El Gobierno nacional anunció el adelanto de las importaciones de gas natural licuado para el trimestre mayo-julio, en un marco de baja de los precios internacionales de la energía, tras los abruptos saltos que habían registrado con el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
El anuncio lo hizo el ministro de Economía, Sergio Massa, acompañado por la secretaria de Energía, Flavia Royón, y el presidente de Enarsa, Agustín Gerez, en el palacio de Hacienda. Según el funcionario, la medida permitirá no utilizar los 3.465 millones de dólares que se habían presupuestado originalmente, y se realizarán compras por 1.313 millones de dólares.
«Es una gran noticia para las cuentas públicas argentinas, para el cuidado de las reservas argentinas y, sobre todo, para garantizar la matriz energética de funcionamiento de la economía argentina», dijo Massa, y destacó que «este es el último año donde Argentina tiene que realizar importaciones que, con la infraestructura del segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner y el Reversal del Norte, no va a hacer falta».
«Para el 2023, una primera gran noticia es el desarrollo de la puesta en marcha del Gasoducto Néstor Kirchner, que nos va a permitir a partir de su funcionamiento un ahorro energético y de divisas de más de 1.700 millones de dólares», sostuvo el ministro, y explicó que «el abastecimiento a gran parte del centro de la provincia de Buenos Aires y parte del centro norte de Argentina va a estar ya en el precio establecido por el Plan Gas y no en la necesidad de importaciones energéticas adicionales».
En ese marco, añadió que «los precios internacionales sufren volatilidad y sentimos que en el mes de febrero se abrió una ventana de oportunidad enorme para la Argentina», por lo que la cartera decidió, a través de Enarsa, adelantar todas las necesidades de importaciones de GNL para el año (concentradas en los meses de mayo, junio y julio).
De acuerdo con la información que brindó en conferencia de prensa el ministro, la medida permitió acceder a la compra de gas con un precio de 20,8 dólares por millón de BTU, cuando en el presupuesto original estaba contemplada a un costo de 55 dólares.
Cabe recordar que a mediados del año pasado gran parte del desequilibrio cambiario que registró el país (y que terminó acelerando la salida del ministro Martín Guzmán) estuvo marcado por la merma en las reservas que implicó el aumento de las importaciones de energía, tanto en precios como en cantidades. En todo 2022, las importaciones de combustibles implicaron poco más de 12.000 millones de dólares, mientras que durante 2021 habían alcanzado los 5.800 millones de dólares, es decir, un incremento de 120,2 % en todo el período.