Por Ramiro García Morete
Desde lo místico, unidad; desde lo numerológico, expansión; desde lo filosófico, síntesis. Como fuere, el “tres” siempre representa movimiento y cohesión. O dicho de un modo más criollo, no hay dos sin tres. Lo cierto es que allí estaban en Plato Hondo, tratando de hacer avanzar una canción. El estudio de Luciano Caselli resultaría el mejor refugio para el aislamiento durante el 2020 y la posibilidad de seguir trabajando para esa banda que solo unos años atrás había nacido como un proyecto individual de Gastón Paganini. El notable bajista había encarando en el 2016 un viaje en el que dejaría atrás el jazz e iniciaría una búsqueda entre la canción y lo instrumental, el indie y el post rock.
El asunto es que la canción estaba ahí, entre muros -como todos- y sin terminar de salir. Precisamente, el más tristemente célebre de los muros sobrevolaba su inconsciente durante esos días. A decir verdad, gran parte del imaginario de Berlín y Alemania en sí, ya fuere la trilogía de Bowie, la Bauhaus o Kraftwerk. Por ninguna razón especial: documentales, discos… “Necesito empaparme de cierta temática para ponerme a escribir. A circunscribirme dentro de un determinado contexto”, explicará Paganini. Un universo que muchas veces se sirve de la abstracción para generar una identidad casi cosmopolita o ajena a ciertos anclajes locales, que amplía el espectro.
El músico propondría una parte “B” para esa canción, pero acabarían suprimiendo la “A”, generando una tercera opción. Precedido por dos singles anteriores y algunos remixes donde el enfoque bailable se había agudizado, Kavinsky y otras reminiscencias de synth pop y electrónica orbitarían para lograr una refinada pieza. En ella, Sofía Culleres y Ramiro Sagasti amalgaman su voz a la de Tomás Selva, quien recurre al vocoder para generar una textura retro futurista. “Drei” (tres en alemán) es el nuevo single de la banda que completan Matías Patinho y Santiago Coria: Nave.
“Estos tres singles vienen como a cerrar una especie de trilogía ya como banda, no como proyecto solista -cuenta Paganini-. Y en los cuales hay un componente electrónico cada vez más dominante. Fue in crescendo”. Detrás del título hay un concepto estético. “Busqué una palabra en otro idioma o que fuera un monosílabo que da una idea de universalidad. Veníamos de ´Bit´. Son palabras que no son castellanas pero que se re contra usan acá”. El músico hablará de ese “pequeño universo que te armás para producir”.
Algo común en Nave es la participación de vocalistas invitadxs, modalidad que remite a ciertos proyectos de música electrónica. “Massive Attack o inclusive Gorillaz están en el radar de lo que la banda escucha. Y muchas veces proponés una renovación estética mediante un o una cantante”. Y puntualiza la referencia de Damon Albarn: “Muchas veces lo pienso como una especie de Tarantino, como cuando pone a John Travolta u otra actriz por ahí olvidada. Él por ahí saca un temazo con Bobby Womack, un cantante de soul de los ’70, o con George Benson. Me parece interesante mezclar”. Y en este caso, la composición y la elección de invitadxs fueron de la mano: “Veníamos con ganas de trabajar con ambos. La letra la iba pensando en base a qué iba cantar cada unx. La letra es lo último que cierro. Me cuesta que me guste lo que escribo. Soy súper crítico”.
En relación al sonido electrónico del nuevo single, “fue una elección que dada la situación nos quedó fenómeno. Y respecto a la dirección en estos tres singles, hubo un componente cada vez mayor y que llegó un poco para quedarse. Pero no creo que a futuro esté en el mismo porcentaje. Me gusta el desvío como desafío”.
Evaluando el trayecto y la búsqueda de Nave, Paganini expresa: “Creo que hay una idea de síntesis en general. O de economía de recursos. Eso me parece lo más difícil. Con poco hacer mucho”. Y añade: “Para mí es más complicado hacer un tema con dos acordes que con veinticinco. Y un poco voy en esa dirección, obviamente con todas las sutilezas y matices a tener en cuenta”.
(Foto: Manuel Cascallar)