Según un informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México, entre el año 2000 y el 2018 fueron asesinados 138 periodistas en el país azteca. En ese marco, la CNDH lanzó una campaña denominada “Con violencia no hay libertad de expresión”, que tiene el propósito de visibilizar la terrible la situación que viven los comunicadores mexicanos.
Otros informes remarcan que al menos veintitrés periodistas han desaparecidos y más de cuatrocientos han sufrido algún tipo de agresión por su trabajo (amenazas, ataques físicos, acciones de hostigamiento, actos probados de espionaje, privaciones ilegales de la libertad y actos de violencia institucional, etcétera).
El país azteca fue catalogado durante 2017 como el lugar más peligroso para los trabajadores de prensa, incluso superando a Estados que se encuentran en guerra, como Siria o Afganistán.
El altísimo nivel de impunidad es otro de los datos que genera una gran preocupación, dado que más del 95% de los casos quedan sin resolver.
El presidente de la CNDH, Luis Raúl González Pérez, remarcó que el alto número de comunicadores asesinados sólo refleja “una parte del complejo panorama que enfrentan los derechos humanos”, y sostuvo: “Nuestro país demanda acciones urgentes”.
El país azteca fue catalogado durante 2017 como el lugar más peligroso para los trabajadores de prensa, incluso superando a estados que se encuentran en guerra, como Siria o Afganistán.
Cabe recordar que durante la reciente campaña electoral fueron asesinados al menos 110 políticos (entre candidatos y funcionarios) y que, según un informe de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH), la violencia desatada por los grupos vinculados al narcotráfico ha generado 329.917 desplazados internos (20 mil de ellos sólo en 2017).
Entre la ciudadanía, las cifras de desaparecidos y asesinados se cuentan por decenas de miles. El caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa fue tal vez el que mayor relevancia periodística tomó y la información trascendió las fronteras, pero sólo fue una muestra de la realidad mexicana.