Por Gabriela Calotti
En el Día de la Memoria, este viernes 24 de marzo, al cumplirse 41 años del golpe de Estado cívico-militar-eclesiástico, más de 400.000 personas colmaron la Plaza de Mayo hasta la Plaza de los dos Congresos, los laterales de la avenida 9 de Julio y las calles adyacentes bajo la consigna “Memoria, verdad y justicia”.
“Venimos nuevamente a esta Plaza a repudiar los crímenes de lesa humanidad: las miles de desapariciones forzadas, asesinatos y presos políticos; las torturas; el robo de bebés; el funcionamiento de cientos de centros clandestinos de detención, tortura y exterminio”, afirmó el documento leído frente a la multitud que se hizo presente en este acto encabezado por Abuelas, Madres de Plaza de Mayo e H.I.J.O.S. y al que adhirieron numerosos sindicatos, partidos políticos, organizaciones sociales, estudiantiles y universitarias y ciudadanos de a pie de todas las edades, niños, adolescentes y bebés en carritos, que desafiaron el calor para reivindicar el 24 de marzo que Macri quiso borrar del almanaque.
“Este año, además, venimos a denunciar los enormes retrocesos en materia de derechos humanos que sufre nuestro pueblo: la miseria planificada, la persecución política, la represión y el encarcelamiento de militantes, la pérdida de la soberanía política y económica”, afirmó el texto leído por Victoria Montenegro, hija de desaparecidos, en directa alusión a la política impulsada por el Gobierno de Mauricio Macri que, por segunda vez desde su llegada a la Casa Rosada, desprecia una fecha tan emblemática para una gran mayoría de los argentinos.
En 2016 no dudó en recibir justamente para esta fecha a Barack Obama, el entonces presidente de Estados Unidos, potencia que propició la ola dictatorial que cubrió Latinoamérica en los años setenta y ochenta. El viernes, el Gobierno no hizo ningún recordatorio oficial del golpe y Macri viajó a Holanda.
Las Madres de Plaza de Mayo encabezadas por Hebe de Bonafini, y también las de Línea Fundadora por su lado, estuvieron en la Plaza pese al calor y a sus edades avanzadas. Todos dijeron presente, hasta el escritor Osvaldo Bayer, que llegó en silla de ruedas por una calle paralela a Avenida de Mayo, y a cuyo paso fue aplaudido sin cesar.
Trabajadores molineros, telefónicos, docentes, gráficos, judiciales, bancarios, municipales y profesionales de la salud, entre otros, agitaron sus banderas el viernes para reivindicar además a los miles de trabajadores y delegados sindicales desaparecidos durante la dictadura (1976-1983) gracias a la complicidad de los grupos económicos, la cúpula de la Iglesia católica y la corporación judicial.
“El 24 de marzo de 1976 se dio un Golpe genocida que instaló el terrorismo de Estado. El horror fue planificado desde el Estado. Nadie puede negar la dimensión de esos crímenes ni el número de víctimas, son 30.000 personas que el Estado hizo desaparecer por su militancia”, afirmó el texto. “Repudiamos toda expresión negacionista”, subrayó el documento en clara respuesta a las declaraciones de numerosos funcionarios, como el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj, quien inclusive el mismo viernes volvió a la provocación al afirmar que la cifra de 30.000 desaparecidos “fue una construcción”, ignorando inclusive las cifras que diarios oficialistas como La Nación reivindicaron en el pasado en boca de los militares, que hablaron de “al menos 22.000”.
La respuesta de la calle fue una vez más contundente. Miles de fotografías en blanco y negro de detenidos-desaparecidos de la dictadura volvieron a verse el viernes por Avenida de Mayo, sobre un inmenso camino azul y en pancartas individuales que sostenían miles de personas aquí y allá. Bigotes, cabellos largos, sonrisas, miradas serias, rasgos juveniles, todos con nombre, apellido y fecha de su desaparición.
“Hoy vemos cómo Mauricio Macri retrocede y se niega a hablar de los desaparecidos. A la par, vemos cómo sus funcionarios se reúnen con asociaciones que reivindican el terrorismo de Estado”, cuestionó el documento que repudió igualmente “el accionar de una parte del Poder Judicial que hoy representa un peligro para el juzgamiento de los responsables del horror”.
Pasadas las cinco de la tarde, los organismos de derechos humanos, acompañados por una enorme columna de La Cámpora, ubicada en la parte trasera, que había marchado doce kilómetros desde el Espacio de la Memoria (ex ESMA, uno de los mayores centros clandestinos de detención, tortura y muerte de la dictadura), se retiraron y dieron paso a la columna de los partidos de izquierda, que también agitaban fotografías de algunos de los 30.000 desaparecidos por la dictadura que aquel el 24 de marzo de 1976 encabezaban Videla, Massera y Agosti, instaurando el periodo de mayor terror impuesto en la Argentina.
En vísperas del 40º aniversario del asesinato de Rodolfo Walsh, los organismos recordaron la “Carta Abierta” que el periodista y escritor escribió a la junta militar en 1977. Allí “se pueden volver a leer realidades que vivimos, porque el plan económico de este Gobierno democrático tiene los mismos objetivos que el de Martínez de Hoz: menos derechos para los trabajadores, apertura de las importaciones, destrucción de la industria nacional, aumento indiscriminado de la deuda externa y alineamiento con Estados Unidos y el FMI”.
Una vez más, los organismos y la gente en la calle reclamaron la libertad de la dirigente social jujeña Milagro Sala, detenida desde enero de 2016 por el gobernador radical aliado de Macri, Gerardo Morales, junto a otros seis integrantes de la Tupac Amaru.
Debido al calor reinante, este 24 de marzo Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, no pudo leer el documento como estaba previsto, pero fue la encargada de cerrar el acto con el grito multitudinario que ya es parte de la memoria histórica y colectiva, le pese a quien le pese: “¡30.000 detenidos desaparecidos, presente, presente presente, ahora y siempre!».