte llena nuestra existencia. Es, al mismo tiempo, capaz de retratar y reinventar nuestra realidad. La vida como es y como podría ser».
«Durante nuestros gobiernos promovimos una revolución democrática y pacífica en este país. Brasil creció y creció para todos. Juntamos el crecimiento económico con la inclusión social. Brasil se volvió la sexta economía del planeta y al mismo tiempo se volvió referente mundial en el combate al hambre extrema y la pobreza».
«Queremos que el fascismo sea devuelto al oscurantismo de la historia, de donde jamás debió haber salido».
«Compañeros y compañeras, lo que estamos haciendo hoy aquí es más que un acto político. Es una proclama a los hombres y mujeres de todas las generaciones, de todas las clases, un llamado a todas las religiones, a todas la razas y regiones del país para que podamos luchar y reconquistar la democracia y recuperar nuestra soberanía […] Vamos a hacer la mayor revolución pacífica que la historia del mundo conozca».