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Mary Sánchez, maestra de maestras

Por Lidia Fernández

Hace pocas horas acaba de fallecer la compañera Mary Sánchez, y mucho ya ha circulado por las redes su intenso camino de militante politico-sindical. Mi participación en la actividad sindical docente es posterior al inicio de su transitar por el mundo en los campos de lo político, producto de ello es que no la he conocido personalmente. Sin embargo, mucho puedo decir de alguien a quien la vida no me la supo cruzar.

La primera vez que escuché su nombre fue en algunas escuelas, antes de que emprendiera la militancia sindical. Hablaban muy mal de ella; decir su nombre era tener garantizado un conflicto con algún compañero de la ciudad de La plata. Que Mary aquello… que Mary lo otro… Muchas maestras repetían injurias sin saber siquiera de quién hablaban. Otras muchas la defendían a capa y espada.

Aun no comprendía a la lógica del poder, aún no comprendía que con quienes más se ensañan es con aquellas genuinas representantes del pueblo, con las más amorosas, con las más inteligentes y comprometidas. Y Mary fue y es una de ellas.

Puedo decir su currículum en pocas palabras: demasiada vida y demasiada lucha, militante de la JUP, perseguida y cesanteada durante la dictadura, fundadora del SUTEBA y de la CTA, torcedora del rumbo de la Ctera, y primera mujer en integrar la mesa de conducción de la CGT. También protagonizó la Marcha Blanca y la Carpa Blanca. Más tarde, fue diputada nacional y, luego, una de las promotoras y dinamizadoras del plan FINES.

Aun no comprendía la lógica del poder, aún no comprendía que con quienes más se ensañan es con las genuinas representantes del pueblo, con las más amorosas, con las más inteligentes y comprometidas. Y Mary fue y es una de ellas.

Pero todo ello lo pueden encontrar en cualquier homenaje que hoy se le proporciona. Quien escribe no la conoció en forma personal y tardó tiempo en comprender las lógicas difamatorias. Pero sí fuimos descubriendo, con las y los compañeros de militancia,   poco a poco, la mano de Mary, sus enseñanzas.

Lo fuimos descubriendo en los referentes de nuestras organizaciones que se formaron junto a ella, en sus gestos, en su forma de conducción, en sus conocimientos. Y también en las banderas que levanta nuestra organización, en el compromiso con la educación de nuestros pibes, jamás olvidando que nuestra identidad se define en la «T» del nombre de nuestro sindicato y que el destino de nuestro colectivo como trabajadores de la educación es inescindible del de nuestro pueblo.

No bajó los brazos ni durante la dictadura ni en los 90, lo que no es poco decir. Peronista, sindicalista, política, funcionaria de un gobierno nacional y popular, y encima mujer. Mucho de todo lo que horroriza al poder, lo cargó sobre sus espaldas con dignidad.  Maestra de maestros.

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