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Marihuana para curar

Por Manuel López Melograno

Mientras en distintas partes del mundo usan el aceite de cannabis para tratar enfermedades como el cáncer, la epilepsia, la artritis o el sida, el pequeño pueblo de 8 mil habitantes de La Madrid se conmovió por el dolor y la necesidad de los pacientes y superó todos los prejuicios. Así, luego de informarse sobre una planta de propiedades terapéuticas innegables, pidieron una autorización al gobierno para hacer el primer ensayo medicinal del país.

Pero no están solos. Junto a ellos trabajan científicos, médicos, cultivadores y familias que se suman a los gobernantes para impulsar una causa noble y necesaria: una gran oportunidad para transformar el conocimiento científico en una mejor calidad de vida.

Diario Contexto habló con Marcelo Morante, el médico referente que encabeza el primer equipo de investigación clínica sobre el tratamiento del dolor en la Universidad de La Plata, quien asegura que el cannabis medicinal viene a cubrir una falla, “una deuda del médico con el paciente” ya que la aplicación «logra quitarle el dolor que no puede  quitar ningún fármaco de laboratorio”.

El 90 por ciento de los usos aprobados  del cannabis están dados en la indicación de la medicina del dolor y en tratamientos de distintos tipos de cáncer, a los que se suman la esclerosis múltiple, la desnutrición, el sida, los efectos adversos de la quimioterapia, y últimamente la epilepsia refractaria, el Parkinson y las enfermedades degenerativas.

El uso medicinal del Cannabis ha llegado para quedarse. Sembrado por la necesidad de los pacientes y sus familias y avalado por la comunidad científica internacional, solo espera que no sean los políticos, que tienen la obligación de legislar y gobernar para los ciudadanos, los que le den la espalda al tema

Consultado sobre cuáles son las patologías más comunes y qué rol juega el cannabis en ellas, Morante es contundente y asegura: “La patología oncológica y las patología neurodegenerativas son los dos grandes grupos, lo que demuestra que el cannabis tiene un horizonte muy amplio de uso porque las enfermedades más comunes podrían verse beneficiadas. No es una medicina para unos pocos”.

Primer Seminario Internacional de Cannabis Medicinal

Las 4 primeras filas del auditorio municipal de Lamadrid estaban completas. Los que estaban sentados no eran ni médicos, ni políticos, ni simples vecinos: eran pacientes de todo el país que luchan contra una deuda histórica que la medicina tiene con la sociedad: el atraso en el tratamiento del dolor. “Es desesperante ver a tu hijo convulsionando más de 30 veces al día, o golpéandose la cabeza contra el piso y que la medicación no le haga nada”, confiesa Paulina Bobadilla, al hablar de la experiencia con su hija frente al auditorio municipal repleto el pasado domingo 10 de abril, en el marco del primer Seminario Internacionales de Cannabis Medicinal. Ella y otras mujeres formaron parte de las más mil personas de todo el país, que participaron junto a pacientes, asociaciones civiles, legisladores, médicos especialistas y cultivadores para debatir e intercambiar información acerca de la posibilidad de curar o aliviar los síntomas de diversas enfermedades.

Bobadilla es miembro de la Organización Social sin fines de lucro “Mamá Cultiva”, que nació en Chile como un grupo de madres que cultiva marihuana medicinal para sus hijos, y que logró autorización estatal para cultivar y preparar aceite de cannabis, gratuito, para más de 4 mil niños con epilepsia, cáncer y dolor crónico. Ya funciona la sede Argentina.

“No es el origen de la medicina un fármaco hecho en el laboratorio y un médico dándolo cada 8 horas. El origen de la medicina fue un proceso diferente donde hay una necesidad, donde hay afecto y un vínculo de compromiso entre el médico y el paciente”, sostiene el doctor Morante al referirse a la necesidad de reconocer y formar profesionales que puedan generar un cambio en la relación con sus pacientes y romper los prejuicios que les permitan tratarlos y aliviarlos, después de tanto atraso en la medicina del dolor.

No hay que desconocer que el discurso sensacionalista y criminalizador de la prohibición es el culpable de los prejuicios que hicieron que sean contados los médicos que recomienden estos tratamientos. Durante el encuentro, ellos mismo explicaron: “Cuando arrancamos en 2014 era muy difícil poder sumar profesionales al equipo. Se hacía muy difícil convocarlos, que se animaran. Trabajaban en la ilegalidad y sin apoyo profesional. Todo queda limitado a unos pocos médicos que sabían que sus pacientes lo usaban y los acompañan en el tratamiento”, relatan y concluyen: “Afortunadamente esto lentamente va cambiando y hace un año que se sumaron dos neurólogos, dos kinesiólogos, y algunos oncólogos que están ayudando en el equipo de investigación”.

Morante: «porque por sobre todas las cosas la legislación no puede estar de espaldas a la evidencia científica, y los políticos no pueden estar de espaldas a lo que está pasando con los chiquitos epilépticos refractarios. Hay situaciones que hay que resolver”.

“No metamos un prejuicio social en la ciencia para no permitir que se investigue y que se potencie una sustancia que es muy buena”, dice Morante, a la vez que agrega: “Los pacientes tienen el derecho a hacer algo por su dolor. Es un derecho que asiste a las mamás, que han ido a buscar este aceite para que sus hijos convulsionen menos o estén mejor. Es el origen de la medicina. El cannabis medicinal a mi me significa eso: educar un nuevo médico con otro enfoque más relacionado con el sufrimiento del paciente y con acompañar”.

La semilla que germinó todo

En el 2014, el doctor Morante estaba trabajando en un área del dolor en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de La Plata, cuando su hermana empezó con convulsiones que no respondían a lo tradicional. Muchas drogas, y esa angustia que le generaba que no respondía a los fármacos tradicionales, lo llevaron a ver las medicinas alternativas como una posibilidad, y así llegó al cannabis.

Marcelo Morante
El médico Marcelo Morante

Primero que nada, debió vencer sus propios prejuicios. Luego, su desconocimiento. “Y como los prejuicios se vencen con información, me fui a capacitar a Toronto (Canadá) con Mark Ware, un neurólogo especialista en medicina del dolor del Hospital General de Montreal. Ya de vuelta a Argentina, y con más conocimientos que prejuicios, comenzó a desarrollar el tema con el apoyo Medicina, que en marzo de 2014 creó un área dedicada a la investigación clínica y a la educación sobre el tratamiento del dolor que él dirige y que generó el marco para traer a Ware e impulsar los estudios del tema en el país. También hicieron charlas en las aulas para impulsar el tema desde la educación de los futuros médicos.

Es cierto que hubo un acierto de Morante y sus colaboradores  que fue saber que si a la comunidad se la informaba, podría debatir el tema sin problemas. “Si la gente está informada, está preparada para cualquier debate –dice Morante-; imaginate una madre que su hijo convulsiona si le decís que la sociedad no está preparada para debatir la epilepsia de su hijo”.

De a poco el interés colectivo fue creciendo con el impulso de un gran trabajo de difusión con charlas en la facultad, con las notas en las radios. Hablando con los municipios aparece La Madrid, la ciudad natal de Morante, a donde él había regresado con el título a trabajar 4 años y medio de médico rural.

Si bien Morante deja en claro que si bien ahora están en la etapa de difusión e investigación, urge tener un marco legal oficial porque para que sea medicinal, el cannabis tiene que tener una fuente legal de la sustancia, no puede surgir de la ilegalidad. “Tiene que haber una receta médica, y un control médico, a eso se le llama cannabis medicinal, – se entusiasma y va más allá-, los padres saben que hay que presionar para modificar la Ley de Drogas, porque por sobre todas las cosas la legislación no puede estar de espaldas a la evidencia científica, y los políticos no pueden estar de espaldas a lo que está pasando con los chiquitos epilépticos refractarios. Hay situaciones que hay que resolver”.

El uso medicinal del Cannabis ha llegado para quedarse. Sembrado por la necesidad de los pacientes y sus familias y avalado por la comunidad científica internacional, solo espera que no sean los políticos, que tienen la obligación de legislar y gobernar para los ciudadanos, los que le den la espalda al tema y les arrebaten a una gran cantidad de habitantes una oportunidad histórica para mejorar la calidad de vida. No sea cosa que terminen quemando la planta, en vez de regarla.

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UN MARCO LEGAL URGENTE

Con el comienzo de otoño, el pasado 21 de marzo fue presentado ante el Congreso de la Nación el proyecto que modifica la actual Ley de Estupefacientes (N° 23.737) y considera «legítimo» y «autorizado» el consumo, tenencia y producción de la planta de cannabis sativa para fines terapéuticos, para la investigación de su posible eficiencia como medicación terapéutica, para el control de síntomas o cuidados paliativos.

Presentado por la diputada Diana Conti (FpV), y avalado por otros legisladores de distintas fuerzas políticas, el proyecto cuenta con el apoyo de dirigentes de asociaciones de la sociedad civil y médicos especialistas y entre sus principales puntos considera declarar legítimo el consumo, la tenencia y la producción de la planta de marihuana para fines terapéuticos, a la vez que busca impulsar la producción nacional y evitar así la importación que representa un gran costo económico.

En concreto, el proyecto modifica tres artículos de la ley de estupefacientes: los que penalizan la tenencia de drogas; la tenencia de semillas, cultivo o plantas, y la difusión del uso de una droga prohibida. «En esos tres casos decimos que cuando se trate de marihuana para uso terapéutico no sea delito», señaló Conti durante la presentación, y luego la iniciativa fue girada la comisiones de Legislación Penal, que preside Cambiemos; a la de Prevención de Adicciones y a la de Salud, ambas presididas por el FPV.

En La Madrid, la reacción colectiva llegó diez días después de la presentación el concejo Deliberante de La Madrid que votó –en decisión unánime- una resolución que busca promover el debate legislativo en todos los municipios de la provincia y apoya la modificación de la Ley de Drogas en la que reclaman que despenalice «la siembra, el cultivo y la producción de cannabis para uso medicinal».

Al frente del primer estudio sobre cannabis y epilepsia en Argentina fue designada la doctora Silvia Kochen, especialista en epilepsia, quien fue convocada por Morante. Él explica que meses atrás, llegó al edificio de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos, y Tecnología Médica (ANMAT) para presentar su proyecto de dolor neuropático, pero que en la puerta de organismo en Buenos Aires se encontró con los padres de los chicos con epilepsia refractaria que le pidieron ayuda porque no podían acceder a la medicación.

Del problema sacó una solución cuando planteó al ANMAT que no tenía problema de renunciar al ensayo clínico suyo pero que si había que hacerlo con epilépticos, que era la necesidad de la  comunidad y del mundo. Morante había entendido que no valía la pena repetir un estudio de 2004 sobre dolor neuropático, cuando las madres tenían la fuerza necesaria y la urgencia de investigar la epilepsia refractaria y él las podía acompañar.

Finalmente, el Morante afirma: “Las comunidades pequeñas como esta de 8 mil habitantes, son las que aun tienen valores de solidaridad que son fantásticos. Y como esto recorre un camino inverso. Y va del paciente al médico, también va del pueblo a la ciudad, el desafío es empoderar a las comunidades pequeñas porque son las que mejor van a debatir este tema.”

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TODO POR SUS HIJOS

Dentro de los múltiples aspectos que abarcan el tema, hay una arista química que evidencia que hay en la historia de los fármacos nunca se pudo aprovechar el Cannabis. Ocurre que los sintéticos siempre fracasaron porque imitaban solo el THC. Y entonces todas las veces que se intentaron separar en laboratorios componentes del cannabis nunca tuvieron grandes resultados, porque lo que sirve, es la utilización del aceite producto de la síntesis de la planta entera. Y por eso en el ensayo clínico van a usar dos o tres variedades y cambiar las proporciones de las dosis en los pacientes voluntarios.

“Nosotras necesitamos la planta completa, porque para el aceite medicinal se usan todas las propiedades de la planta y por eso buscamos cultivarla. Esto es ya porque nosotras necesitábamos la planta para ayer, porque los tiempos políticos son unos, los tiempos científicos son otros, pero los tiempos de la mamá son ahora”, relató Bobadilla, una de las Madres de “Mamá Cultiva”. Y preguntó al público: “Muchas tenemos hijos con estas patologías desde que nacieron. Hemos sufrido mucho. El cannabis devuelve la calidad de vida a nuestros hijos. ¿Alguien puede mirarme a los ojos y decirme que esto tiene que estar prohibido?».

Todos los días en el muro de Facebook de la Asociación aparecen consultas de madres desesperadas, pero también agradecimientos de otras madres – “Gracias por hacernos abrir los ojos”; y hasta se pueden ver diariamente apoyos de ciudadanos comunes en las fotos como “hay que apoyar a la medicina cannábica y a los cultivadores domiciliarios que ayudan y no se enriquecen con dinero”.

«No podemos esperar que las grandes farmacéuticas lleguen aquí a imponernos sus precios injustos, entonces tenemos que acompañar desde el autocultivo, porque somos madres que no teníamos un minuto de paz, y las madres de Chile, de Argentina y de cualquier lugar sufrimos lo mismo», terminó emocionada.

Entretanto, durante el Seminario del 9 y 10 de abril, se escucharon las charlas de la referente de Chile, Ana María Gazmuri, titular de la Fundación Daya, que fue la primera en generar el primer cultivo en Chile y Latinoamérica; también la referente Uruguaya, Raquel Peyraube, quien asesoró al presidente Mujica para la Ley de drogas de Uruguay, además de la la Médica infectóloga de referencia e investigadora del Conicet Silvia Kochen y el doctor Morante que expuso sobre educación.

El segundo día, expusieron las delegaciones argentinas y Chilenas de “Mamá Cultiva”; Ana María García en representación de Cannabis Medicinal Argentina (Cameda); el concejal y terapeuta especialista en Cuidados Paliativos, Carlos Morante. También se sumaron con aportes –entre otros- un ingeniero de la facultad de Exactas de la UNICEN que hace aceites y un permacultor de Mar del Plata, entre otros.

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