Que en paz descanse, había sido el deseo. Pero, por su naturaleza, Míster América no podía ser un cadáver sosegado. Su fantasma tomó formas fugaces y oblicuas que le permitieron perpetuar el mito. “El humano ha creado un lugar horroroso -se convence Gustavo Astarita, compositor y vocalista-. Eso es lo que está en el fondo, lo que quiere destacar Míster América. Pero a la vez es un guerrero que pelea mediante la expresión. Por eso vuelve. Porque sucedieron muchísimas cosas que eran imposibles de digerir si no se las expresaba.”
Durante ese período de letargo, él y su hijo Marcial desplegaron una serie de canciones que ensayaron en trío, junto al baterista Marcelo Pontano. El encierro de padre e hijo en una comisaría de Córdoba, durante un mes por una supuesta contravención, intensificó el cariz de esas canciones vitales, de rabia y supuración, que tuvieron el destino de ser disco en el mismo momento de la despedida de Pontano, que murió a fines de 2013. Así, Míster América volvió de la muerte.
¿Cómo se gestó el regreso?
Fueron cinco años de muerte. Una muerte en un limbo, porque el relato había terminado en ese disco de paz que fue Superación. Era perfecto. Ya no podía existir la idea de resurgir de ahí. Pero uno es un vehículo de cosas que tienen que suceder. Y ahí mismo, cuando estábamos al lado de quien despedíamos, dijimos ‘vamos a hacer un disco’ y una semana después estábamos ensayando. Son 16 canciones que ocupan una hora exactamente. El disco tiene un relato que termina con un punteo de las dos guitarras a la vez, de alrededor de dos minutos, donde se va repitiendo el riff de «Yo no soy tu gurú». Y así se conectan el primer tema del primer disco de hace 20 años, con el último del nuevo disco. Es una llamada, un recuerdo.
¿Qué esperan de la presentación de Doméstico?
Que sea verdaderamente una noche para recordar, que en definitiva es lo que uno quiere: generar buenos recuerdos. Y además de eso, lo que ansiosamente espero es que la gente tenga el disco, y que lo empiece a escuchar. Que oiga esa obra, porque es una obra muy madura. La veo ahora y me conmuevo. Es como verse en un espejo. Quizás es la obra que uno hubiera querido hacer cuando empezó en todo esto.
¿Cómo percibís eso?
Cuando uno hace canciones está tratando de emular recuerdos y cosas que lo marcaron. Recuerdos de tus héroes, de la música que escuchaste. Y en una obra como esta ves que todo se parece a esos sueños que tenías. Es un disco oscuro, oscurísimo. Dictatorial. Lleno de mensajes claros; sin otra variable que lo que se está diciendo. Es algo que buscaba cuando tenía 20 años y me nutría del dark. Este renacimiento de Mister América llega para redondear ese camino. Es más Mister América que nunca. Todo empezó con una etapa rockera que se fue transformando en bossa, jazz, hasta terminar en un trance súper lento, en un disco muy profundo como Superación. En cambio Doméstico es un disco de muchísimos hits. Hits de Mister América, con algo nuevo y que para mí es lo más puro: ese componente dark que uno perseguía a los 20 años, pero de alguien que ya comprendió -y es- lo que quería ser.
Generalmente se asocia a los nacimientos con la luz, no con la oscuridad.
Sí, es cierto. Vi los nacimientos de todos mis hijos y fueron los momentos más luminosos. Pero en el renacimiento volvés al mismo lugar y con la conciencia de la vida pasada. Y eso tiene que ver con el nombre de la obra. El disco se llama Doméstico y cada tema es un símbolo de la domesticidad: el amo, el alimento, la idiotez, etcétera. Y con una visión cínica, que es lo que te permite hablar de lo peor, incluso de la muerte. El disco va describiendo la cotidianeidad y vuelve al concepto básico de Míster América, el dualismo. Lo doméstico es algo que uno domestica pero que a la vez te esclaviza. Uno forma parte de costumbres y cosas que repite, y a la vez es un perro atado con la comida adelante. Ésa es la tapa del disco, por otra parte. Para mí lo doméstico es esclavitud. Pero es seguridad.
¿Es casual que después de la experiencia del encierro se concrete un disco con las características de Doméstico?
No, para nada. Tantas cosas hay para decir… Incluso terminado el proceso de Doméstico. De hecho ya tengo el libro de la cárcel, para el que seleccioné entre cien dibujos que hice durante ese mes. Me di cuenta que la cultura es un arma poderosa. En la cárcel me la pasé dibujando. Era la única forma que tenía de sobrellevar eso. Terminaba un dibujo y empezaba otro. El libro va a tener 50 dibujos y un diario con las historias de vida de la gente que conocimos ahí.
Escuchá «Congelar», nuevo adelanto de Doméstico: