Por Ramiro García Morete
“Te abruma esta realidad citadina/ solo debes confiar que algo bueno se avecina/ saliendo de tu zona de confort cansina”. Aquella noche de junio de 2018, su padre había fallecido y él estaba en el estudio grabando para Hilo Rojo. Se trataba del dúo junto a su entonces compañera, proyecto que le había animado a componer y salir a tocar por pequeños bares.
Hasta entonces, la música había estado siempre presente pero algo postergada, quizá, por el Derecho, y en cierto modo por los mandatos. Aunque en la casa céntrica de La Plata no estaría ausente. De hecho su madre iba a coro y en la cassetera Aiwa gastarían junto a su hermana “Menta y limón”, de Roque Narvaja. Silvio o Aute -el favorito de su padre-marcarían un gusto por la canción que terminaría de definirse más adelante. Pero ya fuera estudiando guitarra y luego canto -intermitente pero extendidamente- cultivaría ese vinculo con el decir.
Pero detrás -o por delante- de aquella noche, quizá hubiera mucho por pensar, antes de decir. Y hacer. “¿Qué quiero y qué no quiero?”, dice que se preguntó. Comenzaría así una pequeña gran revolución personal que implicaría nada menos que separarse de su compañera y dejar su trabajo. Navegando un océano de incertidumbre, había sin embargo una estrella que guiaría el rumbo: la convicción de seguir haciendo música.
Las dos Yamaha (acústica y de nylon) aguardarían el momento indicado para darle orden y voz a todas esas sensaciones, eludiendo quizá las referencias concretas y extrayendo el sentido primario. Volviendo a la esencia del cantautor, surgirían entonces un puñado de canciones pobladas de máximas, reflexiones y aprendizajes atemporales entonadas con una voz dócil y expresiva. Con la ayuda de su amigo y productor Julián Di Pietro, lograría una primera entrega de piezas desnudas apenas envueltas por alguna percusión, piano o cuerda para “O.V.N.I. Vol I”, debut solitario de Marcelo Vampa.
“Yo siento que es el reflejo de muchos estados de ánimo durante mucho tiempo y que pudieron materializarse gracias a estas canciones -introduce Vampa-. Fue la bajada a tierra de todas esas emociones, la canalización y descarga de esos procesos que en la cabeza va todo a mil, y no sabés como ordenarlo”. De esa manera es que sus canciones se vuelven atemporales y abstractas en cierto modo: “Intento dejar ese halo de misterio en algún punto y de transpersonalización. Puede ser mi historia como la de otro. Al menos eso también intento. Por ahí lo puede escuchar alguien y pensar que tiene que ver con equis cosa o un momento particular. En algún punto esa ambigüedad interpretativa me gusta”.
A nivel producción sonora, “la palabra desnuda es un fiel reflejo de lo que intentaba demostrar o contar con estas primeras cuatro. Cuando hablé con Julián Di Pietro, sabía que tenían que tener un tono más íntimo y sutil. Guitarra y no mucho más. Jugar con la madera y lo acústico”.
Respecto al nombre, no adopta una línea alienígena sino más bien metafórica: “Tiene que ver con la no identificación. Yo soy músico y abogado. Fui parte de una familia, de una carrera, de una forma. Y empecé a romper con eso. A la vez, la canción no tiene un estilo particular. Estas canciones hoy van por este lado y de hecho en el Volumen II tienen otro estilo. Me gusta jugar con eso. No identificarme y encasillarme con algo en particular. Me gusta dejar eso abierto. Que cada uno se identifique con lo que quiera”.
“O.V.N.I. Vol. I” fue producido y mezclado por Julián Di Pietro. Cuenta con la participación de Noelia Sinkunas en piano, María Candela Gómez en viola, Tomas Llancafil en guitarra, Mateo Castiello en guitarra, Cristian Basto en contrabajo y Ariel Lavigna con el Mastering.