Ejército, Iglesia y militancia juvenil, juntos para pelear contra un problema inmediato. La escena recuerda a las crónicas de Osvaldo Soriano del «Operativo Dorrego», donde retrata el trabajo codo a codo entre la Juventud Peronista y las Fuerzas Armadas para asistir a un pueblo devastado por una inundación a mediados de los setenta. Pero la postal es del presente y refiere al trabajo de asistencia diario que organizaciones políticas, fuerzas de seguridad, curas e instituciones realizan sobre decenas de barrios del Gran Buenos Aires ante el avance del virus.
la coordinación entre el Gobierno y organizaciones sociales y políticas deviene fundamental para asistir con mercadería, alimentos y productos de higiene a miles de familias cuya situación cobra mayor gravedad.
Mientras miles de argentinos y argentinas mantienen estricto refugio en el aislamiento dentro del hogar, puertas afuera la expansión del COVID-19 se ve agravada ante las múltiples situaciones de vulnerabilidad en que se encuentran los sectores más relegados del conurbano bonaerense. Por ello, la coordinación entre el gobierno y las organizaciones sociales y políticas deviene fundamental para asistir con mercadería, alimentos y productos de higiene a miles de familias cuya situación cobra mayor gravedad.
Los primeros movimientos comenzaron a observarse en los últimos días, con contingentes del Ejército en diferentes partes del conurbano, en conjunto con las organizaciones, para hacer llegar alimentos y artículos de limpieza a merenderos, comedores, iglesias y diferentes instituciones territoriales. Según señalaron desde Desarrollo Social, el esquema incluye la inversión de «300 millones de pesos a los municipios para la compra de alimentos y de artículos de higiene».
Los primeros municipios en requerir esta colaboración humanitaria fueron Quilmes y La Matanza, gobernados por Mayra Mendoza y Fernando Espinoza. Ambos territorios se ubican entre los que presentan mayores complejidades poblacionales y sociales.
«En los barrios está muy complicada la situación, recién ahora está habiendo un panorama claro de cuál es la gravedad de la situación y la necesidad de prevenir. Estamos en proceso de conformar un Comité de Crisis hacia adentro del distrito», dijo a Contexto Gastón, referente en el barrio Fuerte Apache, del distrito bonaerense de Tres de Febrero. «Lo más complicado va a ser la situación de una mayoría de los trabajadores que viven acá, que se dedican al día a día, a las changas, al trabajo informal. En principio, estamos intentando garantizar que todos los chicos que van al colegio puedan tener una vianda diaria de comida», agregó.
El despliegue de asistencia fue resultado del acuerdo entre el ministro de Desarrollo Social de la nación, Daniel Arroyo, y su par en provincia de Buenos Aires, Fernanda Raverta, para coordinar el trabajo con un nutrido grupo de intendentes bonaerenses, organizaciones sociales y referentes de diversos cultos religiosos.
Allí confluyeron Juan Zabaleta (Hurlingham), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Fernando Gray (Esteban Echeverría) y Gustavo Menéndez (Merlo); el asesor presidencial Alejandro Grimson; el presidente de Cáritas Argentina, monseñor Carlos Tissera; el diputado nacional Juan Carlos Alderete; y referentes de organizaciones sociales y eclesiales.
Para esto fue clave también el encuentro del propio Alberto Fernández con una comitiva de curas villeros a fin de conocer de primera fuente los principales apremios de las poblaciones en un contexto de parálisis total de actividades y su repercusión en los sectores más castigados.
padre Pepe: «La mayor parte de los que viven en estos barrios viven de changas, y ahora no hay changas».
«La mayor parte de los que viven en estos barrios viven de changas, y ahora no hay changas», fueron las palabras del padre Pepe Di Paola, quien participó del encuentro junto a los curas Carlos Olivero, Eduardo Brabble, Gustavo Carrara, Lorenzo de Vedia, Juan Isasmendi y Nicolás Angelotti. Los párrocos fueron recibidos por Fernández, junto a los referentes de La Cámpora Máximo Kirchner y Andrés «Cuervo» Larroque.
La coordinación entre todas las instituciones y organizaciones sociales y políticas recuerda a la tarea encarada en 2013, luego de la trágica inundación de la ciudad de La Plata. En ese entonces, bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, facultades, clubes, agrupaciones estudiantiles y fuerzas de seguridad combinaron fuerzas para asistir a las familias de la capital bonaerense que sufrieron las peores consecuencias, en especial en las zonas de la periferia.
Desde el gobierno evalúan la posibilidad de extender una semana más el plazo de cuarentena obligatoria para mayor control del virus, del que proyectan un pico de contagios para finales de abril. Mientras, la tarea de asistencia de organizaciones e instituciones barriales va a ser clave para aliviar el peso del aislamiento en las zonas más carenciadas. La tarea recién comienza.